El trasplante de las dos manos de un chico cambió su cerebro
- netmd
- 16 de enero de 2018
- Neurología
- 0 Comments
Cada parte del cuerpo que recibe sensaciones nerviosas envía señales al lugar correspondiente del cerebro
Hace dos años, Zion Harvey fue el primer niño que se sometió a un doble trasplante de manos con éxito. Ahora se ha hecho famoso por otro hito: el modo en que su cerebro se reorganizó en respuesta a la amputación y al trasplante.
Harvey, que ahora tiene 10 años, perdió sus dos manos por una infección grave en la infancia. El cerebro se reconectó por sí mismo después de las amputaciones, pero revirtió esos cambios después de recibir sus manos trasplantadas, según sus médicos del Hospital Pediátrico de Filadelfia.
“Con los cambios observados en su cerebro, que nuestro equipo de colaboración ha estado evaluando de cerca desde su trasplante hace 2 años, Zion ahora es el primer niño que presenta una reorientación del mapeo cerebral”, afirmó el autor principal del estudio, el Dr. L. Scott Levin. Levin dirigió al equipo de 40 miembros que realizó el trasplante de manos.
Cada parte del cuerpo que recibe sensaciones nerviosas envía señales al lugar correspondiente del cerebro, explicaron los médicos de Zion en un estudio de caso recién publicado.
El primer autor del estudio, William Gaetz, dijo que “sabemos a partir de las investigaciones realizadas en los primates no humanos y de los estudios de imágenes cerebrales en pacientes adultos que, después de una amputación, el cerebro se vuelve a mapear a sí mismo cuando ya no recibe información procedente de las manos”.
El remapeo del cerebro que se produce después de la amputación de una extremidad superior se llama reorganización cortical masiva.
“Esperábamos ver una reorganización cortical masiva en nuestro paciente, y efectivamente, fuimos los primeros en observar una reorganización cortical masiva en un niño”, dijo Gaetz, investigador de radiología, en un comunicado de prensa del hospital.
“El área del cerebro que representa a las sensaciones procedentes de los labios se traslada en hasta 2 centímetros hacia el área que anteriormente representaba a las manos”, explicó.
Pero Gaetz dijo que estaban incluso más emocionados por observar lo que ocurrió luego, cuando las nuevas manos del paciente empezaron a recuperar su función.
“Para nuestro paciente, encontramos que el proceso es reversible”, añadió.
Mediante el uso de imágenes avanzadas, los investigadores midieron la actividad magnética del cerebro de Zion para detectar la localización, la fuerza y el momento de sus respuestas a los estímulos aplicados en sus labios y en sus dedos. Los investigadores realizaron estas pruebas cuatro veces el año siguiente al trasplante.
Se detectaron cambios significativos en las dos visitas posteriores que indicaban una mejor respuesta a los estímulos, una señal de que el remapeo del cerebro se estaba revirtiendo hacia un patrón más normal.
“Las señales sensoriales están llegando a la localización correcta del cerebro, pero quizá no estén todavía plenamente integradas en la red somatosensorial”, dijo Gaetz. “Esperamos que con el tiempo, estas respuestas sensoriales se vuelven más típicas para su edad”.
Zion es un niño que ha sido el primero en muchos aspectos en Penn Medicine y en todo el mundo, dijo Levin, director del programa de trasplantes de mano del hospital.
“Se trata de un tremendo hito no solo para nuestro equipo y nuestra investigación, sino para el propio Zion”, dijo Levin. “Se trata de otro marcador de este progreso sorprendente, y el avance continuo de sus nuevos miembros”.
Gaetz dijo que estos resultados han generado nuevas preguntas y emoción sobre la plasticidad cerebral, particularmente en los niños.
Algunas de las nuevas preguntas son: ¿Cuál es la mejor edad para un trasplante de mano? ¿La reorganización del cerebro se produce siempre después de una amputación? ¿Cómo es el mapeo cerebral en las personas que nacen sin manos?
“Tenemos planeado hacer una nueva investigación para estudiar algunas de estas preguntas”, dijo Gaetz.
En cuanto a Zion, ahora puede escribir, vestirse y alimentarse por sí mismo de forma más independiente que antes de la operación. Se trata de “consideraciones importantes para mejorar su calidad de vida”, señaló Levin.
El informe aparece en la edición del 6 de diciembre de la revista Annals of Clinical and Translational Neurology.
FUENTE: Children’s Hospital of Philadelphia
Autor: Robert Preidt MedlinePlus
http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=91824