El virus respiratorio sincitial, el gran desconocido detrás de la mayoría de las bronquiolitis y neumonías en bebés

El VRS es un patógeno altamente contagioso que circula entre noviembre y marzo, los meses de más baja temperatura en el hemisferio norte.

El virus respiratorio sincitial (VRS) es la principal causa de infecciones de vías respiratorias inferiores como la bronquiolitis y neumonía en niños menores de 1 año1. En España, este virus provoca el 80% de las bronquiolitis8, una infección pulmonar común en bebés y niños pequeños que causa inflamación y congestión en los bronquiolos del pulmón. La mayoría de los casos son leves y suelen solucionarse tras pocas semanas sin tratamiento, pero en otros puede agravarse la dificultad respiratoria y requerir hospitalización9,10.

La evolución de la enfermedad causada por el VRS es impredecible. Existen ciertos factores de vulnerabilidad en algunos niños, como haber nacido prematuramente o tener enfermedades crónicas, de tipo cardíaco o respiratorio, que condicionan un mayor riesgo de hospitalización o de ingreso en unidades de cuidados intensivos pediátricas (UCIP). Sin embargo, este riesgo también se extiende a todos los niños, pues en España el 98,3% de los menores de 1 año hospitalizados por VRS son lactantes nacidos a término y sanos3; de la misma manera, 3 de cada 4 ingresos en la UCIP ocurren en niños sin factores de vulnerabilidad8.

Este virus afecta a niños completamente sanos. Los menores de 6 meses son los que, sobre todo, se pueden poner muy malos y requerir hospitalización, algunas veces incluso en cuidados intensivos. Adicionalmente, los niños que tienen cuadros serios y que son ingresados tienen después un mayor riesgo de padecer episodios similares durante los primeros años de vida, así como de desarrollar asma a largo plazo” así lo explica la Dra. Cristina Calvo, jefa de sección del Servicio de Pediatría, Enfermedades Infecciosas y Tropicales del Hospital Universitario La Paz, de Madrid, y presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP).

La infección por VRS también está asociada a una mayor incidencia de otitis y rinitis alérgica, además de asma y con un uso excesivo de antibióticos7-8. Asimismo, los niños hospitalizados por esta causa es más probable que presenten sibilancias, un sonido agudo parecido a un silbido en la respiración del bebé. 

Un virus muy común que afecta durante los primeros años de vida

El VRS es altamente contagioso y se suele transmitir con más frecuencia en las guarderías y colegios, debido al contacto estrecho entre los niños. Un 33% de los contagios a bebés que aún están en casa, se producen a través de hermanos y/o primos ya escolarizados3,8,11. De hecho, la incidencia de VRS es casi el doble en niños con hermanos que en hijos únicos12.

Por ello se estima que el 90% de los niños habrán sido infectados por VRS durante los dos primeros años de vida8.

En España, las infecciones originan anualmente entre 15.000 y 20.000 visitas pediátricas de urgencia13 y de 7.000 a 14.000 hospitalizaciones14. Casi el 54% de los menores de un año15 hospitalizados por VRS habían nacido entre abril y octubre, cuando enfrentaron su primera temporada de VRS y la mayoría ingresó sin un historial previo de vulnerabilidad.

A pesar de la gran cantidad de casos que se registran cada año, el VRS todavía es un gran desconocido para la mayoría de los padres, quienes están más familiarizados con la bronquiolitis que con el virus que la provoca.

Cómo reconocer el virus y evitarlo

El VRS es un patógeno común y altamente contagioso. Se transmite a través de la tos, los estornudos y el contacto físico estrecho. Puede sobrevivir durante horas en las superficies16,17, sin embargo, hay ciertas medidas preventivas que se pueden tomar para proteger al bebé como lavarse las manos regularmente, desinfectar sus juguetes, prendas y ropa de cama con frecuencia y evitar el contacto estrecho con cualquier persona que no se encuentre bien.

Tras un periodo de incubación de 1 a 4 días, la tos seca, los estornudos, la congestión nasal y la otitis pueden ser un indicio de un posible caso de VRS. La infección puede ir más allá y manifestarse en forma de fiebre, falta de apetito, irritabilidad, dificultad para dormir o sueño prolongado18. Cuando el virus avanza hasta provocar bronquiolitis y neumonía, aumenta la dificultad respiratoria y es posible que se produzca una disminución de la presión del oxígeno en sangre, llegándose incluso a apreciar en la piel que adquiere un tono azulado19.

En la actualidad, el único tratamiento para la infección leve se limita al alivio sintomático20 y puede tratarse de forma ambulatoria, mientras que los casos más graves pueden requerir hospitalización21. Una vez hospitalizados, estos niños pueden requerir cuidados como oxígeno suplementario, líquidos intravenosos y/o requerir ventilación mecánica20,22,23.

Necesidad de estrategias de prevención

En este contexto, contar con estrategias de prevención que permitan proteger a todos los bebés frente al VRS es fundamental para evitar futuras complicaciones. Durante la última década se han realizado avances significativos en el conocimiento del virus y aunque todavía no se dispone de una herramienta efectiva para su prevención en todos los niños sanos, en la actualidad están en desarrollo diferentes estrategias de inmunización que podrían llegar a proteger a la población infantil en un futuro cercano.

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