¿Es la angiotomografía computarizada la mejor prueba inicial para el dolor torácico?
- netmd
- 27 de octubre de 2017
- Cardiología
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Profundizando en el hallazgo de infarto de miocardio
El metanálisis incluyó 13 estudios clínicos aleatorizados, que asignaron a 10.315 pacientes para someterse a una angiotomografía computarizada coronaria y a 9.777 a una estrategia de pruebas de esfuerzo para evaluación funcional que incluía imágenes de perfusión miocárdica, ejercicio en cinta ergométrica o pruebas de electrocardiografía en bicicleta, ecocardiografía de esfuerzo, y un grupo sin pruebas como control.
La calidad global de la evidencia fue moderada, ya que se juzgó que 45 de 98 dominios (46%) tenían riesgo de sesgo elevado o cuestionable.
Tras una media de seguimiento de solo 18 meses, los resultados demostraron que la angiotomografía computarizada y las pruebas funcionales de esfuerzo tuvieron tasas similares de mortalidad (1,0% frente a 1,1%) y hospitalizaciones cardiacas (ambas 2,7%).
Sin embargo, el uso de angiotomografía computarizada coronaria redujo significativamente el riesgo de infarto de miocardio en general (0,7% frente a 1,1%; risk ratio [RR]: 0,71; IC 95%: 0,53 – 0,96) y para los pacientes con dolor torácico estable (RR: 0,68; IC 95%: 0,49 – 0,95), pero no para aquellos con dolor torácico agudo (RR: 0,84; IC 95%, 0,44 – 1,61).
El Dr. Foy dijo que la reducción general del infarto de miocardio es muy pequeña en una escala absoluta y se debió al estudio SCOT-HEART, en el cual a 85% de los pacientes del grupo que se sometió a angiotomografía computarizada se les efectuaron pruebas de esfuerzo para evaluación funcional. Después que se retiró el estudio del análisis de sensibilidad, el riesgo estimado se incrementó 17% y ya no fue estadísticamente significativo (RR: 0,88; IC 95%: 0,70 – 1,21).
También minó la robustez de la reducción del infarto de miocardio el hallazgo interesante de que, en el subgrupo con dolor torácico estable (correspondiente al estudio SCOT-HEART), en realidad hubo un indicio que casi alcanzó la significancia estadística de un aumento de las hospitalizaciones por problemas cardiacos en el grupo con angiotomografía computarizada, pese a la reducción de los infartos de miocardio en este subgrupo.
Asimismo, “aun cuando tomáramos la reducción de infarto del miocardio en su valor nominativo, es un número necesario para probar de 250 para reducir un infarto de miocardio, mientras que es solamente un número necesario para la prueba en el rango de 30 a 40 para dar por resultado un procedimiento invasivo excesivo. Así que no creemos que esto sea un intercambio equitativo desde el punto de vista personal o de salud pública”, dijo Foy.
La angiografía coronaria invasiva subsiguiente fue significativamente más alta con la estrategia de angiotomografía computarizada en general (RR: 1,33; IC 95%: 1,12 – 1,59) que las revascularizaciones (RR: 1,86; IC 95%: 1,43 – 2,43).
“Planteamos la hipótesis de que por lo menos algunos de estos procedimientos adicionales se asocian con el hallazgo de enfermedad coronaria incidental que no está ocasionando isquemia sintomática y no se habría detectado únicamente con pruebas de esfuerzo. Los resultados de SCOT-HEART respaldan esta afirmación”, señalan los investigadores.