Esclerosis múltiple de alta actividad: ¿se puede iniciar precozmente el tratamiento con drogas de alta eficacia?

Resumen

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica del sistema nervioso central (SNC) que desarrolla cuadros clínicos muy variados, puede progresar con brotes, dejar secuelas entre ellos, y tener un lento curso discapacitante. Sin embargo, en algunas personas los brotes tienen compromiso múltiple del SNC, rápido deterioro de la discapacidad, y otros factores de riesgo de mal pronóstico de la enfermedad. Aunque no hay consenso sobre su definición, estas características indican que estamos ante una EM de alta actividad. Poder identificar la EM de alta actividad de forma precoz nos permite individualizar su tratamiento y usar drogas de alta eficacia. Nosotros describimos la dificultad para conciliar una definición apropiada de EM de alta actividad y la necesidad de usar de forma precoz drogas de alta eficacia en aquellas EM de alta actividad que se presentan desde el inicio de la enfermedad.

INTRODUCCIÓN

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica autoinmune que afecta cualquier región del sistema nervioso central (SNC), por lo que el compromiso clínico es variado, pudiendo presentarse con déficit motor, sensitivo, sensorial, autonómico, cognitivo, entre otros. Afecta con frecuencia a población joven en plena actividad productiva (20-40 años), generando principalmente discapacidad. En varios países de Europa y Norteamérica, la prevalencia es mayor a 100 casos por 100.000 habitantes, pero para países sudamericanos se encuentra entre 10 a 20 casos por 100.000 habitantes [1,2]. Sin embargo, con el mayor acceso a la resonancia magnética (RM), cada vez son más los casos diagnosticados, cuyas características clínicas en Perú son similares a las descritas en la literatura mundial [3]. Actualmente la EM puede ser diagnosticada de forma precoz, incluso puede sospecharse en eventos clínicos aislados. Estos escenarios han permitido diseñar estudios para demostrar que el uso precoz de “terapias modificadoras de la enfermedad” tienen un mejor resultado en el control de los brotes y progresión de la discapacidad; siendo esta ahora una recomendación común [4]. Las terapias en EM se dividen en drogas de primera línea, que incluye los interferones o el acetato de glatiramer, entre otros; y para pacientes con presentaciones agresivas o que presentan fracaso al tratamiento, se puede emplear terapias de segunda línea o alta eficacia (Tabla 1) [5,6]. En los establecimientos públicos del Perú y en otros países vecinos no se dispone de drogas de alta eficacia o su acceso requiere primero, el uso de terapias de primera línea por 6 a 12 meses y demostrar que francamente se ha fracasado con las drogas de primera línea. Ello debido a que el uso de drogas de alta eficacia se suele indicar solo cuando hay falla terapéutica y no cuando se está en formas clínicas con alta actividad o agresividad desde el inicio de la enfermedad. Nosotros presentamos una revisión de los conceptos de “alta actividad” en EM, discutiendo sobre la falta de consenso, pero resaltando la necesidad iniciar precozmente su tratamiento con drogas de alta eficacia.

Charles Huamaní1ab, Edgard Rojas1c, José Inca1c

1 Servicio de Neurología, Hospital Nacional Guillermo Almenara. Lima, Perú.

a Médico epidemiólogo

b Residente de neurología

c Médico neurólogo

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