Evidencia de la asociación entre cáncer colorrectal y la ingesta de carnes procesadas
RESUMEN
En 2012 el cáncer colorrectal (CCR) fue el más frecuente tanto en hombres como para mujeres, ocupando el segundo lugar para las mujeres y el tercero para los hombres. Varios mecanismos han sido propuestos para establecer asociaciones entre el consumo de carne roja y procesada y el riesgo de desarrollar CCR. Objetivo: Resumir y evaluar la evidencia disponible sobre la asociación entre el consumo de carne roja y procesada, con el riesgo de desarrollar CCR. Método: Se llevó a cabo una revisión sistemática, realizando una búsqueda en las bases de datos de Pubmed y Scopus, e identificando los artículos relevantes desde 2010 hasta 2015.
Resultados: Se incluyeron 19 artículos que respondieron a nuestro objetivo, de los cuales, sólo 8 de mostraron haber encontrado una asociación positiva entre el consumo de carne roja y procesada con el CCR, pero cada uno lo relacionó con un sitio anatómico diferente. Los métodos de cocción y el grado y tiempo de cocinado, concluyeron con resultados contrapuestos, no pudiendo establecerse ninguna asociación clara, solo hubo asociación positiva para la conservación de la carne en escabeche y una asociación negativa para el cocinado al horno.
La asociación para los compuestos mutágenos, aminas heterocíclicas (AHCs) y sus biomarcadores, hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs) y los compuestos N-nitrosos (CONs) sí parecieron contribuir a un mayor riesgo de CCR. Los subtipos de carne roja y procesada fueron clasificados por cada estudio de forma diferente. Factores de confusión como consumo de fibra dietética, frutas y verduras, alcohol, tabaco o patrón de actividad física influyeron en los resultados. Conclusiones: No se dispone de suficiente evidencia científica para apoyar una clara e inequívoca asociación positiva entre el consumo de carne roja y procesada con el riesgo de desarrollar CCR
ABREVIATURAS
CCR: cáncer colorrectal. AHCs: aminas heterocíclicas. HAPS: hidrocarburos aromáticos policíclicos. CONs: compuestos N-nitrosos. CC: cáncer de colon. CR: cáncer rectal. MeIQx: compuesto 2-amino-3,8-dimetil-imidazo [4,5-f]quinoxalina. DiMeIQx: compuesto 2-amino-3, 4,8-trimetil-imidazo [4,5- f]quinoxalina. PhIP 2-amino-1metil-6-fenil-imidazo [4,5-b] piridina. BaP: compuesto benzo[a]pireno. IARC: Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (International Agency for Research on Cancer). OMS: Organización Mundial de la Salud (World Health Organization). WCRF/AICR: Fondo Mundial de Investigación del Cáncer / Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (World Cancer Research Fund International/ American Institute for Cancer Research). FESNAD: Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética. AECOSAN: Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición. JCR: Journal CitaTion ReportS.
INTRODUCCIÓN
En el desarrollo del cáncer colorrectal (CCR) los hábitos dietéticos son los más influyentes, habiéndose asociado un mayor riesgo de dicho desarrollo, elevada ingesta de carnes rojas y procesadas, alcohol, y a bajo consumo de fibra, frutas y vegetales1. Para explicar los mecanismos por los cuales las carnes rojas y procesadas aumentan el riesgo de CCR, numerosos estudios se han llevado a cabo, resultando que cocinar la carne a altas temperaturas y durante tiempo prolongado, produce compuestos mutágenos cancerígenos como son las AHCs (aminas heterocíclicas)2, o los HAPs (hidrocarburos aromáticos policíclicos). Las AHCs son medidas a partir de biomarcadores: MeIQx (2-amino-3,8-dimetil-imidazo[4,5-f]quinoxalina), 4,8-DiMeIQx (2-amino-3,4,8-trimetil-imidazo[4,5-f]quinoxalina), 7,8-DiMeIQx (2-amino-3,7,8-trimetil-imidazo[4,5-f]quinoxalina), PhIP (2-amino-1methil-6-phenil-imidazo[4,5-b]piridina), mientras que los niveles de HAPs son evaluados a partir del biomarcador BaP (benzo[a]pireno). Por otro lado se encuentran los compuestos CON (compuestos N-nitrosos), formados por transformación de los nitritos y nitratos de sodio añadidos para la conservación y curado de la carne, que además pueden ser formados endógenamente a partir de la ingesta del hierro hemo contenido en la carne.
Estas asociaciones de riesgo y los mecanismos propuestos para su explicación, han adquirido mayor interés desde que el pasado año, la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer), organismo especializado en cáncer de la OMS (Organización Mundial de la Salud), clasificó la carne procesada en el grupo 1 y la carne roja en el grupo 2A, reconociendo así que la segunda asociación no estaba libre de sesgos. Otros organismos como WCRF/AICR (Fondo Mundial de Investigación del Cáncer / Instituto Americano para la Investigación del Cáncer), también han publicado informes donde dicen haber hallado suficiente evidencia entre la relación de carnes rojas y procesadas con la etiología del CCR8.
Atendiendo a datos epidemiológicos, según el informe GLOBOCAN publicado por la IARC, en 2012 el CCR fue el más frecuente tanto para hombres como para mujeres, ocupando el segundo lugar en mujeres (9.2%) y el tercero en hombres (10.0%)9. Reparando en patrones dietéticos, según el estudio ANIBES, la población española (9-75 años) utiliza la carne y productos cárnicos como la segunda fuente para la obtención de energía diaria (15.2%), tras los cereales y granos, siendo el grupo de adolescentes (13-17 años) el que más consume (16.2%).
Por otra parte, la FESNAD (Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética), lanzó otro comunicado de prensa, llamando a la tranquilidad y recomendando las pautas de consumo dietéticas propuestas por AECOSAN (Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición) y recordando el valor nutricional de las carnes rojas.
Objetivos
El objetivo general del estudio es resumir y evaluar la evidencia disponible sobre la asociación entre el consumo de carne roja y carne procesada, con el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Y como objetivos específicos, identificar mecanismos propuestos para dicha asociación y los tipos de carnes incluidas en los estudios.
MATERIAL Y MÉTODO
Durante noviembre de 2015 se realizó una búsqueda de artículos originales en las bases de datos de Pubmed y Scopus. Los términos Mesh utilizados en la búsqueda fueron “meat” (AND) “colorectal neoplasm”. Se incluyeron todos las investigaciones originales publicadas desde 2010 hasta 2015, realizadas en humanos, y escritas en inglés, francés y español, que midieron la asociación entre el consumo de carne roja y/o procesada con el CCR, sin restricción de edad, sexo, raza o población de estudio. Se excluyeron todos los artículos que no respondieran a nuestro objetivo de estudio. Por otro lado, se estudió el nivel de evidencia y grado de recomendación de cada trabajo siguiendo la clasificación propuesta por Sackett. Para conocer el impacto de cada publicación, se utilizó la web del Journal Citation Reports (JCR), donde se consultaron los índices de impacto de las revistas donde fueron publicados (en el año de publicación). También se consultó Web of Science para conocer el número de referencias recibidas de cada artículo seleccionado. Los datos recogidos se muestran en la tabla 1.
RESULTADOS
Un total de 19 artículos, de los 308 iniciales, fueron incluidos en nuestra revisión. Compuestos mutágenos derivados de la carne Tres estudios reportaron asociación entre el CCR y los compuestos de AHCs, y otro mostró asociación positiva para desarrollo de pólipos. Por el contrario, un estudio no encontró dicha asociación, aunque no descartó la posibilidad de una asociación con efecto modesto.
Los biomarcadores MelQx y el DiMeIQx se asociaron positivamente con el CCR. Por su parte el biomarcador PhIP, sólo ha sido medido en dos de los estudios revisados, asociándose positivamente con el cáncer rectal (CR)y con el adenoma rectal 20. Los compuestos mutágenos HAPs, también se relacionaron positivamente con la etiología del CCR. Sin embargo, el biomarcador BaP, se asoció negativamente con el riesgo de CCR, pero positivamente para el adenoma rectal. Los compuestos CON, se asociaron positivamente para cáncer de colon (CC) proximal 15. Formas y grado de cocción Medir la asociación entre las diferentes formas de cocinar la carne y su grado de cocción con el riesgo de padecer CCR, fue el objetivo principal de tres estudios, y el secundario de otro número similar.
No se han hallado trabajos que asociaran directamente la forma de cocinado con el riesgo de CCR. En cuanto al grado de cocinado de la carne, se estableció asociación positiva entre carnes muy bien hechas y cocinadas a altas temperaturas durante mucho tiempo, con el aumento de riesgo de CCR, de adenomas rectales, y de pólipos colorrectales. Subtipos de carne roja y procesada Una investigación que entre sus objetivos tenía medir la asociación entre carne roja y procesada y los subtipos de carne, con el riesgo de CCR, afirmó que el riesgo dependía del origen de los animales y del tipo de cáncer, destacando el consumo de cordero para el riesgo de CC, y el consumo de cerdo para el de CR.
En otro estudio, el consumo de mortadela, el salami, los perritos calientes, el jamón y la carne salada fueron asociados al riesgo de desarrollar diferentes tipos de cáncer, entre ellos el CCR. Otros factores a tener en cuenta Parece evidente que la asociación entre el consumo de carne roja y procesada con el riesgo de CCR, es multicausal, en la que influyen otras variables y factores de confusión. El hábito de consumir una baja cantidad de fruta y verduras fue una característica común en los casos de CCR. En cuanto a la fibra, varios estudios coincidieron en que los controles consumían mayor cantidad que las personas con CCR, y que a mayor consumo de carne roja y procesada, menor consumo de fibra alimentaria. Los estudios que tuvieron en cuenta la cantidad de energía total ingerida, la asociaron de forma positiva a un mayor consumo de carne, presentando los casos una mayor ingesta calórica. En consonancia con los resultados anteriores, las personas con un mayor consumo de carne, mostraban sobrepeso u obesidad, o un mayor IMC que los que lo hacían en menor cantidad. Igualmente las personas con CCR presentaron más sobrepeso o un mayor IMC que las personas sanas.
CONCLUSIÓN
Las evidencias disponibles hasta el momento son insuficientes para apoyar una clara e inequívoca asociación positiva entre el consumo de carne roja y procesada con el riesgo de desarrollar CCR. Los resultados de los artículos incluidos en nuestra revisión muestran resultados contrapuestos y dispares, además muchos no son estadísticamente significativos. Futuras líneas de investigación deberían centrarse en consensuar qué se entiende por carne procesada y qué tipos de alimentos se incluyen en cada categoría.
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