Expertos recuerdan que no existen niños ‘torpes o vagos’, sino menores con dificultades en su desarrollo
05/09/2023
Profesionales de Irenea, el Instituto de Rehabilitación Neurológica del Hospital Vithas Valencia Consuelo, destacan que, con frecuencia, los síntomas de algunos trastornos del neurodesarrollo son malinterpretados o ignorados, lo que puede generar un estigma social y una percepción errónea de los afectados
Consideran que es crucial, por las características individualizadas de los déficits en el desarrollo en cada niño, realizar evaluaciones precisas y planes de intervención personalizados que les ayuden a alcanzar su máximo potencial
Con motivo del inicio del curso escolar, expertos en neurorrehabilitación pediátrica del Hospital Vithas Valencia Consuelo han querido hacer hincapié en la importancia de evitar calificar a los niños como “torpes” o “vagos”, ya que podrían estar enfrentando desafíos más significativos en su desarrollo, como un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), del lenguaje u otros trastornos del neurodesarrollo.
En la actualidad, entre el 5% y el 10% de la población mundial sufre de dislexia1, una cifra que coincide en el caso de personas con TDAH2; y 1 de cada 100 niños nacidos en Europa presenta un trastorno del espectro autista3. Unos elevados porcentajes por los que, desde el Hospital Vithas Valencia Consuelo, recalcan la importancia de conocer el grado de afectación de los trastornos del aprendizaje y el desarrollo en el fracaso escolar o en la torpeza motora de niños y adolescentes, ya que este puede variar según el diagnóstico, su gravedad y la detección temprana y adecuada del mismo.
De esta manera, la Dra. Carolina Colomer, directora clínica de Irenea, Instituto de Rehabilitación Neurológica de Vithas, explica que “con frecuencia, los síntomas de algunas afecciones que se inician durante el período del desarrollo son malinterpretadas o ignoradas, lo que puede generar un estigma social y una percepción errónea de los afectados”.
En el caso del TDAH, que se caracteriza por la dificultad para mantener la atención, la impulsividad y la hiperactividad, en distintos grados, la doctora Colomer destaca que puede afectar el desempeño académico, las relaciones sociales y el desarrollo emocional del niño. Además, describe otras características no tan conocidas de esta condición neuropsiquiátrica, “como dificultades en el equilibrio y las destrezas motoras o reacciones posturales más lentas, que también pueden afectar su capacidad para realizar actividades cotidianas y escolares, generando frustración y baja autoestima”.
En el caso de trastornos del lenguaje, según la especialista de Vithas, “los menores que los sufren pueden tener problemas para procesar y comprender el lenguaje hablado, para expresarse verbalmente o procesar y/o distinguir los sonidos del habla, entre otros. Unas dificultades que podrían afectar directamente en su participación en clase y en su interacción social con sus compañeros, además de mermar su autoestima”.
Asimismo, en niños con trastorno del espectro autista, en su grado más leve, también se observan características que pueden impactar directamente sobre su rendimiento escolar y destreza motora -según explica la experta- como “dificultades en la comunicación social y la reciprocidad emocional, lo que se traduce en desafíos para comprender expresiones faciales, el lenguaje no verbal y las normas sociales implícitas”.
Además, es común que presenten “intereses restringidos y se enfoquen intensamente en ciertos temas u objetos, lo que influye en su participación en actividades educativas y sociales. Desde el punto de vista motor, pueden experimentar dificultades en la coordinación motora fina y gruesa, lo que afecta en su habilidad para manipular objetos y realizar tareas que requieran cierta precisión”.
Los especialistas de Irenea, centro diagnóstico de valoración clínica de TEA, consideran esencial reconocer y abordar todas y cada una de estas características para no estigmatizarles. Para ello, concluye la profesional del Hospital Vithas Valencia Consuelo, “como cada niño es único y sus déficits pueden manifestarse de forma particular, es crucial identificar y abordar estos trastornos de manera temprana y adecuada, a través de evaluaciones precisas y planes de intervención personalizados que les ayuden a alcanzar su máximo potencial, para mejorar su calidad de vida y bienestar en general”.