Función de las hormonas sexuales en la homeostasis del hueso y su papel en el desarrollo de la osteoporosis masculina: Una revisión narrativa.

Resumen

El hueso es un tejido dinámico, que se encuentra en constante adaptación durante la vida de los vertebrados con el fin de alcanzar tamaño, forma, preservar la integridad estructural del esqueleto y regular la homeostasis mineral. Su desarrollo durante la infancia es determinante para alcanzar la estatura, así como la resistencia a fracturas en edad avanzada. Las hormonas sexuales juegan un papel importante en el remodelado óseo, tanto en hombres como en mujeres y las alteraciones en los perfiles hormonales pueden conducir al desarrollo de enfermedades asociadas con el metabolismo del hueso. En mujeres, la deficiencia de estrógenos durante la menopausia es una de las principales causas de osteoporosis, mientras que en hombres los andrógenos pueden influir en la salud ósea al unirse directamente a los receptores de andrógenos o indirectamente a receptores de estrógenos. En esta revisión se explora el papel y los efectos de las hormonas sexuales sobre el metabolismo óseo, las vías de señalización implicadas y los efectos que pueden conducir al desarrollo de enfermedades como la osteoporosis.

INTRODUCCIÓN

La osteoporosis (OP) es una de las enfermedades metabólicas más frecuentes en el mundo. Se caracteriza por la pérdida de masa ósea y deterioro de la microarquitectura del hueso, predisponiendo a los pacientes a sufrir fracturas por fragilidad (1). Esta enfermedad es considerada como una condición subclínica hasta que se complica con una fractura, lo que supone una carga médica y personal, además de que también implica un alto costo socioeconómico y recursos necesarios para la atención de individuos que la padecen (2,3). La OP se considera como una enfermedad que afecta típicamente a mujeres posmenopáusicas. Sin embargo, en los últimos años se ha observado que un tercio de fracturas de fémur ocurren en hombres y la incidencia de fracturas vertebrales puede superar más de la mitad de la descritas en mujeres (4,5). Actualmente se estima que 75 millones de personas en Europa, Estados Unidos y Japón son afectados por OP, siendo la causa de hasta 8,9 millones de fracturas por fragilidad ósea. En México, en 2010, de acuerdo con el censo de población y vivienda, se reportó que la población total fue 112 millones de habitantes de los cuales el 17 % correspondía a la población de adultos mayores de 50 años. Dentro de esta población el 17 % de las mujeres y el 9 % de los hombres mexicanos presentaron OP en columna lumbar, mientras que el 16 % de mujeres y el 6 % de hombres mexicanos presentaron OP en cadera, respectivamente (5,6). Actualmente, de acuerdo con datos del censo de población y vivienda 2020 la población mexicana se compone de 126 millones de habitantes que se encuentran enfrentando una transición epidemiológica con un incremento en la esperanza de vida, donde la población mayor de 50 años corresponde al 17,46 % y de esta población se estima que 10 millones de individuos viven con OP, lo que implica que una de cada tres mujeres por uno de cada cinco hombres presentará este padecimiento (7,8). De acuerdo con estas estadísticas, la OP en hombres se considera como una creciente preocupación de salud pública lo que ha promovido el desarrollo de guías clínicas para el cuidado de esta enfermedad que ahora abordan la evaluación y el tratamiento en pacientes masculinos. Sin embargo, a pesar del desarrollo de estas guías, la OP masculina sigue considerándose como una afección subdiagnosticada y subtratada (9). Aunque el cuadro clínico entre hombres y mujeres es similar, existen algunas características particulares en la OP masculina, por ejemplo: en la mayoría de los casos el tipo de OP es “secundaria”, es decir que se origina por consecuencia de otras enfermedades, uso de fármacos o cambios en el estilo de vida, los criterios de densitometría para el diagnóstico no están bien validados, existe carencia de estudios que analicen el efecto de diferentes tratamientos en la prevención de los pacientes, no existen antecedentes de traumatismos o sobre el origen de las fracturas y, en el caso de los hombres, estos son menos propensos a caídas, además de que la esperanza de vida es más corta, lo que hace que las acciones terapéuticas empleadas en hombres sean diferentes a las empleadas en mujeres (10). Por lo tanto, el objetivo de este trabajo es realizar una revisión narrativa sobre el papel de las hormonas sexuales, su influencia sobre la densidad mineral ósea y su papel en el desarrollo de la OP masculina.

Perla Marisol Cantellano-Sánchez1 , Alejandra Isabel Ortega-Meléndez2 , Rafael Velázquez-Cruz3 , Rogelio Frank Jiménez-Ortega1

1 Departamento de Ciencias de la Acupuntura. Universidad Estatal del Valle de Ecatepec. México.

2 Unidad de Ciencias de la Salud. Universidad ETAC Campus Coacalco. México.

3 Laboratorio de Genómica del Metabolismo Óseo. Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN). México

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