Generalidades e intervenciones en la cetoacidosis diabética

 

Diagnóstico:

 

Es importante, como ya se ha citado, que la enfermedad se detecta a tiempo para evitar daños en órganos importantes. Así, es necesario realizar diferentes pruebas para su detección.

En primer lugar se debe realizar un hemograma completo, gasometría arterial, análisis de orina, y cultivos de sangre y orina. En caso de enfermedad se detectarían los siguientes valores:

  • Glucemia mayor de 300 mg/dl.
  • Acidosis metabólica por disminución del bicarbonato (CO3H), con disminución del COcomo mecanismo compensador.
  • Aumento del anión GAP.
  • Pérdida de sodio y plasma, aunque, por la pérdida de agua su concentración plasmática suele ser normal.
  • Potasio disminuido: Por pérdidas renales, vómitos, etc.
  • Cuerpos cetósicos en orina (cetonuria).
  • Si existe presencia de BUN (nitrógeno ureico) y creatinina en orina, significa deshidratación severa.

También puede ser necesario realizar un electro cardiograma ya que, las alteraciones electrolíticas podrían también ser debidas a cardiopatía isquémica, por lo que hay que descartar esa opción.

Además, puede ser preciso realizar una Rx de tórax para descartar una posible infección.

Por otro lado, para un control rutinario por parte del enfermo, en la actualidad, existen glucómetros que, además de medicar la glucemia, miden los cuerpos cetónicos, de forma rápida y eficaz.

Tratamiento:

El tratamiento para la cetoacidosis debe instaurarse de inmediato para evitar graves complicaciones. Como objetivos del mismo encontramos:

  • Restablecer el equilibrio hídrico, electrolítico y acidobásico.
  • Corregir anomalías metabólicas.
  • Tratar la causa o el proceso patológico subyacente.
  • Prevenir complicaciones.
  • Informar sobre el proceso, pronóstico, autocuidados y necesidades de tratamiento.

HIDRATACIÓN:

Es muy importante iniciar cuanto antes la rehidratación del paciente, y que ésta se haga de forma adecuada, ya que de ella depende que la administración de insulina sea eficaz.

Se realiza a través de vía parenteral mediante soluciones salinas al 0.9% hasta que se normalice la presión arterial. No obstante, en pacientes con una severa deshidratación, se administra suero fisiológico al 0.45% en primer lugar para restituir el volumen intravascular. La velocidad varía según las condiciones en las que se encuentre el enfermo. Suele comenzarse con 500ml cada 30 minutos durante dos horas y entre 300 y 500 ml/h durante las siguientes doce horas. La continuación dependerá del estado del paciente.

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