Guía de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento de la histoplasmosis en personas adultas que viven con el VIH – versión corta

Guía de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento de la histoplasmosis en personas adultas que viven con el VIH – versión corta

Resumen

La histoplasmosis es la infección fúngica ocasionada, en humanos, por el hongo dimórfico Histoplasma spp. que afecta con mayor frecuencia a personas con compromiso del sistema inmune. En las personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y se encuentran en un estadio avanzado de la enfermedad, la histoplasmosis es una infección oportunista de gran importancia, debido a su frecuencia de presentación, y consecuente impacto en morbilidad, mortalidad y altos costos. La problemática global de resistencia a los antimicrobianos, a la que contribuye el uso inapropiado o indiscriminado de antifúngicos, ha puesto en la mira a Histoplasma spp., por lo que resulta de importancia generar directrices que permitan orientar el uso adecuado de antifúngicos en el manejo de la histoplasmosis, con el objetivo de obtener mejores desenlaces clínicos y propender por un uso racional de antifúngicos. La presente guía contiene recomendaciones para el diagnóstico y tratamiento de la histoplasmosis en personas adultas que viven con el VIH, basadas en la evidencia, realizadas mediante el proceso de adaptación de guías de práctica clínica internacionales para el contexto colombiano.

Introducción

La histoplasmosis es la infección fúngica, ocasionada por el hongo dimórfico Histoplasma spp.,  en  humanos  principalmente, por especies del género Histoplasma1,2. Infección que se adquiere por la inhalación de propágulos infectantes que se  encuentran  en  el  ambiente,  especialmente  en  entornos  contaminados con guano de murciélago o excretas de aves, los cuales se depositan en los alvéolos pulmonares, donde se transforman en levaduras, se multiplican y pueden establecer una enfermedad granulomatosa1,3. En general, la infección es autolimitada  por  el  sistema  inmunológico  del  hospedero,  mediante  las  cascadas  de  señalización  intracelular  que  son  originadas por los macrófagos alveolares, las células dendríticas y los neutrófilos, con un rol fundamental de los linfocitos T CD4+, específicamente por la subpoblación de linfocitos T colaboradores tipo 1 (Th1)1,4. Cuando esta respuesta no es efectiva y la levadura logra evadir la inmunidad del hospedero, Histoplasma spp. puede generar diversas manifestaciones clínicas, que de acuerdo con su presentación permite clasificar  la  infección  fúngica  en  histoplasmosis  pulmonar aguda,  histoplasmosis  pulmonar  crónica,  e  histoplasmosis  progresiva diseminada, observándose esta última forma de presentación con mayor frecuencia en pacientes con importante compromiso del sistema inmunológico1,5. Debido a la caída significativa en el número de linfocitos T CD4 y el compromiso de la función de los macrófagos infectados que produce la infección por el virus de la inmunodeficiencia  humana  (VIH)6,  en  las  personas  que  viven  con  el  VIH,  la  histoplasmosis  se  ha  convertido  en  una  infección  oportunista  de  gran  importancia  a  nivel  mundial7.  Estudios  realizados  en diferentes países de América Latina han permitido estimar la  incidencia  anual  de  histoplasmosis  en  personas  que  viven  con el VIH, en 1.48 casos por 100 personas8. El costo total de la hospitalización en personas con el VIH con diagnóstico de histoplasmosis  en  América  Latina  y  el  Caribe  se  ha  estimado  en  $1.921  dólares  estadounidenses  para  el  año  2022,  suponiendo  una  estancia  hospitalaria  de  21  días,  tratamiento  con  anfotericina B durante 14 días, e incluyendo las pruebas de laboratorio necesarias para el monitoreo durante la administración de anfotericina B y los suministros hospitalarios (i.e., líquidos  intravenosos,  suplementos  de  potasio  y  magnesio,  una radiografía de tórax y personal de salud)9. Tasas de mortalidad de 30.2%, 37%, 41%, y hasta 43.6% han sido reportadas en estudios realizados en personas que viven con el VIH con diagnóstico de histoplasmosis en Brasil, Estados Unidos, Guayana Francesa y Guatemala, respectivamente10-13.En  Colombia,  de  acuerdo  con  los  datos  presentados  en  el  último informe sobre la situación del VIH en Colombia publicado por la Cuenta de Alto Costo (CAC), entre el primero de febrero de 2021 y el 31 de enero de 2022 se diagnosticaron 12.919 nuevos casos de VIH en el país, con una prevalencia de 141.787 personas infectadas, con el 53.75% de estos casos prevalentes en estadio de SIDA14.  Hoyos  Pulgarín  y  colaboradores, en el estudio transversal retrospectivo realizado en dos instituciones prestadoras de servicios de salud en Pereira, Colombia con datos de los años 2014 a 2019, reportaron 29%  de  prevalencia  de  histoplasmosis  en  personas  adultas  que viven con el VIH y que estaban hospitalizadas15.Dado el uso de agentes antifúngicos como parte del tratamiento  de  la  histoplasmosis,  su  adecuado  diagnóstico  y  tratamiento  también  tiene  un  impacto  en  el  desarrollo  de  resistencia a los antifúngicos, situación que se reporta cada vez  con  mayor  frecuencia  a  nivel  mundial16. Reflejo de esta problemática, es que en 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó a Histoplasma spp. en el grupo de patógenos fúngicos de alta prioridad para guiar la investigación, el desarrollo y las acciones de salud pública17.Por  lo  anterior  resulta  necesario  generar  recomendaciones  que  permitan  orientar  el  diagnóstico  y  tratamiento  de  este  grupo  de  pacientes  en  la  práctica  clínica  diaria,  con  el  objetivo de brindar una atención en salud de calidad, obtener mejores desenlaces clínicos y propender por un uso pruden-te de antifúngicos

Jorge Alberto Cortés1, Martha Carolina Valderrama-Rios2, Angela María Tobón3, Beatriz L. Gómez4, Diego Caceres5, Laura Cristina Nocua-Báez6, Diego Andrés Arévalo-Barreto7, Cándida Diaz-Brochero8, Indira Berrio9, Andrés Felipe Arias10, María Paulina Posada-Vergara11, Jairo Enrique Pérez12, Ángel González13, Karen Melissa Ordóñez14, Edgar Sánchez15, Carlos Arturo Álvarez-Moreno1

1   Departamento  de  Medicina  Interna,  Facultad  de  Medicina,  Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia.Unidad de Infectología, Hospi-tal Universitario Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia.

2    Departamento  de  Medicina  Interna,  Facultad  de  Medicina,  Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia.Unidad de Infectología, Hospi-tal Universitario Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia.

3   Instituto Colombiano de Medicina Tropical, Universidad CES, Medellín, Co-lombia.

4    Grupo  de  Estudios  en  Microbiología  Translacional  y  Enfermedades  Emer-gentes (MICROS), Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia.

5    Grupo  de  Estudios  en  Microbiología  Translacional  y  Enfermedades  Emer-gentes (MICROS), Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud, Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia. Center of Expertise in Mycology Radbou-dumc/CWZ, Nijmegen, The Netherlands. IMMY. Norman, OK, United States of America.

6   Departamento de Medicina Interna, Facultad de Medicina, Universidad Na-cional de Colombia, Bogotá, Colombia.

7   Departamento de Medicina Interna, Facultad de Medicina, Universidad Na-cional de Colombia, Bogotá, Colombia.

8   Departamento de Medicina Interna, Pontificia Universidad Javeriana, Hos-pital Universitario San Ignacio, Bogotá, Colombia.

9     Servicio  de  infectología,  Hospital  General  de  Medellín  Luz  Castro  de  Gu-tiérrez  E.S.E.,  Medellín,  Colombia.  Asociación  Colombiana  de  Infectología,  Comité Micosis.

10    Asociación  Colombiana  de  Infectología,  Comité  Micosis.  Departamento de  Infectología,  Hospital  Universitario  Erasmo  Meoz,  Cúcuta,  Colombia.

11    Servicio  de  infectología,  Programa  Especial  VIH,  Hospital  La  María  E.S.E.,  Medellín,  Colombia.  Asociación  Colombiana  de  Infectología,  Comité  VIH

12    Servicio de infectología, Fundación Cardioinfantil, Bogotá, Colombia. Asociación  Colombiana  de  Infectología,  Comité  Micobacterias. 

13    Grupo de Investigación en Microbiología Básica y Aplicada (MICROBA), Escuela  de  Microbiología,  Universidad  de  Antioquia,  Medellín,  Colombia

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

https://www.revistainfectio.org/P_OJS/index.php/infectio/article/view/1178/1318