Guía de recomendaciones para el diagnóstico clínico, bioquímico y por imágenes de la acromegalia. Federación Argentina de Sociedades de Endocrinología (FASEN) – 2017
- netmd
- 7 de junio de 2019
- Endocrinología y Diabetes
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RESUMEN
Objetivo
El objetivo de esta guía es formular pautas para el diagnóstico de acromegalia adecuadas a los parámetros internacionales y a los recursos disponibles en Argentina. Participantes: El grupo de trabajo propuesto por la Federación Argentina de Sociedades de Endocrinología (FASEN) incluyó un equipo multidisciplinario compuesto por 5 médicos endocrinólogos (4 especialistas y una profesional joven), un neurocirujano y una bioquímica, expertos en el tema.
Evidencia:
Esta guía basada en la evidencia se desarrolló utilizando la metodología AGREE para describir tanto las recomendaciones como la calidad de las pruebas. Los borradores de esta guía fueron revisados por un grupo multidisciplinario de especialistas reconocidos en acromegalia.
Conclusiones:
Utilizando un enfoque basado en la evidencia, esta guía aborda la evaluación diagnóstica de la acromegalia en Argentina
Introducción
La acromegalia es una enfermedad rara causada por la hipersecreción de hormona de crecimiento (GH) por un adenoma hipofisario en más del 95% de los casos1 . La prevalencia descripta es de 39 a 69 casos por millón de habitantes, con una incidencia de 3 a 4 nuevos casos por millón por año2,3. Sin embargo, recientes reportes epidemiológicos europeos han revelado una prevalencia más alta que la esperada, 130 casos por millón de habitantes4 y 86 casos por millón5 , y aparentemente la polución podría tener algún efecto predisponente6 . En Bélgica, la estadística es de 13 casos por 100.000 habitantes4 . Schneider y col. realizaron un cribado/búsqueda de acromegalia mediante el dosaje de IGF-I en una población adulta no seleccionada atendida en diversos centros de atención primaria (n: 6773); la prevalencia de la acromegalia resultó en 1034 casos por millón, muy por encima de lo teórico, resaltando el hecho de que es una enfermedad subdiagnosticada. No solo se diagnostica tarde sino que en muchos casos no se diagnostica7 . Recientemente, Burton y col. hallan una incidencia de 11 nuevos casos/millón de habitantes/año a partir de un análisis de un registro de pacientes en un sistema de salud en Estados Unidos8 . En un estudio realizado en un centro de salud de Buenos Aires, se observó una tasa estandarizada de incidencia de acromegalia de 0,92 (0,44–1,41), en pacientes con tumores hipofisarios9 . Según la mayoría de los registros europeos hay una preponderancia en mujeres. El registro español informó 61% de mujeres y 40% de hombres, lo cual coincide con el registro alemán (54% de mujeres), el francés (55% de mujeres) y el italiano (59% de mujeres). El registro belga es el único con una preponderancia similar entre hombres y mujeres (51%/49%). La edad media al diagnóstico según el registro español es de 45,5 años (rango intercuartil 35 a 55 años) y es coincidente en todos los registros previamente mencionados10. El tiempo estimado de síntomas previo al diagnóstico según el registro español fue de 6 años11. La sospecha diagnóstica radica principalmente en el enfoque de médicos no endocrinólogos. El diagnóstico se realiza frecuentemente con un retraso de alrededor de 5 años. Un registro dinamarqués no encontró cambios en la incidencia en las últimas dos décadas, sugiriendo que no ha habido mejoras en la sospecha diagnóstica12. Nachtigall y col. hallaron un retraso diagnóstico de 2,5 años en 100 pacientes acromegálicos evaluados en las últimas dos décadas13. La GH estimula la producción de IGF-I a nivel hepático y de otros tejidos; la IGF-I media los efectos somáticos y metabólicos de la GH. La excesiva producción de GH y consecuentemente de IGF-I produce esta enfermedad multisistémica. La acromegalia se acompaña de una significativa morbimortalidad y disminución de la calidad de vida si no es tratada adecuadamente14. El aumento en la morbimortalidad se debe a la presencia del tumor, al exceso de la hormona del crecimiento y/o IGF1, o al efecto adverso del tratamiento instaurado, lo cual puede revertirse total o parcialmente si se normalizan los niveles de GH e IGF-I y se tratan de manera enérgica las comorbilidades asociadas15. Cada recomendación será presentada con los niveles de evidencia correspondientes.
María Susana Mallea Gila,*, Karina Danilowicz b , Darío Bruera c , María Florencia Battistone d, Álvaro Campero e , Alberto Chervin f , Laura E. Boero g
A Servicio de Endocrinología, Hospital Militar Central, Buenos Aires, Argentina
b División Endocrinología, Hospital de Clínicas “José de San Martin”, UBA, Buenos Aires, Argentina
c Servicio de Endocrinología, Hospital Nuestra Señora de la Misericordia, Córdoba, Argentina
d Servicio de Endocrinología, Hospital Universitario Austral, Buenos Aires, Argentina
e Servicio de Neurocirugía, Hospital Padilla, Tucumán, Argentina
f Sección de Endocrinología, Servicio de Clínica Médica, Hospital “Santa Lucía”, Buenos Aires, Argentina
g Departamento de Bioquímica Clínica, Hospital de Clínicas “José de San Martín” Facultad de Farmacia y Bioquímica. UBA, Buenos Aires, Argentina
Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:
http://www.raem.org.ar/numeros/2018-vol55/numero-02/p36.pdf