Guías ESC 2022: Cardiooncología
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- 4 de noviembre de 2022
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14 de octubre de 2022
La Prof. Sonja Saldinger, Cardiologa Intervencionista y Jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos del University Clinical Center de la ciudad de Niš, Serbia es una de las autoras de la guía de cardiooncología de la Sociedad Europea de Cardiologia y tuvo la gentileza de compartir los puntos más relevantes con la comunidad médica de MedEcs.
Se trata de la primera Guía de Práctica Clínica de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) sobre cardiooncología, realizada con el objetivo de ayudar a todos los profesionales sanitarios que prestan atención a los pacientes oncológicos, antes, durante y luego de sus tratamientos contra el cáncer en lo que respecta a su salud y bienestar cardiovascular.
Esta guía proporciona orientación sobre las definiciones, el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de la toxicidad cardiovascular (CV) relacionada con el tratamiento del cáncer (TCV-RTC) y el manejo de la enfermedad cardiovascular causada directa o indirectamente por el cáncer. Esta área de la medicina cuenta con poca evidencia en la que basar la toma de decisiones y, cuando la evidencia es limitada, esta guía proporciona el consenso de la opinión de expertos para guiar a los profesionales sanitarios. Provee un enfoque personalizado de la atención basado en la evaluación del riesgo de toxicidad CV y en nuevos protocolos de seguimiento CV durante el tratamiento del cáncer.
El manejo de la TCV-RTC aguda depende de un balance entre el riesgo/beneficio de la eficacia del tratamiento oncológico y la severidad e impacto de la TCV-RTC. Además, se proveen recomendaciones para los primeros 12 meses luego de la finalización de los tratamientos cardiotóxicos, momento en el cual las complicaciones CV subagudas pueden surgir.
Es importante también el diagnóstico y manejo de las complicaciones CV a largo plazo de tratamientos oncológicos previos, más allá de los 12 meses posteriores a la finalización de los tratamientos cardiotóxicos, por lo que se comparten recomendaciones de vigilancia para los pacientes de alto riesgo.
Las guías hacen hincapié en las poblaciones especiales en las que las enfermedades CV están directamente causadas por el cáncer o en las que se requieren consideraciones especiales.
También se incluye información para la participación de los pacientes en su propio cuidado.
El riesgo de TCV-RTC es una variable dinámica por lo que puede cambiar a lo largo de la evolución del tratamiento.
Es importante comprender el riesgo absoluto de TCV-RTC y balancearlo con el beneficio absoluto del tratamiento del cáncer antes y luego del mismo. Sin embargo, el riesgo de TCV-RTC puede verse influido por diversas variables, como la aplicación de tratamientos de prevención primaria, optimización de la ECV preexistente, dosis, frecuencia y duración del tratamiento oncológico, emergencia de complicaciones CV durante el tratamiento y su severidad, y en los sobrevivientes, el tratamiento global acumulado recibido, el tiempo transcurrido desde el tratamiento y la interacción con otras ECV.
El manejo de las TCV-RTC tienen un impacto tremendo en el tipo de terapias oncológicas que pueden recibir los pacientes, así como en la morbimortalidad a largo plazo en pacientes con cáncer.
Antes de iniciar el tratamiento contra el cáncer con un perfil de toxicidad CV conocido, el equipo de cardiooncología debe identificar y tratar los factores de riesgo CV y la ECV preexistente y definir un plan de prevención y seguimiento adecuado para la identificación temprana y el tratamiento apropiado de las posibles complicaciones CV.
Otro aspecto importante es la participación en discusiones interdisciplinarias en lo que respecta a los beneficios y riesgos de ciertos tratamientos contra el cáncer y su continuación o interrupción en caso de que se manifiesten efectos adversos secundarios.
Una vez finalizado el tratamiento, la atención se centrará en la coordinación del seguimiento y el tratamiento a largo plazo. En el caso de los pacientes sometidos a tratamientos oncológicos de larga duración con riesgo de toxicidad CV, la vigilancia debe continuar hasta que el tratamiento haya finalizado.
Existe también la necesidad para revaluar el riesgo CV en pacientes que requieren tratamiento por secundarismos.
Un principio rector de la cardiooncología es la integración de las disciplinas clínicas. Los profesionales deben tener conocimiento acerca del manejo de la cardiología, oncología y la hematología. Se formulan recomendaciones sobre el tratamiento del cáncer considerando la seguridad (desde una perspectiva CV) y la efectividad (desde una perspectiva oncológica).
Los programas de cardiooncología facilitan el tratamiento del cáncer minimizando las interrupciones innecesarias de la terapia oncológica y la TCV-RTC a lo largo del cuidado continuo del cáncer. En pacientes que desarrollan TCV-RTC, se requiere una discusión multidisciplinaria para equilibrar el riesgo beneficio de la interrupción del tratamiento. La adjudicación de eventos CV que se producen en pacientes con tratamiento activo es otro aspecto importante de la práctica de la cardiooncología.
El momento óptimo para considerar estrategias de prevención de la ECV en pacientes con cáncer es al momento del diagnóstico y previo al inicio del tratamiento oncológico. Esto permite al equipo de oncología considerar el riesgo CV al tomar decisiones sobre el tratamiento, educar al paciente en lo que respecta a su riesgo CV, personalizar las estrategias de seguimiento y remitir adecuadamente a los pacientes de alto riesgo a los servicios de cardiooncología. Estas estrategias requieren un enfoque personalizado y son necesarias para mitigar el riesgo de ECV y mejorar la adherencia a los tratamientos oncológicos eficaces y la sobrevida global.
La evaluación del riesgo es una tarea desafiante y es vital que los clínicos adopten un enfoque sistemático sin retrasar el tratamiento oncológico. La elección de las pruebas cardiacas (electrocardiograma, biomarcadores, e imágenes) debe ser individualizada en función del riesgo CV y de los tratamientos oncológicos previstos.
La evaluación del riesgo de TCV-RTC idealmente debe realizarse previo al inicio del tratamiento, y deberá informarse al paciente y documentarlo en la historia clínica.
Se recomienda la derivación a cardiología (programa de cardiooncología o cardiólogo con experiencia en el manejo cardiovascular en pacientes con cáncer) para pacientes que tienen un riesgo elevado o muy elevado de TCV-RTC para instaurar estrategias que puedan mitigar este riesgo.
Los pacientes con riesgo moderado pueden beneficiarse de un seguimiento mas frecuente, manejo estricto de los factores de riesgo tradicionales y determinados pacientes podrían beneficiarse de la derivación a cardiooncología.
Los pacientes de bajo riesgo pueden ser seguidos dentro de un programa oncológico con una derivación a cardiooncología en el caso de que aparezca alguna TCV-RTC o nuevos factores cardiovasculares aparezcan.
Se recomiendan el uso de un algoritmo para guiar las decisiones relativas al manejo de la anticoagulación en pacientes con cáncer que presentan fibrilación auricular o tromboembolismo venoso.
Los pacientes con cáncer, sobrevivientes y la familia y sus cuidadores deben recibir educación para promover un estilo de vida saludable y reconocer y reportar signos y síntomas de ECV, para recibir tratamiento oportuno y efectivo sin interferir con el tratamiento oncológico.
Finalmente, y no por ello menos importante, los pacientes deben recibir apoyo psicológico cuando lo necesitan e información clara acerca de su condición para participar activamente en el manejo de su tratamiento y aumentar así la adherencia al tratamiento oncológico y cardiovascular.
Sonja Saldinger
FUENTE: MedEcs
https://www.medecs.com.ar/2022/10/14/guias-cardiooncologia-esc-2022/