Hallan vínculo entre enfermedades neurodegenerativas y estrés celular que abriría nuevos enfoques de tratamiento
- netmd
- 15 de octubre de 2018
- Neurología
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9 de septiembre de 2018
Existen pocos tratamientos para las enfermedades neurodegenerativas que, de manera progresiva, le roban a la persona la capacidad de moverse y pensar; sin embargo, los resultados de un nuevo estudio publicado en la revista en Nature Communications podrían abrir nuevos enfoques para su exploración.
Científicos del Sistema de Salud de la Universidad de Utah (U of U Health), en Estados Unidos, informan por primera vez que una proteína, llamada Staufen1, se acumula en las células de pacientes que sufren de ataxia degenerativa o esclerosis lateral amiotrófica (ELA), también conocida como enfermedad de Lou Gehrig. El agotamiento de esta proteína en ratones afectados mejoró los síntomas, incluida la función motora. Tales resultados sugieren que usar a Staufen1 como blanco farmacológico tendría potencial terapéutico en las personas.
“Esta es una vía completamente nueva para pensar sobre las enfermedades neurodegenerativas“, señaló el doctor Stefan Pulst, presidente de neurología de U of U Health e investigador principal del trabajo. “Una proteína que nunca se había sabido que estuviera involucrada en la neurodegeneración es ahora un gran objetivo para los tratamientos farmacológicos“.
Anteriormente, los investigadores no habían considerado a Staufen1 como culpable de la enfermedad neurodegenerativa hasta que descubrieron su asociación con la ataxia, una rara condición que hace que los pacientes pierdan el control de sus movimientos. Descubrieron que Staufen1 se une a Ataxin2, una proteína que es responsable de la ataxia y un factor de riesgo para la ELA.
El papel de Staufen1 en la patología de la enfermedad se hizo evidente al reducirla genéticamente en ratones con una condición similar a la ataxia. La condición de los animales mejoró tanto a nivel fisiológico como molecular.
Comenzando a las 12 semanas de edad, los ratones se desempeñaron significativamente mejor en una prueba de rendimiento, midiendo la cantidad de tiempo que los animales podían caminar o correr sobre una barra giratoria que se aceleraba. Además, la expresión de un puñado de proteínas que habían disminuido en las células cerebrales durante la enfermedad revertía a niveles casi normales.
“Staufen se descubrió por primera vez en la mosca de la fruta y se ha estudiado durante 30 años, pero nunca se había vinculado con ningún tipo de enfermedad“, dijo Pulst. “Este es un hallazgo novedoso“. Las investigaciones futuras se centrarán en determinar si los fármacos o terapias que reducen a Staufen1 podrían desarrollarse como tratamientos para enfermedades múltiples.
Más allá de estas aplicaciones, la biología de Staufen1 revelaría nuevas pistas sobre la enfermedad neurodegenerativa. La proteína se acumula con Ataxin2 y otras proteínas y ARN en grupos densos llamados gránulos de estrés, un sello distintivo de la ataxia, la ELA y otras afecciones como la demencia frontotemporal. Cuando Staufen1 se agotó en ratones con ataxia, no solo mejoró la patología de la enfermedad sino que también eliminó los gránulos de estrés de las células.
Si bien la función precisa de los gránulos de estrés sigue siendo un área de estudio intensiva, se cree que ayuda a las células a soportar el estrés causado por toxinas o ciertas afecciones, explicó el coautor y doctor Daniel Scoles, profesor asociado de Neurología en U of U Health. Una función podría ser evitar que las proteínas se fabriquen en condiciones subóptimas.
Los hallazgos conectan a Staufen1 con el concepto emergente de que las enfermedades neurodegenerativas están relacionadas con disfunciones en la forma en que las células soportan el estrés celular. Según Scoles, una de las implicaciones es que las terapias dirigidas a Staufen1 podrían funcionar contra una serie de trastornos en los que surgen gránulos de estrés, aunque todavía debe determinarse si los agregados en sí mismos conducen a la enfermedad.
“Nuestros resultados ponen el gránulo de estrés en foco como una estructura para atacar en la enfermedad“, concluyó Scoles.