Hay un “punto óptimo” para la ingesta diaria de azúcar y la salud del corazón.
- ComiteNetMD
- 17 de diciembre de 2024
- Cardiología, Nutrición
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9 de diciembre de 2024
En lo que respecta a los dulces, el tipo que elige una persona puede tener un impacto significativo en su salud cardiaca, encuentra un estudio reciente.
Las bebidas azucaradas aumentan significativamente el riesgo de accidente cerebrovascular, insuficiencia cardiaca, latidos cardiacos irregulares y otros problemas de salud cardiaca, mostraron los resultados.
Pero añadir miel a un tazón de avena o comer un pastel dulce de vez en cuando no parece dañar drásticamente la salud del corazón, y en algunos casos podría mejorarla, encontraron los investigadores.
“El hallazgo más sorprendente de nuestro estudio es la relación divergente entre las distintas fuentes de azúcar añadido y el riesgo de enfermedad cardiovascular”, señaló la investigadora Suzanne Janzi, candidata doctoral de la Universidad de Lund, en Suecia.
“Este sorprendente contraste resalta la importancia de considerar no solo la cantidad de azúcar consumida, sino su fuente y contexto”, dijo Janzi.
En el estudio, los investigadores analizaron datos recolectados de casi 70,000 suecos que participaron en dos estudios de salud a largo plazo. Los participantes respondieron a cuestionarios sobre dieta como parte de los estudios.
El equipo observó específicamente tres fuentes de azúcar: aderezos como la miel, golosinas como los pasteles y las bebidas azucaradas.
Durante un periodo de seguimiento que terminó en 2019, casi 26,000 de los participantes habían sido diagnosticados con un problema cardiaco, encontraron los investigadores.
Las bebidas azucaradas terminaron siendo peores para la salud cardíaca de una persona que cualquier otra fuente de azúcar.
“Los azúcares líquidos, que se encuentran en las bebidas endulzadas, por lo general proporcionan menos saciedad que las formas sólidas, hacen que uno se sienta menos lleno, lo que podría conducir a un consumo excesivo”, explicó Janzi.
“El contexto también importa: las golosinas con frecuencia se disfrutan en entornos sociales o en ocasiones especiales, mientras que las bebidas endulzadas podrían consumirse con más regularidad”, añadió Janzi.
El aumento del azúcar en general causó un aumento en el riesgo de una persona de sufrir un accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca.
Sin embargo, consumir una golosina azucarada ocasional se asoció con mejores resultados de salud que no comer ninguna golosina en absoluto, encontraron los investigadores.
“Esto podría reflejar conductas dietéticas subyacentes: los individuos que consumen muy poca azúcar podrían tener dietas muy restrictivas o podrían estar limitando el azúcar debido a afecciones de salud preexistentes”, dijo Janzi.
“Aunque nuestro estudio observacional no puede establecer la causalidad, estos hallazgos sugieren que una ingesta extremadamente baja de azúcar podría no ser necesaria o beneficiosa para la salud cardiovascular”, añadió Janzi.
Los hallazgos se publicaron en la revista Frontiers in Public Health.
Se necesitará más trabajo para comprender completamente por qué las distintas fuentes de azúcar podrían tener efectos distintos en la salud cardiaca, sobre todo en otras partes del mundo, apuntaron los investigadores.
“Nuestros hallazgos se basan en una población sueca, que podría tener hábitos dietéticos y factores de estilo de vida que difieren de los de otras poblaciones”, dijo Janzi en un comunicado de prensa de la revista.
“Particularmente relevante en este contexto es la costumbre social de ‘fika’, pausas regulares para el café y la pastelería que están profundamente arraigadas en la cultura sueca”, agregó Janzi. “Es posible que estos resultados no se traduzcan directamente en otras poblaciones con diferentes culturas dietéticas”.