Hiperkalemia crónica, diagnóstico y manejo. Consenso colombiano

Resumen

Objetivo: 

Generar recomendaciones para el diagnóstico, el manejo y el seguimiento de la hiperkalemia crónica.

Método: 

Este consenso fue realizado por nefrólogos y cardiólogos siguiendo la metodología GRADE.

Resultados: 

La hiperkalemia crónica puede definirse como una condición bioquímica, con o sin manifestaciones clínicas, caracterizada por una elevación recurrente de las concentraciones séricas de potasio que puede requerir una intervención farmacológica, no farmacológica o ambas. Puede clasificarse en leve (K+ 5,0 a < 5,5 mEq/l), moderada (K+ 5,5 a 6,0 mEq/l) o grave (K+ > 6,0 mEq/l). Su incidencia y prevalencia no han sido claramente determinadas. Se consideran factores de riesgo la enfermedad renal crónica, la insuficiencia cardiaca crónica, la diabetes mellitus, la edad ≥ 65 años, la hipertensión arterial y el tratamiento con inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona (iSRAA), entre otros. No hay consenso sobre el manejo de la hiperkalemia crónica. Se sugiere identificar y eliminar o controlar los factores de riesgo, brindar asesoramiento sobre la ingesta de potasio y, para quien esté indicado, optimizar la terapia con iSRAA, administrar aglutinantes orales del potasio y corregir la acidosis metabólica.

Conclusiones: 

Se recomienda prestar atención al diagnóstico, el manejo y el seguimiento de la hiperkalemia crónica, en especial en los pacientes con factores de riesgo.

Introducción

A la fecha no hay consenso en la literatura mundial sobre la definición y la clasificación de la hiperkalemia crónica, y la información disponible varía considerablemente debido a los diferentes puntos de corte para definirla. Las guías de práctica clínica (GPC) y los consensos existentes no son del todo específicos al referirse a las estrategias de tratamiento a largo plazo para la hiperkalemia crónica. Es frecuente ver que se retiran de forma definitiva los inhibidores del sistema renina-angiotensina-aldosterona (iSRAA) en presencia de un episodio de hiperkalemia, no siempre guiados por la mejor evidencia disponible, y en muchos casos sacrificando los beneficios a largo plazo de estos fármacos.

Este consenso tiene como objetivo definir y clasificar la hiperkalemia crónica, determinar basándose en los datos existentes cuáles son su prevalencia y su incidencia en poblaciones de riesgo (pacientes con enfermedad renal crónica [ERC], insuficiencia cardiaca [IC] o diabetes mellitus [DM], y edad ≥ 65 años), determinar cuáles son los factores de riesgo para su desarrollo, generar recomendaciones para el tratamiento (farmacológico y no farmacológico), recomendar estrategias para el manejo de los iSRAA en las mencionadas poblaciones con riesgo de hiperkalemia y elaborar algoritmos que sirvan de guía para el manejo de los pacientes, contribuyendo al uso racional de los recursos destinados a la atención de esta patología.

La hiperkalemia se clasifica como aguda o crónica. La hiperkalemia aguda representa un evento único, que ocurre durante horas o días y generalmente requiere tratamiento de emergencia, mientras que la hiperkalemia crónica se desarrolla en el transcurso de semanas a meses, puede ser persistente o aparecer periódicamente, y requiere un tratamiento ambulatorio continuo1. La hiperkalemia aguda es causada por una liberación anormal de potasio (K+) de las células, a menudo debido a un trauma, acidosis metabólica o estados hemolíticos, y requiere atención inmediata. La hiperkalemia crónica se debe al deterioro del proceso de excreción de K+ o el aumento de la carga de K+ (o ambas condiciones), y requiere una atención continua para corregir las alteraciones subyacentes en el equilibrio del K+ (intervenciones no farmacológicas y farmacológicas)2. La hiperkalemia crónica se ha definido como episodios recurrentes de concentraciones séricas elevadas de K+ que requieren una terapia de mantenimiento continua; sin embargo, según el informe KDIGO (Kidney Disease Improving Global Outcomes) de 2020 no hay consenso sobre qué frecuencia, gravedad y duración de estos episodios describen la cronicidad3.

Jorge Rico-Fontalvo1, María J. Rodríguez-González2, Erica Y. Yama3, Catalina Gallego4, Juan Montejo-Hernández5, Erika M. Martínez6, John M. Lopera7, Luis Echeverria8, Rodrigo Daza9, José R. Pieschacón10, Efraín A. Gómez11

1Departamento de Nefrología, Nephromedicall IPS, Medellín, Antioquia;

2Departamento de Cardiología, Unidad de Falla Cardiaca y Trasplante, La Cardio-IC, Bogotá, Cundinamarca;

3Departamento de Nefrología, Clínica Colsanitas y Reina Sofía, Bogotá, Cundinamarca;

4Departamento de Cardiología, Clínica CardioVID, Medellín, Antioquia;

5Departamento de Nefrología, Nephromedicall IPS, Medellín, Antioquia;

6Departamento de Cardiología, Clínica Iberoamericana, Barranquilla, Atlántico;

7Departamento de Nefrología, Hospital Pablo Tobón Uribe, Medellín, Antioquia;

8Departamento de Cardiología, Fundación Cardiovascular de Colombia, Bucaramanga, Santander;

9Departamento de Nefrología, Caminos IPS, Cartagena, Bolívar;

10Área de Epidemiología, Evidentias SAS, Bogotá, Cundinamarca;

11Departamento de Cardiología, Fundación Clínica Shaio, Bogotá, Cundinamarca. Colombia

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