Ibogaína: un psicodélico atípico con potencial antiadictivo

Resumen

El trastorno por uso de sustancias es una enfermedad crónica de graves consecuencias. Actualmente, los tratamientos farmacológicos no apuntan a corregir los cambios neurobiológicos generados en el cerebro por el uso crónico de sustancias de abuso, sino que se enfocan principalmente en la atenuación de algunos de los síntomas que padece el consumidor. La ibogaína es un psicodélico atípico que, tanto en estudios observacionales como en ensayos clínicos abiertos, ha mostrado una propiedad antiadictiva que perdura en el tiempo. Sin embargo, su delicado perfil de toxicidad cardíaca, así como su uso en entornos sin adecuadas medidas de seguridad, han limitado su progresión en las investigaciones clínicas. Los efectos antiadictivos de ibogaína han disparado diversas líneas de investigación básica, preclínica y clínica, que buscan confirmar su efectividad, entender sus mecanismos de acción y delimitar su perfil de seguridad. Dada la poca información disponible para los profesionales de salud sobre esta sustancia, esta revisión busca aportar información acerca de su potencial terapéutico, posibles mecanismos de acción y riesgos asociados a su administración.

  1. Introducción

El trastorno por uso de sustancias (del inglés ‘substance use disorder’), término actualizado para referirse comúnmente a la adicción a sustancias de abuso, constituye un problema de salud mundial que anualmente afecta la vida de millones de individuos. El uso de sustancias es responsable de manera indirecta de la muerte de 11.4 millones de personas anualmente, considerándose así un factor de riesgo relevante para la vida humana. A su vez, causa el fallecimiento de 300.000 personas por sobredosis.1 Datos actuales proporcionados por el Observatorio Uruguayo de Drogas indican que el alcohol, tabaco, y psicoestimulantes, como cocaína y pasta base de cocaína (PBC; cocaína fumable al igual que el crack), son las sustancias con poder adictivo más consumidas.2 En particular, PBC es la sustancia que genera mayor demanda de tratamiento en el sistema de atención, siendo la cocaína la segunda en esta lista.2, 3 No obstante, hasta la fecha no existen tratamientos psicosociales y/o farmacológicos con eficacia demostrada para detener el consumo de cocaína, en ninguna de sus formas, incluida la fumable.3 A modo de ejemplo, los tratamientos propuestos para la dependencia a cocaína buscan que el paciente pueda transitar la abstinencia mediante el control o reducción de la búsqueda de la sustancia, previniendo recaídas. De esta manera, los tratamientos farmacológicos actuales están enfocados a la paliación de los síntomas de dependencia, sin lograr atacar el sustrato biológico de forma efectiva. Para esto es necesario revertir cambios neuroadaptativos generados por el consumo repetido de sustancias a nivel de diversos circuitos cerebrales, en especial sobre el sistema de recompensa, en el que el sistema dopaminérgico meso-córtico-límbico tiene un papel central.4, 5 Esto subraya la necesidad de contar con nuevas estrategias terapéuticas para el tratamiento del trastorno por uso de sustancias.

Diego Gallo Alfonso Licenciado en Biología Humana. Ayudante de clase del Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de la República.

Joaquín González Magíster en Neurociencias. Asistente del Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de la República.

Paola Rodríguez Licenciada en Química. Asistente del Departamento de Química Orgánica, Facultad de Química, Universidad de la República.

Santiago Castro Doctor en Medicina y Neurociencias. Profesor adjunto del Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de la República.

Cecilia Scorza Doctora en Neurociencias. Profesora titular de Investigación del Departamento de Neurofarmacología Experimental, Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE).

Pablo Torterolo Doctor en Medicina y Neurociencias. Profesor titular del Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de la República.

Ignacio Carrera Doctor en Química. Profesor adjunto del Departamento de Química Orgánica, Facultad de Química, Universidad de la República.

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