II Congreso virtual SEGG “Tenemos que inducir un cambio en el concepto de envejecimiento”
En el segundo congreso virtual de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) hemos marcado el lema “nuevos retos para el envejecimiento” porque queremos que represente una inflexión tanto en el curso de la epidemia de coronavirus, como en el concepto de envejecimiento. El cambio en el curso de la epidemia lo está consiguiendo la vacunación de la población. El cambio en el concepto de envejecimiento lo tenemos que inducir nosotros. La sociedad tiene que abandonar la idea de que el envejecimiento es un problema y empezar a pensar que el envejecimiento es un reto. Hay que pasar de una idea negativa a una positiva. Hay que abordar el envejecimiento no como un motivo de preocupación, sino como una necesidad de superación.
No tenemos el problema de las pensiones, de la dependencia o de la asistencia sanitaria a los mayores. Tenemos el reto de afrontar las pensiones y de atender de forma adecuada y dignificar la vida de las personas mayores.
Además, la pandemia de SARS-CoV-2 ha puesto de manifiesto que la geriatría y la gerontología deben ocupar un puesto de predominio en la atención a las personas mayores. Ahora la sociedad en general está sensibilizada y tenemos que aprovecharlo…
No podemos esperar mucho más tiempo sin abordar la existencia real de servicios de geriatría en todos los hospitales generales. Este es un hecho que debería hacer sonrojar a los responsables sanitarios de las comunidades autónomas que aún no disponen de geriatría o de aquellas otras que tienen uno o dos servicios para “cubrir el expediente”. La geriatría hospitalaria es una evidencia científica demostrada hace muchos años y no nos podemos permitir, en uno de los países más envejecidos del mundo, no disponer de ella en todos los hospitales generales.
Tenemos también que abordar el modelo de atención a las personas más dependientes. Hay que preguntarse cómo transformamos las residencias para adaptarlas a las nuevas exigencias post-COVID-19, cómo ponemos en marcha nuevas viviendas con servicios para personas con dependencia, cómo construimos una atención domiciliaria más potente, cómo hacemos que las personas que reciben los servicios y sus cuidadores tomen decisiones sobre su futuro, cómo hacemos más transparente el sistema, etc. Y también es urgente comenzar a trabajar la promoción de la autonomía y la prevención de la dependencia desde múltiples ópticas, implicando no sólo a geriatras y gerontólogos, sino incidiendo en cómo planificamos nuestras ciudades, cómo construimos viviendas accesibles y saludables o cómo generamos dinámicas sociales en nuestros barrios y entornos más cercanos.
Y pasar de la teoría a la práctica en la integración de servicios sanitarios y sociales. Ya hemos diseñado muchos sistemas para la integración, hemos discutido mucho sobre cómo ponerlos en práctica, sobre cómo mejorar los sistemas de información y la formación de los profesionales. Ahora ya toca ponerlo en práctica.
La inflexión en la epidemia la está provocando la vacunación. Las vacunas nos han traído la esperanza de volver a retomar la normalidad. Hemos visto el gran impacto positivo que están teniendo en las personas que viven en residencias, lo que es una demostración clara de su efectividad.
Pero ahora estamos viendo poco a poco los efectos que está teniendo todo un año de confinamiento total o parcial en las personas mayores. Muchas de ellas no han tenido contacto con los servicios sanitarios por miedo al contagio. Esto ha causado un incremento importante en las listas de espera diagnósticas y se está accediendo a los especialistas en geriatría con patologías que antes se diagnosticaban y trataban antes.
También estamos observando que las patologías crónicas han acusado también esta falta de contacto con los especialistas y llegan más descompensadas.
También estamos viendo más ansiedad, insomnio y depresión. Y en las personas con demencia más desorientación y deterioro cognitivo, mayor inquietud y más frecuencia de trastornos del comportamiento. Esto ha representado también una gran sobrecarga para sus cuidadores, que muchas veces también son personas mayores.
En el segundo congreso virtual de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) afrontamos muchos de estos retos, como la vacunación, los tratamientos de los enfermos en fase aguda, las secuelas de la enfermedad en la esfera física y psicológica, el impacto en el modelo de atención en hospitales y residencias de mayores, etc. Pero también abordamos temas de actualidad como la eutanasia y temas que no se han ido, a pesar de la pandemia, como las demencias, la fragilidad, las patologías más frecuentes en las personas mayores. El congreso “retoma la normalidad”, lo que quiere decir que volvemos a afrontar los problemas de las personas mayores que no han desaparecido y ahora, incluso, tienen más fuerza y necesitan atención de forma preferente.
Nos dejamos otros muchos retos por afrontar en este congreso, pero no los olvidamos. Desde la SEGG queremos ser parte activa de los debates y mesas técnicas que afronten estos retos: los últimos avances médicos, el debate sobre retrasar la edad de la jubilación, sobre cómo aprovechar el talento de las personas mayores, cómo formar a los profesionales necesarios para atender a una población cada vez más envejecida, la amenaza de la pobreza en esta población, la participación de las comunidades y los barrios de forma activa para integrar a las personas de más edad, etc.
Ahora que empezamos a ver la vuelta a la normalidad, tenemos que seguir luchando para que esta “nueva normalidad” venga acompañada de una geriatría y una gerontología más fuertes que nunca. Y eso depende de todos nosotros.
José Augusto García Navarro. Presidente de la SEGG