Impacto de la dieta en la progresión de los síntomas en pacientes con esclerosis múltiple

Antecedentes.

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune crónica en la que se produce la desmielinización del sistema nervioso central. La EM es de alta prevalencia en adultos jóvenes y es una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial. El estrés oxidativo es determinante en la respuesta inflamatoria, así como la influencia de la dieta en la producción de especies reactivas de oxígeno. Además, la microbiota intestinal modula la respuesta inmune e impacta en el sistema nervioso. La disponibilidad de micro- y macronutrientes como el zinc, el selenio o la vitamina D se relaciona con la expresión de genes con impacto en la EM, como los receptores de vitamina D.

Objetivo.

Brindar una actualización sobre el impacto de la dieta en el desarrollo de la EM.

Conclusión.

Los estudios sugieren que una dieta basada en una ingesta alta de calorías y biomoléculas como proteínas, grasas y azúcares influye en mayor riesgo de progresión de los síntomas de la EM, mientras que el consumo de verduras, frutos secos, cereales integrales, frutas, legumbres y pequeñas cantidades de carnes sin procesar reducen el riesgo de desarrollar EM. La literatura reciente presenta relevancia para entender más acerca de los factores que influyen en el desarrollo de EM, así como nos brindan bases para orientar estudios que nos ayuden a dilucidar la influencia de la alimentación y la composición de la microbiota en la evolución de esta enfermedad.

INTRODUCCIÓN

La esclerosis múltiple (EM) es una de las enfermedades autoinmunes más asociadas al desarrollo de discapacidad no traumática en adultos jóvenes. Esta enfermedad se caracteriza por el desarrollo de inflamación, desmielinización y pérdida axonal que se presenta de manera variable en cada paciente y puede darse incluso en los estadios tempranos de la enfermedad1,2. La prevalencia e incidencia de la EM ha ido en aumento en las últimas décadas en los países desarrollados y en los considerados en vía de desarrollo, y su causa subyacente sigue siendo incierta. La EM es una enfermedad compleja en la cual la carga genética juega un papel importante, y donde diferentes genes aumentan la susceptibilidad a la enfermedad. Además, existen factores ambientales bien definidos que inciden en su desarrollo, tales como la exposición a la vitamina D o la luz ultravioleta B (UVB), la infección por el virus de Epstein-Barr (EBV), la obesidad y el tabaquismo1,3.

La esclerosis múltiple ha sido clasificada históricamente como una enfermedad autoinmune mediada por células T específicas y es considerada tradicionalmente como una enfermedad de dos etapas, con una inflamación temprana responsable de la enfermedad recurrente-remitente (R-R) y la neurodegeneración retrasada que causa una progresión no recurrente, es decir, EM progresiva secundaria y primaria. 

La enfermedad se caracteriza por la aparición de múltiples áreas con destrucción de mielina, pérdida axonal y gliosis reactiva durante su evolución. En el año 2013, un grupo de expertos, luego de revisar la clasificación de la EM propuesta en el año 1996 y basándose en su fenotipo, exploración clínica, hallazgos imagenológicos y biomarcadores, determinaron que las descripciones originales debían mantenerse; sin embargo, se hacen algunas modificaciones, así:

Síndrome clínico aislado (CIS): Se reconoce como la primera presentación clínica de la enfermedad, mostrando características de desmielinización inflamatoria, sin embargo, aún no cumple con los criterios del tiempo de diseminación.

Recurrente-remitente (RR): Es el tipo más frecuente; este fenotipo se caracteriza por períodos de recaída o brotes seguidos de etapas donde la enfermedad puede estar inactiva durante meses o años. Las recaídas consisten en aparición de síntomas neurológicos secundarios a nuevas lesiones en el sistema nervioso central. Después de los brotes la recuperación puede ser parcial o total.

Secundaria progresiva (PS): En algunas personas con EM con recaídas y remisiones se desarrolla posteriormente una incapacidad progresiva en el curso de la enfermedad, frecuentemente con recaídas superpuestas, sin períodos definidos de remisión. Entre un 30 y 50% de los pacientes que sufren una forma recurrente-remitente desarrollan esta forma secundaria progresiva.

Primaria progresiva (PP): Se caracteriza por la ausencia de brotes definidos, con un comienzo lento y un empeoramiento constante de los síntomas y de la discapacidad. Aproximadamente el 10% de las personas con EM son diagnosticadas con esta forma progresiva de la enfermedad1,3.
Diana Nossa

Daniela García

Yiser Martínez1

Odalis Guerrero1

Daniela Lopez

Programa de Medicina, Corporación Universitaria Rafael Nuñez. Cartagena, Colombia.

Marlon Múnera

Grupo de investigación GINUMED, Programa de Medicina, Corporación Universitaria Rafael Nuñez. Cartagena, Colombia. Universidad de Cartagena, Colombia.

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