Importancia de la enfermedad mínima residual negativa en leucemia linfocítica crónica. Perspectiva mexicana

RESUMEN

Aunque la incidencia y prevalencia exacta de la leucemia linfocítica crónica en México se desconocen, de acuerdo con datos epidemiológicos publicados se considera la leucemia menos frecuente tomando en cuenta las leucemias agudas y crónicas. En contraste, en Europa y Estados Unidos la leucemia linfocítica crónica es la leucemia más frecuente. Se han descrito factores de pronóstico y predictivos de la enfermedad, pero en los últimos años existe evidencia que demuestra que lograr una enfermedad mínima residual negativa, sin importar los factores de pronóstico de base o el tratamiento prescrito, es el factor predictivo más importante que repercute en el tiempo libre de progresión y en la supervivencia global. En este artículo se analizan los métodos para evaluar la enfermedad mínima residual, de dónde obtener la muestra para al análisis de la misma y las tasas de enfermedad mínima residual negativas que se obtienen con diferentes esquemas terapéuticos tratando de validarlos en la realidad mexicana.

ANTECEDENTES

La leucemia linfocítica crónica es la leucemia más frecuente en Estados Unidos y Europa, y es muy rara en los países asiáticos.1 En México existen pocos estudios epidemiológicos, pero en la información publicada representa 2 a 9% de las leucemias en pacientes adultos, de los que 50% son de origen mestizo-mexicano.2-6 La edad de manifestación de esta leucemia generalmente es de 63.3 a 64.8 años.2,5 En la presente era, el desarrollo y aprobación de nuevos fármacos para el tratamiento de esta enfermedad son mucho más frecuentes. La eficacia de estos nuevos fármacos se basa en obtener una tasa más alta de respuestas completas, mayor supervivencia libre de progresión y menor toxicidad a corto y largo plazos. Como se ha demostrado en muchas neoplasias hematológicas, la enfermedad mínima residual negativa es un factor predictivo de mayor supervivencia global y mayor supervivencia libre de progresión y en la leucemia linfocítica crónica no es la excepción. En un estudio publicado recientemente, con mediana de seguimiento de 10.1 años (intervalo: 7.8-18.6) para los pacientes supervivientes con enfermedad mínima residual negativa (< 0.01%) la mediana de su pervivencia libre de progresión fue de 7.6 años, en comparación con 3.3 y 2 años, respectivamente, en individuos con enfermedad mínima residual positiva de 0.01 a 1% y mayor de 1%. La mediana de supervivencia global también fue mayor en pacientes con enfermedad mínima residual negativa (10.6 años) en comparación con pacientes con enfermedad mínima residual entre 0.01 y 1% y mayor a 1% que fue de 5.3 y 3.6 años, respectivamente.7 Por primera vez, en las guías de la National Comprehensive Cancer Network (NCCN) en 2017 se incluyó la enfermedad mínima residual para valorar la respuesta al tratamiento.8 Al encontrarse relacionada la enfermedad mínima residual negativa con la mayor supervivencia global y supervivencia libre de progresión, es lógico que los nuevos fármacos se caractericen por alcanzar tasas más altas de enfermedad mínima residual negativa. Las remisiones con duración de más de 10 años están asociadas con “curación” de la enfermedad y se han obtenido con esquemas con quimioinmunoterapia,9 por lo que el primer paso para alcanzar la curación de la enfermedad es alcanzar una enfermedad mínima residual negativa. Otra utilidad de alcanzar la enfermedad mínima residual negativa es disminuir el potencial desarrollo de evolución clonal.10

En un país en vías de desarrollo como México, el costo de estos fármacos provoca que una sección muy pequeña de la población tenga acceso a estos beneficios y que en este momento no hay fludarabina disponible para venta libre en nuestro país. De acuerdo con la opinión de algunos hematólogos mexicanos, se piensa que en México el curso de esta enfermedad es más indolente que lo reportado en la bibliografía. Sin embargo, aunque existen pocos reportes con datos mexicanos, en una cohorte de 64 pacientes, 20 (31.5%) estaban en estadio temprano que permitió “ver y esperar” por un periodo de 3 a 72 meses (mediana de 25 meses),6 en contraste con lo reportado en otras series en donde se ha encontrado hasta 70 u 80%.11

Ceballos-López AA

Laboratorio Biomédicos de Mérida, Mérida, Yucatán.

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