La corriente Ih y su rol potencial en la adicción

 

Resumen
El comportamiento animal, en gran medida, surge del diálogo que acontece entre el sistema nervioso y el mundo exterior. Tal conversación es de naturaleza electroquímica y, por tanto, dependiente del flujo de iones. Es decir, del movimiento de átomos o moléculas que acarrean consigo carga eléctrica. Este tránsito iónico se origina de las diferencias en tensión eléctrica o voltaje que existen entre el  citoplasma neuronal y el fluido cefalorraquídeo que baña la membrana plasmática.

Aunque en este contexto la membrana celular actúa como un material aislante, el tránsito de iones logra disipar cambios súbitos o continuos en voltaje al penetrar la barrera membranal a través de poros proteicos denominados canales iónicos. Es por esto que no es de extrañar el hecho que numerosos estados neuropatológicos estén ligados al mal funcionamiento de canales iónicos. Es propio, por consiguiente, que los científicos se refieren a muchas de estas condiciones como canalopatías.

Recientemente, un canal iónico que ha ganado gran popularidad entre la comunidad neurocientífica es el canal HCN (acrónimo procedente del inglés: Hyperpolarization-activated Cyclic Nucleotide-gated channel). Su fama surge de la amplia evidencia empírica que demuestra que la corriente iónica que lo atraviesa, llamada corriente-H o Ih, es crucial para diversos procesos neurofisiológicos.

Los canales HCN se expresan en neuronas de dopamina mesoencefálicas las cuales son fundamentales para procesos como el control motor, aprendizaje y placer.

Entre las condiciones que se han vinculado al funcionamiento atípico de la corriente-H, y que por ende podrían considerarse canalopatías, se encuentran: la epilepsia, el dolor neuropático, la adicción a etanol y cocaína. Es por esto que probablemente la corriente-H continuará siendo una de las propiedades del sistema nervioso que cautiva la investigación neurocientífica.

Introducción
Las corrientes iónicas juegan un papel crucial en la excitabilidad neuronal y por ende, en la neurotransmisión. En 1979, investigadores describieron por primera vez un canal iónico de curiosa particularidad, ya que a diferencia de otras conductancias que se activan con despolarización membranal, este canal se activa durante la hiperpolarización (evento en que el voltaje de la membrana celular es menos positivo que su potencial de reposo) (Brown et al., 1979, Brown and Difrancesco, 1980).
El descubrimiento, publicado en la revista Nature se realizó por “accidente” en células del nódulo sinoatrial del corazón. Los investigadores encontraron que esta corriente juega un papel fundamental en la actividad de marcapaso del corazón. Este hallazgo le mereció a esta corriente los nombres de funny current o queer current entre otros (Halliwell and Adams, 1982, DiFrancesco, 2006). Hoy día a esta corriente iónica se le denomina corriente Ih; en inglés hyperpolarization-activated cation current.

“Entre las condiciones que se han vinculado al funcionamiento atípico de la corriente-H, y que por ende podrían considerarse canalopatías, se encuentran: la epilepsia, el dolor neuropático, la adicción a etanol y cocaína”

Presente en células excitables, como neuronas y cardiomiocitos, la corriente Ih ha sido motivo de estudio desde entonces y en los últimos años ha tomado gran importancia en el campo de la neurociencia. Tanto a nivel de ciencia básica como a nivel clínico, el estudio de esta corriente promete proveer conocimiento esencial para el desarrollo de tratamientos a diferentes enfermedades del sistema nervioso. El presente artículo resume parte de las funciones fisiológicas de esta corriente, su descripción molecular y destaca las posibles implicaciones de la Ih en diversas patologías.

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