La fractura por fragilidad ligada al envejecimiento tiene un mayor coste para el sistema sanitario que la cardiopatía isquémica, el ictus o el cáncer de mama

01/12/2020  

El webinar “Fractura osteoporótica, impacto en la calidad de vida del paciente” ha analizado la relación entre esta afección y el envejecimiento.

Una de las principales consecuencias de la osteoporosis es el aumento del riesgo de sufrir una fractura osteoporótica. Este tipo de fracturas conducen a una deformidad grave de la columna vertebral, dolor, pérdida de altura, inmovilidad, depresión, están asociadas a una mayor morbilidad y mortalidad y, en general, a un deterioro de la salud de los pacientes que sufren esta enfermedad. Con el objeto de debatir en torno a los avances terapéuticos en esta patología ha tenido lugar el webinar titulado ‘Fractura osteoporótica, impacto en la calidad de vida del paciente’, con apoyo de Grünenthal y Dolor.com, y que ha reunido a especialistas en Geriatría y Reumatología para debatir en torno a este asunto y su impacto en el sistema sanitario, para el cual supone un coste significativo.

La jornada ha estado moderada por la Dra. Inmaculada Jiménez Moleón, reumatóloga adjunta del Hospital Universitario San Cecilio de Granada y responsable de las Consultas de Metabolismo Óseo, y ha contado con las intervenciones de Dr. Manuel María Caamaño, responsable de la consulta de enfermedades metabólicas óseas del Servicio de Reumatología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y el Dr. Javier Gómez Pavón, jefe de Servicio de Geriatría y responsable de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Central de la Cruz Roja de Madrid.

Los especialistas han coincidido en destacar que el diagnóstico y la intervención temprana después de la primera factura osteoporótica es fundamental para reducir el impacto de la enfermedad y mejorar de manera significativa la calidad de vida del amplio colectivo de personas que la sufren. De hecho, en España se produjeron aproximadamente 330 000 fracturas por fragilidad nuevas en 2017, por lo que este problema representa un gran obstáculo para el envejecimiento saludable que afecta a la independencia y la calidad de vida de los 2,8 millones de hombres y mujeres que padecen osteoporosis en este país1.

En este sentido, según ha explicado el Dr. Caamaño, “cada fractura supone una disminución importante en la calidad de vida del paciente que puede mantenerse durante periodos de tiempo prolongados, e incluso durante el resto de su vida”. “Las claves serían detectar los pacientes de riesgo para iniciar tratamientos dirigidos a prevenirla. Tras la aparición de la misma, los puntos claves son el tratamiento para estabilización/reparación de la misma, control analgésico adecuado si la fractura es sintomática, iniciar lo más rápidamente posible tratamientos encaminados a prevenir la aparición de fracturas adicionales, y también medidas encaminadas a la reincorporación del paciente a las actividades cotidianas”, ha explicado.

La mejor contribución en estos casos, según ha señalado, es un diagnóstico e inicio de tratamiento rápidos y un control de la adherencia al mismo. En este sentido, ha añadido, “los nuevos tratamientos, como la teriparatida, han demostrado en la práctica clínica ser seguros y efectivos para prevenir fracturas en el grupo de pacientes con alto o muy alto riesgo de fractura, como son, por ejemplo, los que ya han sufrido fracturas vertebrales previamente”.

Osteoporosis y envejecimiento

El Dr. Caamaño ha incidido en la relación entre osteoporosis y envejecimiento. “En el grupo de mayor edad el riesgo de fractura está especialmente incrementado por lo que es todavía  más acuciante la prevención primaria y secundaria de las fracturas. Estos pacientes suelen tener otras patologías asociadas que obligan a ser muy cuidadosos en la elección de los tratamientos más adecuados. En este grupo adquiere un papel esencial la prevención de las caídas”.

“Con el envejecimiento se producen una serie de cambios hormonales y en la fisiología ósea que llevan consigo a un incremento de la remodelación ósea pero con resultados negativos, es decir hay más destrucción ósea que formadora. Esto produce una disminución de la densidad ósea con huesos cada vez más débiles y que ante un traumatismo (caída, salto, golpe) produzca la tan temida fractura por fragilidad ósea”, explica por su parte el Dr. Gómez Pavón, quien ha mantenido que en las personas mayores la osteoporosis no es un proceso aislado sino que forma parte del proceso de fragilidad y sarcopenia común en el envejecimiento.

En este contexto, el Dr. Gómez Pavón ha señalado que afecciones como la fractura vertebral son “la punta del iceberg de una enfermedad sistémica que afecta a todo el esqueleto óseo”, como es la osteoporosis y “predispone a un mayor riesgo de nuevas fracturas ya sean vertebrales o de cualquier otra localización”. “Algunos estudios de coste europeos y americanos sitúan el coste por ingreso y recursos sociosanitarios consecuentes de las fracturas, sobre todo de cadera, como mayor que el propio de la cardiopatía isquémica o del ictus o que incluso el cáncer de mama”, manifiesta el especialista.

El Dr. Gómez Pavón ha explicado que la Geriatría es muy importante en el abordaje de estos pacientes, ya que desde esta especialidad se orienta al paciente en el manejo y la prevención de caídas, se tratan los trastornos afectivos y conductuales y se retiran o ajustan los fármacos que afectan tanto a la salud del hueso como al riesgo de caídas. Asimismo se prescriben tratamientos antiosteoporóticos. “Los nuevos tratamientos que forman hueso como la teriparatida tienen su principal indicación en el anciano frágil con alto riesgo de fractura inminente sobre todo tras fracturas recientes sobre todo vertebrales”, ha detallado.

★ La fractura por fragilidad ligada al envejecimiento tiene un mayor coste para

el sistema sanitario que la cardiopatía isquémica, el ictus o el cáncer de mama

(vademecum.es)