“La nueva generaciu00f3n de insulinas prandiales es una mejor herramienta para controlar la glucemia posprandial”
- netmd
- 6 de febrero de 2019
- Endocrinología y Diabetes
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04 de enero de 2019
La nueva generación de insulinas prandiales no sólo se absorbe más rápido, sino que la mayor parte de su efecto termina un poco antes, por lo que el riesgo de hipoglucemia tardía antes de la siguiente comida se reduce. Se convierte en “una mejor herramienta para controlar la glucemia posprandial”.
La diabetes es una enfermedad que afecta en nuestro país a cerca de seis millones de personas. El control de la glucemia posprandial, lo que los pacientes conocen como los niveles de azúcar en sangre tras la ingesta de alimentos, es esencial para lograr los objetivos glucémicos de quien la padece y prevenir que sufra complicaciones. Francisco Javier Ampudia-Blasco, jefe de Sección del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Valencia, explica que la hemoglobina glicosilada (también llamada glicada o HbA1c), que se emplea para evaluar el grado de control metabólico, informa de si se produce hiperglucemia basal o hiperglucemia posprandial.
Alrededor de 850.000 personas con diabetes reciben tratamiento con insulina. “No podemos alcanzar los objetivos, especialmente en los pacientes con diabetes tipo 2, sólo con insulina basal. Tenemos que utilizar agentes o medicamentos que nos ayuden a controlar la hiperglucemia posprandial. También en la diabetes tipo 1 es fundamental controlar la hiperglucemia posprandial, puesto que ésta se asocia con oscilaciones del control metabólico que hacen difícil conseguir los objetivos”, indica. Hay que encaminarse a controlar la hiperglucemia posprandial.
“La primera generación de análogos de insulina rápida fue diseñada para mejorar las características de la insulina regular humana”, declara. La secreción de insulina consiste en una liberación rápida, y brusca, de la insulina cuando se elevan los niveles de glucemia en sangre tras la ingesta. Se da un retorno, igualmente rápido, cuando los niveles de glucemia se están controlando.
Se ha comprobado, de acuerdo con las palabras de Ampudia-Blasco, que la primera generación de los análogos de insulina rápida está lejos de controlar adecuadamente la glucemia posprandial. “Pensábamos que sí, pero no es así. Lo hemos visto mediante los sistemas de monitorización continua de glucosa”, matiza. Expone que la absorción del principio subcutáneo, tras la inyección, aunque es más rápida frente a la insulina regular humana, es todavía lenta. A su juicio, “era una necesidad no cubierta el desarrollo de insulinas prandiales que permitieran una absorción más rápida”. Se han ensayado tanto insulinas distintas en su formulación como rutas distintas para administrarla. Por ejemplo, la insulina inhalada, la administración intradérmica de la insulina y el uso de parches que calientan la zona de inyección para facilitar o acelerar la absorción de la insulina.
Esa necesidad está recibiendo respuesta. La nueva generación de insulinas prandiales se absorbe más rápido. “Una de sus grandes ventajas es acelerar el proceso de absorción”, avala. Al acelerar la absorción, hace lo que tiene que hacer una insulina, pero antes. “Aunque sea una diferencia pequeña en tiempo, en torno a diez minutos o algo más; conlleva una repercusión importantísima para el control posprandial, puesto que consigue con ello una mejor su- presión de la producción hepática de glucosa y, por tanto, reducimos la exclusión glucémica, que es lo que aumenta la glucemia tras la ingesta”, puntualiza. Es decir, la absorción más rápida permite mejor control. Por otro lado, estas insulinas también desarrollan su efecto en las primeras horas. Con lo cual, el riesgo de hipoglucemia tardía, si hay un exceso de dosis, es mucho menor.
Para qué pacientes
Laboratorios Novo Nordisk lanzó recientemente al mercado Fiasp, insulina prandial de acción rápida. Preguntamos a Ampudia-Blasco qué pacientes son susceptibles de usarla. Responde que, si un paciente está bien controlado y está a gusto, a priori no es partidario de cambiar lo que funciona bien. Eso sí, “hay muchos pacientes que, cuando evalúan la glucemia posprandial, se dan cuenta de que no están tan bien controlados como parece”, sostiene. De hecho, el componente posprandial es especialmente decisivo en aquellos pacientes que se encuentran cerca del objetivo, pero que no acaban de alcanzarlo. Sería el caso de personas con hemoglobinas glicosiladas por debajo de 7.5 o 7.6.
La aconseja para cualquier paciente que tenga exclusiones glucémicas excesivas. “Una elevación excesiva de la glucemia posprandial es un candidato. Sería la insulina de elección en los pacientes con diabetes tipo 1, sobre todo en aquellos que están acostumbrados a ingestas importantes de hidratos de carbono, pensando en los adolescentes y en los adultos jóvenes deportistas. Por las características, en cuanto a que la absorción más rápida inhibe más precozmente y de forma más intensa la producción hepática de glucosa, también en los pacientes con diabetes tipo 2 puede ser una alternativa excelente, sobre todo en aquellos que utilizan elevadas dosis de insulina”, apunta. Es susceptible de ella cualquier paciente que esté insuficientemente controlado. “Puede ser un buen candidato, tanto el paciente con diabetes tipo 1 como el paciente con diabetes tipo 2, aquel en el que se observe un aumento excesivo de la glucemia posprandial”, añade.
Esta nueva generación de insulinas rápidas posee dos excipientes que son seguros en el embarazo, por lo que es una insulina que se puede utilizar muy bien para el control de la glucemia posprandial en mujeres embarazadas.
En definitiva, la nueva generación de insulinas prandiales “mejora lo que teníamos hasta ahora y nos abre una nueva perspectiva con una mejor herramienta para controlar la glucemia posprandial”. Su impresión como clínico, es que los beneficios en la práctica clínica diaria son incluso mayores que los observados en los ensayos clínicos. Los mayores beneficios se observan en aquellos pacientes que están bien entrenados y que saben calcular las dosis de insulina. “En manos de pacientes adecuadamente entrenados, esta insulina es una maravilla”, determina, y concluye: “Es un paso en la buena dirección”.