La OMS desmiente mitos y mentiras sobre las vacunas

22/3/18

La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una guía para desmentir los principales argumentos de los grupos que rechazan la vacunación. Su auge hizo que haya un aumento preocupante de brotes de enfermedades antes erradicadas, como el sarampión.

La alarma regional por los potenciales brotes de sarampión, originados en la crisis sanitaria de Venezuela, volvió a poner el foco en la vacunación, y los por qué muchas personas están optando por dejar de aplicarse la inmunización. Ante esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que no sólo nos vacunamos para protegernos a nosotros mismos sino también para proteger a quienes nos rodean, y asegura que “los programas eficaces de vacunación dependen de la cooperación de cada persona para asegurar el bien común”. Ante la circulación del virus de sarampión y de otras enfermedades ya erradicadas en distintos países europeos, la entidad sanitaria internacional alertan sobre los movimientos “anti vacunas”, una corriente que rechaza o retrasa voluntariamente la vacunación de los niños. Por eso, difundió esta guía donde desmiente muchos de los argumentos de estos grupos. 

La OMS recordó que en la región europea, en el año 2017, se cuadruplicó el número de casos de sarampión respecto a 2016. Se registraron 21.315 casos y 35 defunciones por la caída en la tasa de inmunización. El 72 por ciento de los casos se concentra en Rumania, Italia y Ucrania. También afectó a países de otros continentes (China, Etiopía, India, Indonesia, Filipinas, Nigeria, Sri Lanka, Sudán, Tailandia, y Vietnam, entre otros) que notificaron brotes de sarampión entre 2016 y 2017. Además, en 2014 aparecieron 18.000 nuevos casos en Estados Unidos de tosferina, un diagnóstico controlado desde la década de 1970. En tanto, en la Argentina, según datos del ministerio de Salud, gracias a la vacunación masiva se logró erradicar la viruela, el sarampión desde 2000, el síndrome de rubeola congénita y la rubeola desde 2009, la difteria desde 2006 y el tétanos neonatal desde 2007″. 

Mito 1: Las mejores condiciones de higiene y saneamiento harán desaparecer las enfermedades; las vacunas no son necesarias. FALSO 

Las enfermedades contra las que podemos vacunar volverían a aparecer si se interrumpieran los programas de vacunación. Si bien la mejor higiene, el lavado de las manos y el agua potable contribuyen a proteger a las personas contra enfermedades infecciosas, muchas infecciones se pueden propagar independientemente de la higiene que mantengamos. Si las personas no estuvieran vacunadas, algunas enfermedades que se han vuelto poco comunes, tales como la poliomielitis y el sarampión, reaparecerían rápidamente 

Mito 2: Las vacunas conllevan algunos efectos secundarios nocivos y de largo plazo que aún no se conocen. Más aún, la vacunación puede ser mortal. FALSO 

Las vacunas son muy seguras. La mayoría de las reacciones vacunales son generalmente leves y temporales, por ejemplo, un brazo dolorido o febrícula. Es más probable padecer un trastorno grave por una enfermedad prevenible mediante vacunación que por una vacuna. Aunque un solo caso de trastorno grave o defunción por vacunas ya es demasiado, los beneficios de la vacunación compensan con creces el riesgo, dado que sin las vacunas se producirían muchos trastornos y defunciones. 

Mito 3: Las enfermedades prevenibles mediante vacunación están casi erradicadas en mi país, por lo tanto no hay motivos para que me vacune. FALSO 

Si bien las enfermedades prevenibles mediante vacunación son actualmente poco comunes en muchos países, los agentes infecciosos que las provocan siguen circulando en algunas partes del mundo. En un mundo sumamente interconectado, esos agentes pueden atravesar las fronteras geográficas e infectar a cualquier persona no protegida. Por ejemplo, a partir de 2005, en Europa occidental se produjeron brotes de sarampión en poblaciones no vacunadas de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Italia, el Reino Unido y Suiza. 

Mito 4: Es mejor la inmunización por la enfermedad que por las vacunas. FALSO 

Las vacunas interactúan con el sistema inmunitario para producir una respuesta similar a la que produciría la infección natural, pero no causan la enfermedad ni exponen a la persona inmunizada a riesgos de posibles complicaciones. 

Mito 5: La gripe es solo una molestia y la vacuna no es muy eficaz. FALSO 

Es una enfermedad grave que cada año provoca entre 300.000 y 500.000 defunciones en todo el mundo. Las embarazadas, los niños pequeños, los ancianos con problemas de salud y cualquiera que padezca un trastorno crónico, por ejemplo, asma o cardiopatía, corren un alto riesgo de infección grave y muerte. La mayoría de las vacunas contra la gripe inmuniza contra las tres cepas de mayor prevalencia circulantes en una estación dada. 

Mito 6: Las vacunas contienen mercurio, que es peligroso. FALSO 

El tiomersal es un compuesto orgánico con mercurio que se añade a algunas vacunas como conservante. No hay pruebas científicas que sugieran que la cantidad de tiomersal utilizada en las vacunas entrañe un riesgo para la salud. 

Mito 7: Las vacunas causan autismo. FALSO 

Según se pudo determinar, el estudio de 1998 que suscitó inquietud acerca de un posible vínculo entre la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola, por un lado, y el autismo, por otro, contenía graves irregularidades, por lo que la publicación que lo divulgó lo retiró.

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