Se realizó una evaluación oftalmológica y se obtuvieron imágenes de tomografía de coherencia óptica de dominio espectral de por lo menos un ojo en todos los sujetos de estudio y se recopilaron los datos entre 2014 y 2016.
El informe publicado el 7 de septiembre en la versión electrónica de JAMA Ophthalmology, destacó que todos los pacientes con síndrome congénito por el virus de Zika tenían anomalías de la fóvea en cada ojo examinado. Las anomalías consistían en discontinuidades de la zona elipsoide, adelgazamiento de la retina central con incremento de retrodispersión y desorganización estructural severa. Tres de los ojos mostraron pseudo colobomas maculares.
La retina pericentral tenía laminación normal, pero presentaba una capa de células ganglionares gravemente adelgazada (< 30% del espesor normal) que se identificó en siete de ocho ojos con una capa de fotorreceptores normal. La capa nuclear interna era normal, o tenía adelgazamiento cerca del límite.
La degeneración retiniana central era similar a la de deficiencia de cobalamina C.
Los autores hacen notar que los hallazgos son congruentes con los resultados de un modelo de síndrome congénito por el virus de Zika en ratón.
“El neurodesarrollo del sistema nervioso central y la retina es un proceso continuo que no termina al nacer”, observan los autores. “Esperamos que la detección de tales anomalías sutiles conduzca a intervenciones que puedan ayudar a los pacientes a lograr el mejor desenlace funcional posible”.
“Proponemos que nuestro enfoque cuantitativo pueda servir como biomarcador de la enfermedad neurológica asintomática en las infecciones por síndrome congénito por el virus de Zika, lo cual puede dar lugar a esfuerzos para mitigar las anomalías oculares y neurológicas que acompañan a este trastorno devastador”, finalizó el Dr. Aleman.
El Dr. Hans Grossniklaus, de la Emory University School of Medicine en Atlanta, Estados Unidos, coautor de un editorial complementario dijo a Reuters Healthpor correo electrónico que “la alteración visual en el síndrome congénito por el virus de Zika se debe a que el virus afecta al ojo o al cerebro. Esto puede deberse a infección directa por el virus de Zika o a cambios inflamatorios relacionados con la infección”.
“Se están realizando estudios para comprender estos procesos, lo cual puede conducir a tratamientos”, agregó el Dr. Grossniklaus, como, por ejemplo, “encontrar mecanismos de la respuesta inmunitaria al virus y aprovechar esa respuesta para el tratamiento”.
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