Las bacterias causantes de infecciones óseas en niños pueden alojarse en la orofaringe

 

Muchos pacientes pediátricos con infecciones óseas y articulares también portan la bacteria causante en la orofaringe, una observación que puede ayudar al diagnóstico más rápido y a un tratamiento más dirigido, según un estudio publicado en CMAJ.

En las últimas dos décadas, la bacteria Kingella kingae se ha reconocido como la causa principal de infecciones óseas y articulares en niños menores de 4 años, según los expertos en enfermedades infecciosas pediátricas, el Dr. Romain Basmaci, PhD y el Dr. Stéphane Bonacorsi, PhD, ambos del Hôpital Louis-Mourier en Colombes, Francia, quienes fueron coautores de un editorial complementario.

Anteriormente, K. kingae era difícil de detectar a través de cultivos bacterianos habituales y posiblemente pasaba inadvertida. Sin embargo, ahora, técnicas más nuevas como los ensayos de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), permiten detectar el ADN de la bacteria, lo que facilita su identificación.

“Esto resalta una mejor detección de K. kingae gracias a técnicas moleculares, así como una mejor percepción por parte de médicos y microbiólogos, más que un verdadero ‘surgimiento’ del microorganismo patógeno”, señalan los editorialistas.

 

Los niños a menudo son portadores de este patógeno en sus faringes. Para determinar si tal colonización estaba relacionada con infecciones óseas y articulares, el Dr. Jocelyn Gravel, maestro en ciencias y médico de urgencias pediátricas, en el Centre Hospitalier Universitaire Sainte-Justine, de la Université de Montreal, en Quebec, Canadá, y un equipo multiinstitucional de colaboradores llevaron a cabo un estudio de casos y controles en un par de hospitales pediátricos en Canadá y Suiza. El estudio incluyó 77 pacientes pediátricos que acudieron a los servicios de urgencia de los hospitales con un probable diagnóstico de infecciones osteoarticulares y 286 controles pareados que acudieron al servicio de urgencias sin tales infecciones.

Los autores utilizaron pruebas de PCR para identificar K. kingae en las faringes de 46 de los 65 (71%) casos confirmados de infecciones óseas o articulares y 17 de los 286 testigos (6%). El riesgo de presentar una infección ósea fue significativamente más alto entre los pacientes pediátricos que eran portadores de K. kingae (odds ratio: 38,3; IC 95%: 18,5 – 79,1).

Este hallazgo indica que realizar estudios para este microorganismo patógeno en muestras de faringe puede ayudar a diagnosticar la causa de una infección ósea y articular. También podrían servir para guiar el tratamiento, ya que K. kingae suele ser resistente a clindamicina y se han reportado casos de resistencia a betalactámicos, señalan los autores.

“Con base en este estudio, planeamos modificar la forma de investigar a niños con riesgo de infección articular u ósea, ya que la identificación de K. kingaeen la faringe de un paciente pediátrico con una infección ósea sospechada apuntará hacia K. kingae como la causa”, dijo el Dr. Gravel en un comunicado de prensa. “Esto puede disminuir el número de otras pruebas que se realizan para identificar la bacteria patógena”.

Sin embargo, los autores advierten que se necesita realizar estudios multicéntricos más extensos en Norteamérica para confirmar la prevalencia de las infecciones óseas y articulares en pacientes pediátricos portadores de K. kingae.

Los autores del editorial señalan que “con una tasa de portación de K. kingaede cifras de hasta 10% entre niños sanos en algunos países, basarse en la detección bucofaríngea como un indicativo del diagnóstico en el caso de una infección articular daría lugar a una elevada tasa de diagnósticos falsos positivos”.

También señalan que, aunque se considera que la faringe es el punto de entrada para infecciones bacterianas invasivas, aún no está claro el rol de la colonización de K. kingae en la patogenia. Algunos estudios parecen indicar que sería necesaria la colonización más una infección por virus para que ocurra una infección invasiva, comentan. La evidencia de que las infecciones por K. kingae invasivas son estacionales, mientras que la portación de la bacteria no lo es, respalda esta idea.

Los editorialistas señalan que pruebas adicionales, como la genotipificación, la tipificación de cápsula o las pruebas específicas de virus, podrían conferir más utilidad a las pruebas orales para K. kingae.

 

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