Las dos preguntas claves que siempre hay que hacer ante un episodio depresivo

 

BUENOS AIRES, ARG. Frente a un paciente que consulta por primera vez por un episodio depresivo, resulta imperativo realizar al menos dos preguntas que orienten sobre su tipo y severidad antes de decidir el tratamiento: ¿Se trata de un trastorno bipolar? Y si fuera una depresión unipolar, ¿qué tan grave es?

Así lo sostuvo el Dr. Sergio Strejilevich, director del Programa de Trastornos Bipolares y profesor del Instituto de Neurociencias de la Universidad Favaloro, en Buenos Aires, Argentina, durante su exposición en el Simposio Internacional de Depresión de la Fundación INECO, que se celebró el 3 de octubre.  

La estratificación tiene un sentido clínico inequívoco: “Los fármacos antidepresivos deberían indicarse en solo uno de cada tres casos, porque en el resto de los pacientes son inadecuados o pueden causar daño”, advirtió.

Al menos en Estados Unidos, solo uno de cada cuatro pacientes adultos con depresión recibe el tratamiento apropiado. La situación no sería muy distinta en la región. De acuerdo con los resultados de un estudio argentino-chileno, aún sin publicar que anticipó en el simposio, el Dr. Strejilevich informó que más de la mitad de 187 pacientes bipolares recibieron fármacos antidepresivos como primera línea de medicación, “que es lo que no hay que dar. Y en la peor etapa de la enfermedad para darlos”, protestó.

 

Un sistema clínico obsoleto

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es la principal causa de problemas de salud y discapacidad en el mundo. Y la cantidad de personas que viven con depresión creció un 18,4% entre 2004 y 2015.

Sin embargo, el Dr. Strejilevich consideró que la detección y el manejo de la depresión mayor, a la que definió como un tormento, sigue siendo un terreno atravesado por enormes incertidumbres.

A falta de biomarcadores, análisis genéticos u otros parámetros objetivos, los psiquiatras deben recurrir a la ponderación de indicadores clínicos para el diagnóstico, que, en algunos casos, presentan características opuestas.

“El DSM-5 nos propone que se diagnostique depresión cuando hay, por ejemplo, insomnio o hipersomnia, inhibición o agitación psicomotriz, irritabilidad o anergia, ideas suicidas o exceso de preocupación por morir. Y que todo eso se trate de la misma forma… es descabellado”, sentenció el Dr. Strejilevich.

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