Lesiones purpúricas en manos

RESUMEN

Presentamos el caso de un varón institucionalizado de 57 años, afectado por síndrome de Down, que presentó lesiones purpúricas en manos y extremidades inferiores tras administración de una dosis de amoxicilina-ácido clavulánico. Se sospechó una reacción de hipersensibilidad por fármacos, pero la reacción cutánea persistió tras la suspensión del antibiótico. Tras descartar otras etiologías, fue diagnosticado de escorbuto. El paciente fue tratado con suplementos de vitamina C, mostrando clara mejoría de las lesiones. El escorbuto no es un diagnóstico frecuente en la actualidad, sin embargo esta patología de otras épocas no ha desaparecido del todo. Se trata de una enfermedad que resulta fácil olvidar al plantearnos un diagnóstico diferencial y cuyo tratamiento con la suplementación vitamínica es simple y efectivo.

Introducción

El escorbuto o déficit de vitamina C es una patología infrecuente en la actualidad, sin embargo se ha descrito en pacientes con malnutrición severa asociada, en ocasiones, a alcoholismo y a otras deficiencias nutricionales1. El hombre no es capaz de sintetizar vitamina C por lo que el déficit en la dieta da lugar a las manifestaciones clínicas. Es una patología propia de tiempos pasados, y muy infrecuente en la actualidad en países desarrollados2. Las manifestaciones clínicas del escorbuto, fundamentalmente cutáneas, obligan a incluirlo en el diagnóstico diferencial de las vasculitis, con las que puede confundirse.

 Observaciones clínicas

Varón de 57 años con antecedente de síndrome de Down que ingresó por fractura de cadera. Durante su ingreso presentó clínica urinaria, por lo que se inició antibioterapia empírica con amoxicilina-clavulánico. A las 24 horas presentó un rash generalizado, por lo que se modificó la antibioterapia con mejoría de las lesiones en tronco, pero con empeoramiento en palmas, donde aparecieron lesiones purpúricas (Figura 1). Se solicitó serología de Parvovirus, que fue negativa, y se revisó historia antigua. Había sido diagnosticado de escorbuto años atrás por lesiones purpúricas en extremidades inferiores y niveles de vitamina C < 0,1 mg/dl (0,4-2,0). Se iniciaron suplementos de vitamina C con resolución de las lesiones.

Discusión

El hombre, a diferencia de la mayoría de los animales, es incapaz de sintetizar vitamina C a partir de la glucosa, por lo que es imprescindible el aporte de dicha vitamina en su dieta3. En los países occidentales las necesidades diarias de vitamina C (90 mg/día en hombres y 75 mg/día en mujeres), están cubiertas de forma suficiente por la dieta convencional por lo que es una patología infrecuente en la actualidad2. Las personas con mayor riesgo para desarrollar escorbuto son: ancianos, niños durante la lactancia artificial basada exclusivamente en leche de vaca no suplementada, alcohólicos, personas institucionalizadas, pacientes con malabsorción, enfermos psiquiátricos y/o alimentarios y sin medios económicos4,5.

Cuando el aporte resulta deficitario y se agotan las reservas de esta vitamina no se produce la hidroxilación del colágeno lo que facilita la aparición de fragilidad capilar y el aumento de la permeabilidad capilar. Las manifestaciones clínicas iniciales son petequias perifoliculares y equimosis de predominio en extremidades inferiores6.

El diagnóstico es fundamentalmente clínico ante la presencia de las lesiones cutáneas características, y se confirma con la determinación de niveles bajos de vitamina C. El diagnóstico diferencial se plantea con las vasculitis cutáneas7.

El tratamiento con suplementos de vitamina C oral (200-500 mg/día) consigue una normalización completa en 3-4 semanas2.

Por lo tanto, aunque es una enfermedad rara y casi olvidada en países desarrollados, debe tenerse en cuenta en pacientes pertenecientes a grupos de riesgo. Debemos pensar en esta enfermedad en pacientes con alteración del hábito nutricional, ya sea por alergias alimentarias, fobias, anorexia nerviosa u otros trastornos psiquiátricos e identificarla dada la buena respuesta al tratamiento.

Rebeca Fernández Regueiroa, Sergio Santos Hernándezb, Alejandra García Vallinaa y María Estrada Martínezc

aServicio de Medicina Interna. Hospital de Cabueñes. Gijón. Asturias (España).
bServicio de Cardiología. Hospital de Cabueñes. Gijón. Asturias (España).
cMédico de Atención Primaria. Gerencia de Atención Primaria área III. Avilés. Asturias (España).

 Bibliogradía

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