Los antecedentes de conmoción cerebral podrían aumentar las probabilidades de que una nueva madre tenga problemas de salud mental

LUNES, 4 de noviembre de 2024 (HealthDay News) — Las mujeres que han sufrido conmociones cerebrales son más propensas a sufrir problemas graves de salud mental tras el parto, muestra un estudio reciente.

Un historial de conmoción aumentó el riesgo de enfermedad mental grave de una madre primeriza en un 25 por ciento, tras ajustar por otros factores, reportaron investigadores canadienses.

“Hallamos que los individuos con antecedentes de conmoción eran significativamente más propensos a experimentar problemas graves de salud mental, como visitas al departamento de emergencias psiquiátricas o autolesiones, en los años posteriores al parto”, señaló la investigadora principal, Samantha Krueger, partera registrada y candidata doctoral en metodología de la investigación en salud de la Universidad McMaster en Hamilton, Ontario. Realizó el estudio mientras trabajaba en el Instituto de Políticas, Gestión y Evaluación de la Salud de la Universidad de Toronto.

En el estudio, los investigadores analizaron datos de más de 750,000 mujeres embarazadas en Ontario entre 2007 y 2017. Se hizo un seguimiento de los resultados de salud mental de estas mujeres hasta 14 años después del parto.

Entre las mujeres con antecedentes de conmoción cerebral, un 11 por ciento experimentaron una enfermedad mental grave. Solo el 7 por ciento de los que no habían sufrido conmociones cerebrales previas desarrollaron trastornos mentales graves.

Los hallazgos, que se publicaron en la edición del 4 de noviembre de la revista Journal of Clinical Psychiatry, fueron particularmente sorprendentes entre las mujeres sin antecedentes de problemas de salud mental. Los antecedentes de conmoción cerebral aumentaron su riesgo de enfermedad mental grave tras el parto en un 33 por ciento.

“Esta asociación fue especialmente fuerte para las personas sin antecedentes de salud mental, lo que significa que la conmoción podría ser un factor de riesgo importante, pero que se pasa por alto, durante el embarazo y la atención posparto”, dijo Krueger.

Las exigencias físicas y emocionales de la crianza de los hijos podrían exacerbar los efectos cerebrales persistentes de la conmoción cerebral, señaló la investigadora sénior, Hilary Brown, científica adjunta del Instituto de Ciencias Clínicas Evaluativas, en Toronto.

“El sueño es crítico para la recuperación tras una lesión en la cabeza, pero la privación del sueño es una realidad para muchos padres primerizos”, explicó Brown en un comunicado de prensa del instituto. “Las deficiencias cognitivas, las sensibilidades a la luz y al ruido y el estrés de cuidar a un recién nacido pueden intensificar los síntomas de la conmoción cerebral, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de problemas de salud mental con el tiempo”.

Dados estos resultados, los investigadores dijeron que los médicos deben evaluar de forma rutinaria a las futuras madres para determinar si tienen antecedentes de conmociones cerebrales, para asegurarse de que obtengan la ayuda que necesitan durante el embarazo y después del parto.

“Nuestro estudio apunta a una necesidad crítica de que los proveedores de atención de la salud tomen en cuenta el historial de conmociones al respaldar a los padres primerizos”, añadió Krueger. “La identificación temprana y el apoyo a largo plazo podrían marcar una diferencia real en la prevención de resultados psiquiátricos graves”.

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