Los avances en Alzheimer en neurobiología y biología molecular

1 DE OCTUBRE DE 2020

Con motivo de la celebración del Día Mundial del Alzheimer, este 21 de septiembre, debemos   decir que los avances relacionados con esta enfermedad y otras demencias, están en gran parte relacionados con los conocimientos investigaciones desarrolladas dentro de los campos de la neurobiología y la biología molecular, tanto para desentrañar los mecanismos etiopatogénicos de este grupo de enfermedades como para la búsqueda de soluciones terapéuticas.

Todos conocemos que esta enfermedad es una disfunción progresiva, crónica y devastadora de las neuronas del cerebro que conduce inexorablemente hacia un deterioro funcional y mental grave, con pérdida de memoria, funciones cognitivas alteradas, cambios de personalidad, dificultad en el uso lenguaje con fluidez verbal reducida, etc.

Su origen se debe fundamentalmente a una lesión neuronal en la corteza cerebral y el área hipocampal que posteriormente se extiende hacia otras regiones del encéfalo, originando la clínica característica. La diana terapéutica actual se focaliza principalmente en la neuropatología de la enfermedad: ovillos fibrilares intraneuronales, el depósito de placa amiloide, la pérdida de neuronas colinérgicas y las alteraciones de sus mecanismos de neurotransmisión. Aunque desafortunadamente la enfermedad no se puede curar, su progresión se puede modular mediante diferentes fármacos que actúan sobre el acetil colinesterasa y receptores de glutamato, que ayudan a controlar algunos de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer. No obstante, se siguen investigando diferentes estrategias para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. Dentro de estas líneas terapéuticas destacan las inmunoterapias dirigidas a las placas de beta amiloide, la proteína tau y otras alteraciones  neurales. También  se están abordando metodologías de oligonucleótidos antisentido como posibles terapias, e incluso fitofármacos y nutracéuticos como elementos para controlar los síntomas relacionados con la demencia.

Otro aspecto, habitualmente poco tenido en cuenta, es la necesidad permanente de estímulos que precisa nuestro cerebro para mantener un trofismo adecuado. Un ejemplo lo encontramos en la recepción de estímulos de los órganos de los sentidos.  Existe un interés considerable en la actualidad con la deprivación sensorial. Esto se debe a evidencias que sugieren que la pérdida auditiva es un factor de riesgo para el deterioro cognitivo, incluso aunque el origen de la misma sea no neural: la sordera de transmisión. Varios estudios avalan estas hipótesis.  En primer lugar, el poseer genes que incrementan el riesgo de enfermedad de Alzheimer influye negativamente en diversos aspectos de la audición, aunque no existen evidencias del fenómeno contrario: que el riesgo genético de discapacidad auditiva afecte la cognición. Sin embargo, trabajos con modelos animales de la enfermedad demuestran claramente que la inducción de una sordera de transmisión empeora los resultados de estos animales en las pruebas de laberinto y de evitación pasiva. También  presentan  un menor metabolismo de la glucosa cerebral en diversas áreas corticales e hipocampales, así como disminución del volumen de sustancia gris.

Por todo ello en este proceso de enfermar es fundamental la situación cerebral basal el punto de partida. Sabemos que es diferente, y en general no presentan la misma velocidad de progresión estas enfermedades, según variables sociales, culturales, económicas, educativas y de la propia personalidad de la persona que las padece.

La Geriatría aborda a las personas ancianas enfermas de una manera global,  a través de una valoración geriátrica integral con un enfoque bio-psico-social. De esta forma  todos los aspectos de la persona enferma, y no solo los meramente clínico biológicos, se tienen en cuenta en las personas ancianas con deterioro cognitivo. Un ejemplo claro es la valoración de los sentidos, siendo frecuente encontrar personas ancianas con afectación sensorial  visual y/o auditiva, y como hemos visto, con un incremento del riesgo de presentar deterioro cognitivo.

Por último dentro de esa valoración integral es fundamental el entorno. Y no solo el entorno físico, con la necesidad de viviendas adaptadas y sin barreras, sino también el ambiente socio familiar. En este aspecto es fundamental la valoración y apoyo a los familiares y cuidadores, aspecto que también se tiene en cuenta desde la Geriatría, para mantener al paciente con la mejor calidad de vida, asistencial y humana que podamos proporcionarle.

Carlos Fernández-Viadero, Coordinador del Grupo de Demencias de la SEGG.
Almudena Garnica-Fernández, Secretaria del Grupo de Demencias de la SEGG

https://www.segg.es/actualidad-segg/2020/10/01/los-avances-en-alzheimer-en-neurobiologia-y-biologia-molecular