¿Los dilatadores en realidad son inútiles tras el dolor de pecho? Los cardiólogos no están seguros

VIERNES, 3 de noviembre de 2017 (HealthDay News) — Los expertos cardiacos aceptan con cautela los resultados de un nuevo e histórico ensayo clínico que cuestiona el valor de abrir las arterias obstruidas para aliviar el dolor de pecho.

Las personas que sufrían de dolor de pecho que recibieron un dilatador (stent), un pequeño tubo de malla, para reabrir una arteria obstruida, no mostraron ninguna mejora respecto a las personas que solo tomaron fármacos para mejorar su afección, reportaron unos investigadores británicos.

“Esto sin duda ha provocado un gran debate”, apuntó el Dr. Samin Sharma, director de cardiología de intervención en el Centro Médico Monte Sinai en la ciudad de Nueva York.

Pero los cardiólogos no pueden decir si el ensayo, publicado el 2 de noviembre en la revista The Lancet, tendrá un gran impacto inmediato en la toma de decisiones clínicas.

Por un lado, el ensayo se enfocó en un grupo de pacientes con síntomas relativamente leves, y no incluyó un seguimiento de una duración suficiente como para ver si los que no recibieron dilatadores terminaron con unos problemas cardiacos cada vez peores.

“Como médico que ha atendido a muchos pacientes con una enfermedad cardiaca coronaria, me preocupa mucho que se haga una generalización excesiva del ensayo que incluya a pacientes con unos síntomas y unas limitaciones más graves por su enfermedad de la arteria coronaria”, planteó el Dr. Ajay Kirtane, director de los Laboratorios de Cateterismo Cardiaco del Centro Médico Irving Presbiteriano de Nueva York/Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.

Se ha probado que los dilatadores salvan las vidas de las personas que sufren de un ataque cardiaco debido a una arteria obstruida, y también sin duda salvan las vidas de las personas con ataques imprevisibles de dolor de pecho, comentaron Sharma y el Dr. Sidney Smith, vocero de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) y profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte.

Pero ha habido cierto debate serio sobre los beneficios de colocar dilatadores en las personas con angina estable, que es un dolor de pecho predecible y de corta duración que ocurre cuando el corazón se estresa. Por lo general, la angina es provocada por la acumulación de placas grasas en las arterias.

Este último ensayo abordó la pregunta usando métodos relativamente exclusivos en la ciencia moderna, dijeron los cardiólogos.

Los investigadores realizaron al azar un procedimiento “falso” de colocación de dilatadores en la mitad de 200 pacientes con angina estable, para ver si experimentaban la misma mejora que los que sí recibieron un dilatador para reabrir una arteria parcialmente bloqueada. Todos los pacientes recibieron un tratamiento farmacológico agresivo para su dolor de pecho.

Los hallazgos han conmocionado al mundo de la salud cardiaca. Los pacientes que se sometieron al procedimiento falso mejoraron tanto como los que recibieron los dilatadores. Reportaron menos dolor de pecho y mejoraron su rendimiento en las pruebas de la cinta caminadora.

Pero ya se están planteando preguntas sobre qué tan aplicables serán los resultados en el mundo en general.

En el ensayo británico participó un grupo muy selecto de pacientes con dolor de pecho, anotaron los expertos del corazón.

“El hecho de que inscribir apenas 200 pacientes conllevara 3 años y medio y cinco grandes hospitales sugiere que esta estrategia se aplicó a una pequeña fracción de los pacientes atendidos en esos hospitales”, comentó la Dra. Cindy Grines, cardióloga intervencionista en el Hospital Cardiaco Sandra Atlas Bass de Northwell Health, en Manhasset, Nueva York.

Por ejemplo, el dolor de pecho de los pacientes debía tener su origen en una sola arteria bloqueada, señaló la Dra. Mary Norine Walsh, presidenta del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology).

“No incluyeron a nadie que tuviera un estrechamiento grave en más de un vaso sanguíneo”, dijo Walsh. “No podemos extrapolar este estudio a otros pacientes con más de un vaso sanguíneo implicado”.

Los pacientes también parecían tener un estado de salud relativamente bueno, y al principio podían pasar más de ocho minutos en una cinta caminadora. Esto “sugiere que se trata de un grupo con un riesgo muy bajo sobre el que se podría haber predicho que los pacientes quizá no se beneficiarían de” la administración de un dilatador, dijo Grines.

Pero la mayor preocupación sobre el ensayo implica al periodo de seguimiento de seis semanas, que muchos consideraron demasiado corto.

“El verdadero impacto clínico de este ensayo requiere de un seguimiento de más de seis semanas”, indicó Smith. “Debemos saber qué sucede con una lesión sin dilatador en un periodo más largo”.

Los ensayos anteriores sobre los dilatadores y otros procedimientos cardiacos por lo general han seguido a los pacientes durante seis a nueve meses, o incluso más tiempo, dijo Sharma.

Por ejemplo, otro ensayo clínico encontró que los pacientes que no recibieron un dilatador tardan al menos seis meses para presentar problemas, ya sea sufrir un ataque cardiaco o necesitar una angioplastia de emergencia, apuntó Sharma.

“El beneficio de un procedimiento de administración de dilatador quizá no se sepa a las seis semanas”, dijo Sharma. “Quizá tarde un poco más. Si yo hubiera diseñado el estudio, habría seguido hasta los seis meses”.

Walsh se mostró de acuerdo. “En realidad no se sabe si a la gente le va igual de bien o no con la terapia médica a largo plazo. Este estudio no responde esa pregunta”, aseguró.

Se necesitarán ensayos a más largo plazo para ver si un método exclusivamente farmacológico es mejor a largo plazo para los pacientes con una angina estable, plantearon los expertos.

Mientras tanto, el estudio más reciente podría fomentar unas mejores conversaciones entre los cardiólogos y sus pacientes, dijo Walsh.

“Para el paciente que es similar a los de este ensayo, ese tipo de paciente con enfermedad en un vaso sanguíneo, sin duda debe tener una conversación con su cardiólogo sobre si maximizar la terapia médica sería igual de beneficioso”, afirmó Walsh.

“Hay muchos pacientes que podrían preferir un dilatador, porque no desean tomar tantos fármacos, por ejemplo”, siguió Walsh. “Al final, gran parte de esto dependerá de que médicos y pacientes hablen, revisen este nuevo dato importante y tomen una decisión juntos”.

El ensayo también es un recordatorio de que los cardiólogos “deben tener más cuidado y ser más analíticos respecto a qué pacientes reciben un dilatador”, dijo Sharma.

Una innovación relativamente reciente conlleva una prueba de la reserva fraccional de flujo (RFF), que mide la presión arterial y el flujo sanguíneo a través de los bloqueos parciales de una arteria, apuntó Sharma.

Casi todos los laboratorios de cateterismo del país cuentan con uno de esos dispositivos, que se ha mostrado que predicen de forma precisa quién necesita un dilatador, independientemente de qué tanto se haya bloqueado la arteria, añadió Sharma.

De hecho, todos los pacientes en este último ensayo se sometieron a una prueba de la RFF, y los resultados mostraron que alrededor de un 30 por ciento tenían una RFF que los habría llevado a ser asignados a medicamentos en lugar de recibir un dilatador, anotó Sharma.

“Hoy en día, en el caso de la angina estable realizamos pruebas adicionales para ver si el bloqueo le provocará problemas al paciente en un futuro”, dijo Sharma, y estimó que más o menos 4 de cada 6 pacientes son asignados a una terapia farmacológica tras una prueba de la RFF.

FUENTES: Samin Sharma, M.D., director, interventional cardiology, Mount Sinai Health System, New York City; Cindy Grines, M.D., interventional cardiologist, Northwell Health’s Sandra Atlas Bass Heart Hospital, Manhasset, N.Y.; Mary Norine Walsh, M.D., president, American College of Cardiology; Sidney Smith, M.D., professor, University of North Carolina School of Medicine; Ajay Kirtane, M.D., director, Cardiac Catheterization Laboratories, New York-Presbyterian/Columbia University Irving Medical Center, New York City

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