Los exosomas son una nueva estrategia terapéutica para la mejoría del dolor lumbar. Revisión de la literatura

RESUMEN

El dolor lumbar es un problema de salud común que afecta a una gran cantidad de personas en todo el mundo. Entre las principales causas de este dolor se encuentra el proceso degenerativo de los discos intervertebrales, los cuales se ven afectados por una pérdida en el equilibrio entre los procesos anabólicos y catabólicos, lo que conlleva a una degradación de la matriz extracelular, una pérdida de la adecuada hidratación del núcleo pulposo y una muerte celular por inflamación y estrés oxidativo.
Aunque existen múltiples tratamientos para el dolor lumbar, ninguno de ellos es completamente curativo. Por esta razón, se han desarrollado opciones terapéuticas que buscan detener y revertir estos procesos degenerativos, entre las cuales se encuentran los exosomas.
Con el objetivo de evaluar la eficacia de estas nuevas terapias, se ha realizado una revisión exhaustiva de la literatura existente en inglés. En ella, se incluyeron artículos experimentales in vitro o in vivo, revisiones sistemáticas y estudios aleatorizados. Los resultados de esta revisión destacan siete grupos celulares que han sido utilizados en la producción de exosomas y que cuentan con indicación biológica en el manejo de la enfermedad discal degenerativa.
Cada uno de estos grupos ha sido estudiado en modelos in vivo e in vitro, y aunque solo el plasma rico en plaquetas cuenta con un ensayo clínico, los resultados experimentales y clínicos son alentadores.
Es importante mencionar que aún faltan muchos estudios que permitan depurar esta información y establecer protocolos de uso. Sin embargo, es necesario cambiar nuestra mentalidad al tratar a los pacientes con dolor lumbar, reconociendo que solo una modificación en los factores de riesgo, acompañada de terapias regenerativas, podrían permitir obtener mejores resultados a largo plazo.
Finalmente, es necesario llevar a cabo ensayos clínicos aleatorizados controlados para evaluar a fondo la eficacia de estos tratamientos y establecer su efectividad en el manejo de la enfermedad discal degenerativa.

INTRODUCCIÓN

No existe ninguna duda respecto a la alta incidencia y prevalencia del dolor de espalda en la población general y su repercusión económica multifactorial sobre los gobiernos, las instituciones y las familias (1). La persistencia de los síntomas y de las secuelas sensitivas, motoras y sobre todo dolorosas, a pesar del avance en todos los campos del tratamiento, se cree que podría existir una orientación equivocada o incompleta. A pesar de que surjan nuevas moléculas farmacológicas para el manejo del dolor, de que se hayan popularizado los tratamientos percutáneos, de que hayan surgido las técnicas de cirugía mínimamente invasiva y las opciones endoscópicas, persisten unas cifras de prevalencia, incidencia y secuelas, muy altas.
La interpretación de estos resultados, que pueden parecer incompletos, transitorios o mal comprendidos, podría estar relacionada con el hecho de que la mayoría parcial de los dolores localizados en la región lumbar tienen su origen en los procesos de envejecimiento del organismo. Adquirir una comprensión profunda de la estructura del disco intervertebral y de su estabilidad fisiológica nos permite direccionar estas líneas de investigación hacia la restauración y regeneración del disco. De hecho, diversos estudios están actualmente enfocados en esta perspectiva, la cual se perfila como el camino a seguir en el tratamiento del dolor de espalda y en la reducción de los preocupantes niveles de frecuencia sintomática. En esta secuencia de eventos originados por el proceso de envejecimiento, el punto de partida suele ser, en la mayoría de los casos, la evolución en el disco intervertebral (2,3,4).
El disco intervertebral (DI) es una estructura fundamental en el soporte de la columna vertebral y representa 1/3 de su altura. Es una estructura avascular que se encuentra compuesta por el núcleo pulposo (NP), el anillo fibroso (AF) y el platillo cartilaginoso (PVC). Al ser avascular, su nutrición se realiza exclusivamente por gradientes de concentración que permiten una difusión pasiva de oxígeno y otras partículas, así como eliminación de sustancias desecho, a través de la placa vertebral cartilaginosa (PVC) (2). El núcleo pulposo es una estructura blanda y central, envuelta por el anillo fibroso (AF). Está conformada principalmente por proteoglicanos y colágeno tipo II, los cuales le permiten cumplir su función de retener agua, soportar las cargas de compresión en la columna y distribuir la presión hidrostática generada por el esfuerzo. Los proteoglicanos pueden ser agrecanos grandes especializados en retener agua y proteoglicanos pequeños que al unirse a la leucina dan estabilidad. Posee además células notocordales (células madre derivadas del núcleo pulposo-NPSC) parecidas a los condrocitos que tienen la importante función recientemente descrita de producir los componentes de la matriz extracelular y permitir la consistencia gelatinosa del núcleo importante desde el punto de vista biomecánico (2,3,4).
El anillo fibroso son laminillas de tejido conectivo fibroso (fibroblastos alargados) rico en colágeno tipo I, unidas por puentes translaminares, estructuralmente importante por dar estabilidad y permitir la difusión. La alteración de la matriz extracelular del disco intervertebral ha tomado esencial importancia en el proceso de envejecimiento. Tiene una capacidad mayor de soporte mecánico favorecido por las redes de colágeno tipo I y II, que proporcionan resistencia a la tracción. Existe un movimiento bioquímico importante en la ME. Su funcionamiento es dinámico y cambiante de acuerdo con las condiciones del NP y del AF (5,6,7).
A pesar de ser una estructura anatómica simple, en el disco intervertebral suceden cambios de envejecimiento que son los que inician las modificaciones biomecánicas que se reflejan directamente en los síntomas dolorosos. Es esencial en ese proceso patológico la pérdida de la estructura y la modificación del núcleo, el anillo y la matriz extracelular. Ese cambio en la estructura es producido por la pérdida de equilibrio en los procesos anabólicos y catabólicos, manifestado con la disminución en los nutrientes y la acumulación de los productos de desecho. Enzimas catalizadoras como las proteinasas se liberan por las células del disco y producen descomposición de la matriz celular. Los procesos de apoptosis y muerte celular empeoran la evolución con la pérdida de las células madres derivadas del NP, pérdida de proteoglicanos, glucosaminoglicanos y la estructura de la matriz extracelular.
En los últimos años se han realizado estudios sobre terapias biológicas las cuales buscan lograr una regeneración de la matriz extracelular del disco intervertebral, estabilizando los componentes de dicha matriz y aumentando el contenido de las células madre. La mayoría de estas terapias se encuentran en fases experimentales realizando estudios in vitro e in vivo. Dentro de estas estrategias, destacan los exosomas, los cuales son diminutas vesículas extracelulares liberadas por diversas células en el organismo que desempeñan un papel fundamental en la comunicación intercelular y en la transferencia de moléculas bioactivas, como proteínas, ácidos nucleicos y lípidos, entre células vecinas y a través de sistemas distantes (2,5).
Estos compuestos permiten una comunicación precisa entre células al transportar moléculas bioactivas, con menor riesgo de desencadenar respuestas inmunológicas adversas. Su estabilidad y facilidad de almacenamiento simplifican su uso clínico. Al ser componentes naturales del cuerpo, pueden enfrentar requisitos regulatorios menos restrictivos (8). Si bien se deben abordar desafíos, como la estandarización y la validación clínica, los exosomas destacan como una herramienta innovadora en el campo de la medicina regenerativa.
Todo este análisis ha reorientado la investigación básica del dolor lumbar y se ha dirigido hacia una terapia de restauración temprana. En esa nueva orientación el papel de las células madre liberadas por el NP es muy importante y dentro de esta, el estudio de los exosomas.
En el siguiente artículo, se presenta una revisión de la literatura sobre la nueva estrategia terapéutica para el manejo de la enfermedad discal degenerativa basada en el uso de exosomas.

J. Alfonso Sierra-Peña1

J. C. Acevedo-González2

1 Estudiante de Medicina. Semillero de Neurocirugía. Facultad de Medicina. Pontificia Universidad Javeriana. Hospital Universitario San Ignacio. Bogotá, Colombia

2 Neurocirujano especialista en Neurocirugía funcional y Estereotáxica, Manejo del Dolor y Espasticidad. Departamento de Neurociencias. Hospital Universitario San Ignacio. Facultad de medicina. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia

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