Los nuevos avances en leucemia mieloide y linfoblástica aguda están cambiando de forma espectacular el pronóstico de los pacientes

28/09/2018

Jornada de Actualización en el Tratamiento de la Leucemia Aguda, organizada por MD Anderson Cancer Center Madrid

Durante décadas, la leucemia linfoblástica aguda y la leucemia mieloide aguda han sido entidades con opciones de tratamiento claramente insatisfactorias y un pronóstico nada favorable, pero la situación actual está cambiando de forma sustancial con la llegada de nuevos tratamientos que han conseguido aumentar la esperanza de vida de estos pacientes de forma sensible. Y así se ha puesto de manifiesto durante la ‘Jornada de Actualización en el Tratamiento de la Leucemia Aguda’ que MD Anderson Madrid organiza cada mes de septiembre.

En esta edición se ha ampliado el aforo a 150 personas y la duración de su programa a dia y medio: viernes 28 y la mañana del sábado 29 de septiembre.

Durante el encuentro, coordinado por el doctor Adolfo de la Fuente, del Servicio de Hematología de MD Anderson Madrid y los doctores Pau Montesinos y Miguel Ángel Sanz, del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia, se han presentado resultados muy prometedores y esperanzadores en uno de los campos de la medicina en el que, como apunta el doctor de la Fuente, “más hay que mejorar”. Así, por ejemplo, se ha debatido la importancia de la incorporación de los inhibidores de la tirosina kinasa (ITK) de segunda generación para el tratamiento en primera línea de la leucemia linfoblástica aguda Ph+ y de la comercialización de los inhibidores de FLT3 para el tratamiento de un subgrupo de pacientes adultos con leucemia mieloblástica aguda y una mutación genética en FLT3.  Unas opciones de tratamiento que demuestran “una ventaja real en supervivencia para estos pacientes después de décadas de investigación preclínica en este campo”, concluye este especialista.

Además, durante la jornada se han presentado también resultados muy iniciales con inmunoterapia en leucemia mieloblástica aguda. El doctor Guillermo García Manero, del Departamento de Leucemia de MD Anderson Houston, uno de los primeros centros en los que se está explorando esta posibilidad, ha presentado resultados de ensayos clínicos en fases todavía muy preliminares que, en opinión del doctor de la Fuente, se podrían calificar como “esperanzadores”.

Asimismo, también se ha debatido sobre la idoneidad de erradicar la enfermedad mínima residual (una pequeña cantidad de células malignas que persisten en el organismo por debajo del nivel de detectabilidad de las técnicas convencionales tras el tratamiento oncológico) desde el inicio del abordaje de la enfermedad, lo cual podría significar una mayor supervivencia de los pacientes con leucemia aguda. “El concepto de tratamiento de la enfermedad mínima residual es un escenario muy atractivo porque se trata de adelantarnos al problema, de no esperar a la recaída del paciente”, ha explicado el doctor de la Fuente.

Nuevas tecnologías para la toma de decisiones

Pero la jornada no solo ha versado sobre nuevas opciones de tratamiento, sino que también se han debatido cuestiones referidas a la inclusión de las nuevas tecnologías en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes como, por ejemplo, la secuenciación genómica de nueva generación (NGS), que cada vez más está más presente en los hospitales. Aunque todavía no existe una estandarización acerca de qué valor exacto darle a la información obtenida y/o qué decisiones sobre el diagnóstico o el tratamiento se pueden inferir de forma correcta en base a esta información, el doctor de la Fuente ha asegurado que es “un tema muy atractivo que seguro que incorporaremos en nuestra toma de decisiones clínicas en los próximos años”.

Asimismo, los ensayos clínicos también han ocupado una parte muy importante de la jornada, en tanto que son las herramientas que permiten a los profesionales evaluar si la estrategia que están testando es realmente una ventaja para los pacientes. En opinión del doctor de la Fuente, “en ocasiones las agencias reguladoras imponen una serie de objetivos primarios y secundarios o requisitos en el diseño de los ensayos clínicos que pueden no ser los mejores para la correcta evaluación de la eficacia o no de un nuevo fármaco, algo que ahora las agencias están replanteándose”.

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