Manejo de fluidos intravenosos: del uso indiscriminado y empírico al manejo racional y científico
- netmd
- 13 de agosto de 2018
- Medicina Intensiva
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RESUMEN
El fundamento básico de la terapia hídrica es aumentar el gasto cardiaco, mejorar la perfusión y la oxigenación tisular para garantizar el adecuado funcionamiento de órganos. La cantidad de líquidos administrada es esencial para el pronóstico; existe controversia sobre cuál solución es la mejor. La prescripción de fluidos intravenosos varía considerablemente a nivel mundial, la elección parece basarse en costumbres locales, comercialización, costos y disponibilidad de las soluciones; los registros globales de atención médica demuestran el uso indiscriminado de este recurso terapéutico de forma empírica, principalmente en la población adulta. Hoy se conocen, por múltiples estudios, los efectos adversos atribuidos a la sobrecarga hídrica, a las soluciones ricas en cloro y al impacto que tienen en los costos hospitalarios, la morbilidad y la mortalidad global. En este artículo se analizan todos estos factores y las nuevas directrices de manejo basadas en la evidencia científica.
INTRODUCCIÓN
En los albores de las soluciones intravenosas el Dr. Latta describió su uso por primera vez en 1832 en la epidemia del cólera en Gran Bretaña. Su detallado relato fue el parteaguas y directriz para el empleo de líquidos por vía intravenosa, la cita textual de su tratamiento es la siguiente:
«La solución inyectada se compone de 258 dracmas de muriato de sosa y dos escrúpulos de subcarbonato de sodio en tres litros de agua» (equivalente a aproximadamente ½ de Ringer lactato). Introdujo un tubo en la vena basílica e inyectó una onza (30 mililitros), después observó de cerca a la paciente «Comenzó a respirar con menos difi cultad y pronto su apariencia característicamente pálida y fría, sus ojos hundidos y su mandíbula caída con la inscripción manifi esta del sello de la muerte empezaron a desaparecer; el pulso volvió a la muñeca después de que se le inyectaron seis pintas (2.8 litros) de fl uido. Al no tener precedente que me guiara inyecté onza tras onza observando de cerca la respuesta de la paciente».1 La técnica de reanimación descrita por el Dr. Latta hace casi 200 años ha resistido la prueba del tiempo; es la única forma de reanimar a los pacientes: dar un pequeño volumen de líquidos y observar al paciente. En 1911 el Dr. George Evans advirtió contra el uso imprudente e indiscriminado de este recurso. «Debe disiparse la creencia errónea de que la administración de soluciones de cloruro de sodio es inofensiva sólo porque la sal está presente en todos los productos alimenticios, en los fl uidos corporales y pensar que se excreta fácilmente por los riñones, su uso debe restringirse a condiciones en las que los cambios cuantitativos o cualitativos en la sangre o el plasma presenten indicios lógicos para su aplicación y no existan contraindicaciones circulatorias o renales».2 El fundamento básico de la terapia hídrica es aumentar el gasto cardiaco, mejorar la perfusión y la oxigenación tisular para garantizar el adecuado funcionamiento de órganos; la cantidad de líquidos administrada es fundamental para el pronóstico y la misma controversia surgida por el Dr. Evans contra la solución empleada por Dr. Latta persiste hasta nuestros días en torno a cuál solución es la mejor. La prescripción de fl uidos intravenosos varía considerablemente a nivel mundial, la elección parece estar basada en las costumbres locales, comercialización, costos y disponibilidad de las soluciones. Los registros globales de atención médica demuestran el uso indiscriminado de este recurso terapéutico de forma empírica, principalmente en la población adulta, incluso llegó a considerarse que muchas patologías se curaban únicamente con el empleo de dichas soluciones. Hoy en día se conocen, por múltiples estudios, los efectos adversos atribuidos a la sobrecarga hídrica, a las soluciones ricas en cloro y al impacto que esto ocasiona en costos hospitalarios, morbilidad y mortalidad global.3
Fernando George Aguilar*
* Hospital Regional de Alta Especialidad Ciudad Salud, Chiapas, México.
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