Mensaje para el Día Mundial del Sida de 2017

1º de diciembre de 2017

Michel Sidibé

Director Ejecutivo de ONUSIDA

Subsecretario General de las Naciones Unidas

En este Día Mundial del Sida, queremos subrayar la importancia del derecho a la salud y los desafíos que enfrentan las personas que viven con el VIH para satisfacer ese derecho.

El derecho a la salud es un derecho humano fundamental —todas las personas tienen el derecho de gozar del mayor nivel posible de salud física y mental— consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

El mundo no alcanzará los Objetivos de Desarrollo Sostenible —entre ellos el de poner fin a la epidemia de sida para 2030— si las personas no satisfacen su derecho a la salud. El derecho a la salud guarda interrelación con una serie de otros derechos, entre ellos de saneamiento, alimentación, vivienda digna, condiciones laborales saludables y de un entorno sano.

El derecho a la salud significa muchas cosas diferentes: que ninguna persona tenga mayor derecho a la salud que cualquier otra; que exista una infraestructura de servicios de atención sanitaria adecuada; que los servicios de atención sanitaria sean respetuosos y no discriminatorios, y que la atención sanitaria sea la adecuada en términos médicos y de buena calidad. Pero el derecho a la salud es más que eso: al satisfacerlo, los sueños de las personas y las promesas se pueden cumplir.

Cada Día Mundial del Sida traemos a la memoria a nuestros familiares y amigos que murieron de enfermedades relacionadas con el sida, y renovamos nuestro compromiso de solidaridad con todas las personas que viven con el VIH o están afectadas por este.

Desde el comienzo, la respuesta al sida se construyó sobre la base del derecho fundamental a la salud y el bienestar. La comunidad de personas comprometidas con la respuesta al sida fomentó sistemas para la salud basados en los derechos, y para acelerar los esfuerzos para que el mundo comprendiera qué es el VIH: cómo prevenirlo y cómo tratarlo.

Demasiadas personas —especialmente las más marginadas y más afectadas por el VIH— todavía bregan para tener acceso a los servicios sanitarios y sociales que necesitan con urgencia. Todos debemos continuar hombro a hombro junto a los olvidados y exigir que a nadie se le nieguen sus derechos humanos.

Este año hemos visto acciones significativas en la consecución de los objetivos de tratamiento 90-90-90 con miras a acabar con la epidemia de sida en 2030. Cerca de 21 millones de personas que viven con el VIH se encuentran ahora en tratamiento y las nuevas infecciones por el VIH y las muertes relacionadas con el sida están disminuyendo en muchas partes del mundo. Sin embargo, no debemos darnos por satisfechos. En Europa oriental y Asia central, las nuevas infecciones por el VIH han aumentado 60% desde 2010 y las muertes relacionadas con el sida, 27%. África occidental y central todavía permanecen en el olvido. Dos de cada tres personas no tienen acceso al tratamiento. No podemos tener un abordaje a dos velocidades para poner fin a la epidemia de sida.

A pesar de todos los éxitos, aún no hemos acabado con la epidemia. Pero asegurarnos de que todas las personas de todas partes tengan acceso al derecho a la salud lo hace posible.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube

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