Nueva declaración científica de la American Heart Association sobre enfermedad cardiovascular y cáncer de mama

DALLAS, USA. Por primera vez, la intersección entre enfermedad cardiovascular y cáncer de mama es el centro de atención de una declaración científica de la American Heart Association (AHA).[1]

El documento “proporcionará un panorama completo de la prevalencia de estas enfermedades, factores de riesgo compartidos, efectos cardiotóxicos del tratamiento y prevención y tratamiento de la enfermedad cardiovascular en pacientes con cáncer de mama”, escriben los autores.

“La cardiopatía es la causa de muerte número uno en las mujeres y el cáncer de mama es el problema número uno para muchas mujeres y se intersectan en términos de factores de riesgo y en medidas preventivas que se pueden aplicar, tanto para la cardiopatía como para el cáncer de mama”, hizo notar en una entrevista con Medscape la Dra. Laxmi Mehta, presidenta del grupo redactor, de The Ohio State University, en Columbus, Estados Unidos.

“Queremos que cardiólogos y oncólogos se percaten de la intersección de las dos enfermedades y que tengan conversaciones francas con las pacientes. Los tratamientos del cáncer pueden afectar al corazón, y creo que todavía hay una laguna de este conocimiento entre las mujeres”, dijo la Dra. Mehta.

La declaración fue publicada el 1 de febrero en la versión electrónica de Circulation.

Para las mujeres de edad avanzada, la enfermedad cardiovascular plantea un riesgo de mortalidad mayor que el propio cáncer de mama, lo que subraya la importancia de controlar con eficacia los factores de riesgo para enfermedad cardiovascular durante y después del tratamiento del cáncer, señala la guía.

“Los resultados ideales en el cáncer de mama dependen de la salud cardiovascular coexistente durante todo el curso del tratamiento del cáncer de mama. Al tiempo de su presentación inicial, los factores de riesgo cardiaco y de enfermedad cardiovascular precedente pueden influir en las acciones para el tratamiento del cáncer”, escriben los autores.

“Durante el tratamiento del cáncer de mama, son cruciales la vigilancia, la prevención y el manejo secundario de la cardiotoxicidad; a partir de entonces, es esencial la monitorización a largo plazo después del tratamiento para identificar la cardiotoxicidad tardía e incluso la aparición de enfermedad cardiovascular no relacionada con el tratamiento”, añaden.

“Toda paciente que se vaya a someter a tratamiento por cáncer de mama, independientemente de que tenga o no tenga cardiopatía al inicio, debe tomar en cuenta los efectos potenciales de los tratamientos sobre su corazón”, añadió la Dra. Mehta en un comunicado de prensa.

“Esto no debería ser un impedimento o atemorizar a las pacientes para que se sometan a tratamiento del cáncer de mama, sino que debería permitirles tomar decisiones informadas con su médico sobre cuál es el mejor tratamiento del cáncer para ellas”.

El tratamiento del cáncer puede dar llevar a una cardiotoxicidad temprana o tardía, que puede variar desde disfunción del ventrículo izquierdo hasta insuficiencia cardiaca manifiesta, hipertensión, arritmias, isquemia miocárdica, valvulopatía, enfermedad tromboembólica, hipertensión pulmonar y pericarditis. La disfunción sistólica del ventrículo izquierdo es el efecto secundario de la quimioterapia más reportado y monitorizado comúnmente.

Los tratamientos del cáncer de mama que aumentan en particular el riesgo de disfunción cardiaca son los siguientes:

  • Tratamiento con antraciclina en dosis altas: doxorubicina ≥250 mg/m2 o epirubicina ≥600 mg/m2.
  • Radioterapia en dosis altas cuando el corazón está en el campo de tratamiento: radioterapia ≥30 Gy.
  • Tratamiento secuencial: tratamiento con antraciclina en dosis más bajas (doxorubicina <250 mg/m2 o epirubicina, <600 mg/m2) y luego tratamiento subsiguiente con trastuzumab.
  • Tratamiento combinado: antraciclina en dosis más baja (doxorubicina <250 mg/m2 o epirubicina <600 mg/m2) en combinación con radioterapia en dosis más baja cuando el corazón está en el campo de tratamiento (<30 Gy).

La guía afirma que algunos estudios a pequeña escala han señalado que la administración de agentes de quimioterapia comunes en nuevas formas puede reducir los riesgos de cardiopatía. La doxorubicina es un ejemplo, ya que los estudios indican que administrar el fármaco con lentitud, y no todo de una vez, puede disminuir el riesgo de insuficiencia cardiaca………

Megan Brooks

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5902359