Nutrición parenteral suplementaria en la atención oncológica: ¿Por qué, quién, cuándo?
- netmd
- 2 de enero de 2023
- Oncología Médica
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En el paciente oncológico, la desnutrición se asocia con una reducción de la masa muscular y a una adherencia y respuesta deficiente al tratamiento con una disminución en su calidad de vida y de la supervivencia. La valoración nutricional debe formar parte del plan integral del tratamiento del cáncer. En el siguiente artículo, se revisan tanto la fisiopatología de la desnutrición en nuestros pacientes como las recomendaciones de las principales sociedades de nutrición en el paciente oncológico, sobre todo, cuando la nutrición enteral (NE) no es factible o no cumple con las necesidades requeridas y es necesaria una nutrición parenteral suplementaria (NPS). Fisiopatología de la desnutrición en el cáncer Más de la mitad de los pacientes con cáncer presentarán un deterioro nutricional en la primera visita oncológica. La proporción variará según el tipo de tumor y el estadio ocurriendo hasta en el 85% de los pacientes con tumores avanzados. Para definir la situación nutricional de un paciente se emplean dos términos relacionados con la pérdida de masa muscular: la caquexia y la sarcopenia. La caquexia se caracteriza por una atrofia muscular y una pérdida de masa libre de grasa, además, se puede llegar a desarrollar de forma progresiva hasta llegar a la forma refractaria. La sarcopenia se define como un trastorno musculoesquelético generalizado y progresivo que se asocia con una mayor probabilidad de eventos adversos como caídas, fracturas, discapacidad física y mortalidad. Es decir, la sarcopenia implica un trastorno de la funcionalidad. En el paciente oncológico, la desnutrición puede ser debida a factores propios de la enfermedad bien inducidos por el propio tumor o por el tratamiento y, además, se ve afectada por factores intrínsecos como la edad, el sexo, el estado nutricional inicial y la predisposición personal. Los tumores que con más frecuencia van a producir una pérdida de peso son aquellos que asientan sobre el tracto digestivo superior (páncreas y tumores esofagogástricos). Además, muchos de los fármacos utilizados en su tratamiento como el 5-fluoracilo o el irinotecán, entre otros, provocarán toxicidad digestiva (mucositis, diarrea, náuseas y vómitos) limitando la ingesta oral y, en ocasiones, provocando además sarcopenia. Una detección precoz de la desnutrición es clave. En etapas tempranas, las recomendaciones dietéticas y los suplementos nutricionales orales (SNO) pueden resultar efectivos. La nutrición enteral (NE) se prescribe si persiste una ingesta oral inadecuada después de SNO, siempre y cuando el tracto GI sea accesible. En pacientes con un tracto GI comprometido se puede optar por la nutrición parenteral (NP). A diferencia de la NP total (NPT), la NP suplementaria (NPS) complementa los requerimientos nutricionales cuando la NE, bien por sonda nasogástrica (SNG) o por vía oral (VO), no es suficiente. Además, presenta ciertas ventajas como es el hecho de requerir menos días de infusión o tiempos de infusión más cortos. Desnutrición en el paciente oncológico El diagnóstico precoz de la desnutrición puede realizarse en el momento del diagnóstico y debe repetirse a intervalos regulares durante el tratamiento. Ciertos parámetros como la pérdida de peso, el índice de masa corporal (IMC) y la disminución de las proteínas séricas no son suficientes debido a que no reflejan los cambios metabólicos y fisiológicos de los pacientes oncológicos. Varias herramientas de detección validadas utilizan, además, la ingesta nutricional y el estado inflamatorio del paciente. El consenso mundial Global Leadership Initiative on Malnutrition (GLIM) propuso un esquema basado en tres criterios fenotípicos (una pérdida de peso no intencional, un IMC bajo y una reducción de la masa muscular) y dos criterios etiológicos (reducción de la ingesta o asimilación de los alimentos e inflamación o carga de la enfermedad). Se requiere al menos 1 criterio fenotípico y 1 criterio etiológico para el diagnóstico de desnutrición. Por otro lado, la evaluación de la masa muscular se puede realizar mediante impedanciometría bioeléctrica, TC/RM de L3 o absorciometría de rayos X de energía dual.
Cotogni P, Bozzetti F, Goldwasser F, Jimenez-Fonseca P, Roelsgaard Obling S, Valle JW.
COMENTARIO REALIZADO POR LA DRA. MÓNICA GRANJA, SECRETARIA CIENTÍFICA DE SEOM
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Pág 118
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