OLFATO: forma más antigua de comunicación y sentido preciso que el otorrinolaringólogo debe conocer a profundidad

Resumen

Introducción:

El papel clave del olfato, antiguo sistema sensorial, es proporcionar in[1]formación sobre las sustancias químicas en el medio ambiente. El olfato desempeña un papel en la detección de compuestos peligrosos, el mantenimiento de la nutrición, el comportamiento interpersonal, la salud neurológica y la sensación de placer, entre otras funciones. En consecuencia, la disfunción olfativa puede conducir a un riesgo de lesiones, desnutrición, aislamiento social y una mala calidad de vida.

Materiales y métodos:

Se realizó una exploración bibliográfica y se identificaron artículos de acuerdo con los criterios de inclusión y exclusión definidos y se tomaron aquellos con calidad en la evidencia.

Discusión:

El sistema olfativo humano tiene diferencias anatómicas, fisiológicas y genéticas considerables con respecto al de otros mamíferos.

Conclusiones:

Las destrezas olfativas varían con factores como la edad, el sexo, la etapa de desarrollo, ciertas enfermedades otorrinolaringológicas y enfermedades generales.

Introducción

Los cinco sentidos han adquirido una importancia esencial para la supervivencia y la socialización de los seres humanos (1). Desde un punto de vista evolutivo, el sentido del olfato es el más antiguo (2). La nariz humana puede detectar casi 10.000 olores diferentes, un beneficio que requiere de casi 1000 genes olfativos, alrededor del 3 % del genoma humano (3). El comportamiento humano está potencialmente influenciado por el olfato (4). Los olores ambientales pueden provocar recuerdos y emociones específicos, influir en la activación del sistema nervioso autónomo, dar forma a las percepciones de estrés y afecto e incitar la conducta de acercamiento y evitación (5). Mientras que las deficiencias de la vista o el oído se inspeccionan de forma rutinaria desde una edad temprana para descubrir problemas que pueden perturbar la calidad de vida, este no es el caso de los trastornos del olfato que aún pasan desapercibidos. La prevalencia de los trastornos del olfato se ha medido en varios estudios; la prevalencia de la pérdida del olfato autoinformada varía entre el 1,4 % y el 15,3 % (6). Sobre la base de una evaluación olfativa objetiva, los estudios poblacionales de pérdida olfativa indican que la prevalencia de la disfunción olfativa varía entre el 2,7 y el 24,5 % (según el rango de edad y otras diferencias de estudio). En el estudio de población de Skövde (Suecia), la prevalencia de disfunción olfativa fue del 19,1 %. En el primer gran estudio poblacional que informó la prevalencia de la deficiencia olfatoria objetiva en los EE. UU., la prevalencia media de la alteración del olfato fue del 24,5 %. Los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Corea (KNHANES) de 2009 (edades de 20 a 95 años, 56,7 % mujeres) mostraron que la prevalencia de trastornos olfativos subjetivos fue del 4,5 % (6). La encuesta OLFACAT (Olfacción en Cataluña) estudió a la población general de Cataluña, en España. La prevalencia global de disfunción olfativa fue del 19,4 % y la de anosmia, del 0,3 % (7). En el estudio Blue Mountains (Australia), la prevalencia de alteración del olfato fue del 27,0 %. Las habilidades olfativas varían según factores como la edad, el sexo y la etapa de desarrollo, que influyen en las diferencias de percepción y comunicación olfativas. Esta revisión resume la definición y las características anatómicas, fisiológicas, genéticas y epidemiológicas del olfato en humanos.

Freddy Enrique Agredo Lemos*, Gustavo Adolfo Cuello Bueno**.

* Magíster en Administración en Salud, especialista en Otorrinolaringología y PhD en salud, Universidad del Valle. Cali, Colombia.

** Especialista en Gerencia de servicios de Salud y especialista en Otorrinolaringología, Universidad del Valle. Cali, Colombia.

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