Ondas de choque de baja intensidad como alternativa terapéutica de la disfunción eréctil: experiencia inicial en el Hospital Italiano de Buenos Aires y revisión de la bibliografía
Resumen
Objetivos:
Los inhibidores de fosfodiesterasa revolucionaron el tratamiento de la disfunción eréctil. Las ondas de choque de baja intensidad emergen como una alternativa terapéutica no invasiva.
Materiales y métodos:
Estudio de cohorte prospectiva y observacional, en el que se evaluó la respuesta de 17 pacientes sexualmente activos al tratamiento con ondas de choque de baja intensidad a los 3 y 6 meses, mediante el Indice Internacional de Función Eréctil (IIEF-6), las preguntas 2 y 3 del Sexual Encounter Profile (SEP-2 y SEP-3), y el Erection Hardness Score (EHS) para evaluar la rigidez peneana, así como una evaluación de satisfacción global con el tratamiento (GAQ) y de recomendación del mismo.
Resultados:
6 pacientes presentaban disfunción eréctil leve y 11 disfunción eréctil moderada-severa. Ambos grupos mostraron diferencias estadísticamente significativas en el IIEF-6, SEP-2, SEP-3 y EHS, a los 3 y 6 meses. Sin embargo, no todos los pacientes se mostraron satisfechos o recomendarían el tratamiento, sobre todo en aquellos con disfunción eréctil moderada-severa previo al tratamiento.
Conclusión:
Las ondas de choque de baja intensidad son un tratamiento emergente para la disfunción eréctil, aunque aún sin evidencia clara de su eficacia e indicaciones. Los dispares resultados de los grupos se han debido probablemente a la heterogeneidad de las condiciones basales de los pacientes.
INTRODUCCIÓN
El advenimiento de los inhibidores de fosfodiesterasa 5 (iPDE5) a la práctica médica revolucionó el tratamiento de la disfunción eréctil (DE). Su indicación inicial a demanda se limitaba al mejoramiento de la perfusión y consecuente oxigenación de los cuerpos cavernosos por un corto período de tiempo, acotado generalmente al acto sexual deseado en un determinado momento. La introducción del tadalafilo, sobre todo en su régimen de 5mg/día, ha permitido actuar tanto en la perfusión cavernosa y la función endotelial, como en la espontaneidad del acto sexual, aunque con resultados aún variables1-3. Así, persistió la búsqueda de alternativas terapéuticas con el fin de promover mejorar la función eréctil. Las ondas de choque de baja intensidad (Li-SWT), tanto in vivo como in vitro, aumentan la expresión del factor de crecimiento endotelial (VEGF) y de su receptor FIt-14,5, lo que ha demostrado que en el miocardio induciría la neovascularización y mejoraría la isquemia6. Nuevos estudios demostraron estos efectos hemodinámicos beneficiosos en humanos7-9, a través de la inducción no enzimática de Óxido Nítrico (ON) en los cuerpos cavernosos, activando así la cascada de eventos que culmina con la liberación de factores angiogénicos como el VEGF10. Además, las LI-SWT no solo fueron eficaces en mejorar la vasculatura miocárdica y cavernosa, sino también de otros órganos y estructuras, como por ejemplo úlceras diabéticas crónicas, cuando se las compara con el tratamiento hiperbárico11, o en la curación de heridas secundarias a la obtención de vena en el contexto de un bypass cardíaco12, entre otros13,14. Desde hace más de 30 años, que las ondas de choque tienen diversas aplicaciones en medicina, valiéndose de diferentes intensidades. La litiasis urinaria, por ejemplo, ha sido tratada (y se trata) con ondas de choque de alta intensidad (aproximadamente 450 bar). En los últimos 10 años, las ondas de choque de baja intensidad (alrededor de 81 bar) han sido utilizadas para el tratamiento de la disfunción eréctil, con resultados aparentemente beneficiosos15, habiéndose realizado múltiples estudios de diferente calidad de diseño, que han reportado que las Li-SWT serían un tratamiento factible para esta patología16-19. El objetivo del presente trabajo es realizar una revisión bibliográfica del tema, y mostrar nuestra experiencia inicial en el tratamiento de pacientes con diagnóstico de sospecha de disfunción eréctil de causa vascular.
Alejandro Silva Garretón, Gastón Rey Valzacchi, Omar Layús, Guillermo Gueglio Sección Andrología, Servicio de Urología, Hospital Italiano de Buenos Aires.
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