Opciones terapéuticas para las Enfermedades Inflamatorias del Intestino

 

La respuesta inmune ha sido implicada como factor predominante en la patogénesis tanto de enfermedad de Crohn como de colitis ulcerosa, razón por la cual se utilizan medicamentos que modulan el sistema inmune. Se piensa que las EII son resultado de respuestas inmunes a los organismos del intestino de una forma aberrante y continua, usualmente catalizada por el individuo. No se conoce la causa exacta que desata la enfermedad. Se teoriza que ésta envuelve una interacción compleja entre los factores genéticos, ambientales, microbianos y las respuestas inmunes. Las investigaciones en este campo han apuntado a dos teorías principales para el desarrollo de esta enfermedad. Primero, la desregulación del sistema inmune que se dirige en contra de las bacterias luminales o de sus productos encontrados en el lumen intestinal. Segundo, se crea una respuesta inmune inapropiada a los organismos en el intestino, los cuales normalmente son tolerados en la población general, posiblemente por alteraciones intrínsecas en la barrera luminal intestinal. El sistema inmune adquirido está diseñado para responder a antígenos foráneos que son presentados por las células presentadoras de antígeno (APC en inglés) en asociación con las moléculas de complejo de histocompatibilidad (MHC). Si la función de las células APC se altera, tenemos una desregulación acelerada de estos mecanismos y se presentan antígenos a los cuales no se debería responder. Por otra parte, tenemos la teoría de la disbiosis como ficha clave en el desarrollo de esta enfermedad. Esta teoría pauta o incrimina a las bacterias intestinales como aquellas que inician y amplían los estadíos de las enfermedades inflamatorias del intestino. Esta teoría sugiere que se interrumpe el balance de bacterias intestinales protectoras y nocivas para así dar paso a una inflamación desregulada.

La inmunidad celular, por otro lado, está mediada por linfocitos T, los cuales funcionalmente están divididos en las células T ayudantes CD4+, las CD8+ (citotóxicas) y las T reguladoras. Se ha postulado que varias irregularidades genéticas, en conjunto con factores ambientales, han hecho de las respuestas de estos linfocitos T unos agresivos a unas bacterias comensales entéricas. El comienzo y la reactivación de la enfermedad usualmente comienzan con factores ambientales que alteran la barrera mucosal, estimulan respuestas inmunes o cambian el balance entre bacterias entéricas beneficiales y las patógenas.

Clases de tratamiento

La meta del tratamiento de EII es reducir la inflamación que lleva a desatar los signos y síntomas en nuestros pacientes. En la mayoría de los casos, esto no sólo va a disminuir los síntomas, pero también reduce las posibilidades de complicaciones mediante un periodo de remisión. Estas enfermedades no tienen cura conocida, por lo cual los tratamientos buscan lograr un periodo más prolongado de remisión con un óptimo control de signos y síntomas. Hay medicamentos que pueden lograr una sanación mucosal completa, macro y microscópica (remisión profunda), la cual a largo plazo puede evitar las consecuencias de esta enfermedad. Ya conociendo la patogénesis, queremos mediante los tratamientos disminuir la desregulación de estas células productoras de inflamación y evitar las alteraciones en la barrera luminal.

Aminosalicilatos

Los medicamentos anti-inflamatorios son usualmente el primer paso en el tratamiento de EII. Esta categoría de medicamentos incluye a los aminosalicilatos, inicialmente desarrollados para tratar artritis reumatoide que subsecuentemente demuestran eficacia para tratar EII, en especial la enfermedad de colitis ulcerosa. Este medicamento es el pilar del tratamiento escalonado en colitis ulcerosa. Se han desarrollado una gran variedad de estos compuestos para controlar el sitio de liberación de 5-ASA en el tracto gastrointestinal, permitiendo alcanzar una concentración mayor de la droga en el área de intestino afectada. Entre los medicamentos en esta categoría están: sulfasalazina (una prodroga compuesta de 5-ASA atado a sulfapiridina por un enlance azo), mesalamina, olsalazina y balsalazida. Estos están disponibles en forma oral, enemas o supositorios dependiendo de la necesidad del paciente, su sintomatología y extensión de la enfermedad. Los mecanismos de acción más importantes de estos son la inhibición de la síntesis de citoquinas, inhibición de síntesis de prostaglandinas y leucotrienos, con actividad inmunosupresora y prevención de adherencia y funcionamiento de las células blancas. Los efectos secundarios incluyen reacciones alérgicas, hepatitis, pancreatitis, neumonitis, agranulocitosis y anemia aplástica. El efecto secundario más común es dolor de cabeza. En estudios aleatorizados, doble ciegos, se observó remisión clínica y endoscópica en un mayor porcentaje de pacientes con enfermedad de colitis ulcerosa con extensión de proctitis, proctosigmoiditis, pancolitis o enfermedad distal recibiendo supositorios de 5-ASA comparados con placebo a las cuatro semanas.

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