Posponer la jubilación podría ayudar a mantener a la demencia a raya
MARTES, 7 de septiembre de 2021 (HealthDay News) — La jubilación temprana quizá parezca atractiva, pero un estudio reciente apunta a que posponerla unos años podría ayudar a los adultos mayores a conservar su agudeza mental.
Los investigadores utilizaron los datos de más de 20,000 estadounidenses mayores, y estimaron que si todas estas personas esperaran hasta los 67 años para jubilarse, su salud cognitiva colectiva se beneficiaría.
La “cognición” se refiere a la capacidad de una persona de pensar, razonar, planificar y recordar, entre otras funciones cerebrales vitales. La investigación sugiere que varios factores a lo largo de la vida (desde el nivel educativo hasta los hábitos de ejercicio y la salud cardiaca) pueden afectar la tasa de deterioro cognitivo de una persona, y el riesgo de demencia, a una edad posterior.
En el nuevo estudio, los investigadores deseaban estimar el posible impacto de una jubilación más tardía en el funcionamiento cognitivo de las personas.
En teoría, pasar más años en el trabajo sería protector, en el sentido de “lo que no se usa se pierde”, explicó la investigadora principal, Jo Mhairi Hale, de la Universidad de St. Andrews, en Escocia.
“Los que sigan trabajando se ven ‘obligados’, por así decirlo, a mantenerse cognitivamente implicados, aunque los que se jubilan podrían elegir participar en actividades que impliquen la cognición, pero no necesariamente”, apuntó Hale.
Su equipo comenzó con los datos de más de 20,000 estadounidenses de 55 a 75 años, que participaron en una encuesta de salud a largo plazo, llamada el Estudio de salud y jubilación. Incluyó preguntas estándar que medían la memoria y otras funciones del cerebro.
Muchos participantes seguían trabajando, al menos a medio tiempo, mientras que un 45 por ciento estaban jubilados.
Los investigadores utilizaron métodos estadísticos para estimar qué sucedería si todos los participantes del estudio se vieran “obligados” a retrasar la jubilación al menos hasta la edad de 67 años.
En la vida real, hay muchos factores que podrían influir tanto en la salud cognitiva como en la edad de jubilación de una persona. Y algunas personas podrían jubilarse antes debido a que su agudeza mental esté en deterioro.
Hale apuntó que el Estudio de salud y jubilación examinó “muchos factores de la trayectoria vital”, y esto permitió a su equipo tomar en cuenta parte de esta complejidad.
Los investigadores sopesaron factores como los niveles educativos de las personas, los ingresos familiares en la niñez y la riqueza actual, afecciones de salud como la diabetes y la enfermedad cardiaca, los síntomas de depresión, y si el trabajo en que habían estado más tiempo era profesional o “no profesional” (por ejemplo, el trabajo manual).
Al final, los investigadores calcularon que retrasar la edad de la jubilación hasta los 67 años o más ayudaría a las personas a retener algo de su agudeza mental. En promedio, el grupo perdió alrededor de 1 punto en sus medidas cognitivas entre los 61 y los 67 años. Retrasar la jubilación, estimaron los investigadores, podría reducir esto en un tercio.
El equipo también encontró que el beneficio podría persistir durante al menos cinco años más allá de la jubilación.
Esto no se debía a que los años de trabajo adicional ofrecieran una potencia cerebral adicional. Se debía a que una jubilación más temprana se vinculaba con un deterioro cognitivo más rápido, indicaron los investigadores.
Entonces, ¿deberían los adultos mayores seguir trabajando para proteger la salud de su cerebro?
El estudio no respondió a esa pregunta, según Claire Sexton, directora de programas y alcance científico de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer’s Association).
“Sin duda es difícil examinar el efecto de un único evento, como la edad de la jubilación”, señaló Sexton, que no participó en el estudio.
Por un lado, anotó, muchos factores afectan a las decisiones de las personas sobre la jubilación, lo que incluye si disfrutan su trabajo y lo encuentran estimulante, y si su trabajo es estresante o físicamente demandante.
De forma similar, dijo Sexton, una variedad de factores influyen en el riesgo de demencia, desde los genes y afecciones de la salud como la hipertensión, la diabetes y la enfermedad cardiaca, hasta la obesidad y la falta de ejercicio.
Hecha esta salvedad, Sexton se mostró de acuerdo en que seguir en el trabajo podría ser beneficioso, si provee estimulación mental e interacción social a las personas. Muchas investigaciones sugieren que estas cosas podrían ayudar a proteger al cerebro que envejece.
Por supuesto, los trabajos no son la única forma de permanecer implicado mental y socialmente.
La jubilación se podría utilizar como un “trampolín”, aseguró Sexton, y liberar el tiempo para hacer un curso, comenzar una nueva rutina de ejercicio, o inscribirse en un club o grupo de voluntarios.
Hale se mostró de acuerdo en que a los jubilados “les iría muy bien si participan con regularidad en actividades cognitivamente interesantes”.
Un nuevo paso de la investigación, planteó “sería explorar el grado hasta el cual las actividades alternativas que promueven la implicación cognitiva (como ejercer de abuelos o hacer un voluntariado) protegen del deterioro cognitivo”.
Los hallazgos se publicaron en una edición reciente en línea de la revista SSM Population Health.