Radiofrecuencia pulsada del nervio supraescapular en el tratamiento del hombro doloroso
- netmd
- 7 de junio de 2023
- Anestesiología
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RESUMEN
El hombro doloroso no es diagnóstico específico, pues abarca disímiles diagnósticos cuyos límites son poco exactos y pueden solaparse. Es una patología de bastante frecuencia en la población en general. El tratamiento con radiofrecuencia pulsada se ha vuelto cada vez más popular en la terapia del hombro doloroso crónico, debido a su duradero efecto y a la ausencia de daños. Específicamente, la radiofrecuencia del nervio supraescapular se emplea en el tratamiento del hombro doloroso crónico para varias patologías. Este trabajo de fin de máster pretende abordar la importancia del uso de la radiofrecuencia pulsada del nervio supraescapular para tratamiento del hombro doloroso. Para ello se realizó una revisión sistemática, a partir de una selección crítica de la literatura científica sobre esta temática, disponible desde 2000 hasta la fecha, utilizando como fuentes bibliográficas las plataformas Google Scholar, Web of Science, PubMed y Scopus. Fueron examinados de manera crítica 47 trabajos, seleccionados después de filtrar los registros iniciales siguiendo los criterios de inclusión y exclusión. Los estudios consultados demuestran la eficacia de la técnica en el tratamiento del dolor crónico de hombro, especialmente con la guía de la ecografía. Por lo general los estudios incluyen tres tipos de valoraciones: la valoración clínica del dolor, la valoración funcional, y la valoración de la respuesta al tratamiento. Se observan mejoras en cuanto al dolor, la flexión, abducción y rotación del hombro, las cuales se mantienen hasta los seis meses. Varios estudios combinan la técnica con otros tratamientos, lo que puede resultar prometedor para el futuro. Entre las principales limitaciones del uso de la técnica se encuentran que existen datos limitados a día de hoy del uso de la radiofrecuencia
pulsada para dolor crónico pediátrico, la factibilidad en el seguimiento del paciente y las interrogantes sobre los parámetros idóneos (tiempo, voltaje, frecuencia, duración del pulso) para lograr el perfeccionamiento de los tratamientos con radiofrecuencia.
La radiofrecuencia y su evolución histórica
La radiofrecuencia (RF) constituye una parte del espectro electromagnético, específicamente la de menor energía, con un rango que va desde los 3 Hz hasta los 300 GHz. Las ondas electromagnéticas pueden ser absorbidas por los tejidos produciendo el desplazamiento de las moléculas y un cambio en la temperatura interna. Partiendo de este mecanismo, la RF se ha empleado para la “destrucción” o “modificación” de la estructura molecular de las fibras nerviosas que participan en el proceso de generación de dolor (1).
El origen de los tratamientos con RF estuvo dirigido a la experimentación con animales desde principios de 1800, aunque la utilización de las corrientes eléctricas en la medicina ha sido documentada casi al unísono con el descubrimiento de la electricidad. Varios fueron los científicos de la época que enfocaron su investigación a demostrar los efectos de la electricidad sobre el tejido neural; entre ellos Beaunis, en 1863, que empleó corriente continua para inducir lesiones cerebrales, Fournie, en 1873, que creó lesiones bipolares en el tejido neural y Golsinger, en 1895, que empleó electrodos monopolares en tejidos con cambios patológicos, entre otros.
En 1981, d’Arsonval observó que, al pasar las ondas de radiofrecuencia por un tejido, estas causaban un incremento de la temperatura del tejido a escala local (2). Partiendo de esta observación, la RF fue empleada por primera vez en medicina por Harvey Cushing, conocido como el padre de la Neurocirugía. Harvey empleó la radiofrecuencia durante cirugías, específicamente para lograr la coagulación, a partir de la capacidad de la misma para lesionar los tejidos (3).
A partir de este primer uso, la técnica ha evolucionado muchísimo, tanto en la manipulación de su energía como en las herramientas y equipos que hacen más factible su utilización. Ha mostrado resultados de excelencia en el tratamiento del dolor cervical, lumbar, neuropatías periféricas y, por supuesto, se continúa implementando sobre el ganglio de la raíz dorsal.
La RF como tratamiento es poco invasivo. Requiere de un generador que logre un campo eléctrico en torno a los 500 kHz de radiofrecuencia, un electrodo, una aguja o catéter y una placa dispersiva. Estos elementos forman un circuito cerrado: el generador que produce la corriente la transmite al electrodo (cátodo del circuito) y este, a su vez, la pasa a las agujas (que entran en contacto directo con el tejido) y a la placa dispersiva que se coloca sobre el paciente y actúa como toma a tierra cerrando el circuito. Al contrario de lo que podría suponerse, el calor que se genera durante el tratamiento con RF no lo emite el electrodo, sino que el incremento de la temperatura está dado por la fricción de las moléculas del tejido al pasar la corriente (4).
Hay tres variantes de radiofrecuencia usadas para fines terapéuticos: 1) la radiofrecuencia continua (RFC), conocida también como radiofrecuencia térmica; 2) la radiofrecuencia fría o refrigerada (RFF) y 3) la radiofrecuencia pulsada (RFP) (5). Existen claras diferencias entre los tres tipos y el uso de una u otra radica en la finalidad del tratamiento y en la diana terapéutica (Tabla I).
Tabla I. Variantes de radiofrecuencia usadas para fines terapéuticos.
O. A. Hernández Espinosa
Médico de referencia. FREMAP. Murcia, España
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