Recomendaciones para el manejo de la hiperpotasemia en urgencias
- netmd
- 3 de octubre de 2022
- Medicina Intensiva
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La hiperpotasemia es un trastorno electrolítico frecuente en los servicios de urgencias y un manejo adecuado impacta en el pronóstico de los pacientes. Este requiere de la integración de datos clínicos y analíticos sobre el estado de la función renal, la hidratación, el equilibrio ácido-base y la afectación cardiaca. Además, es necesaria una precisa toma de decisiones sobre la corrección de la concentración de potasio en el tiempo indicado para cada caso. Por estos motivos la 6 unen esfuerzos en consensuar definiciones y tratamientos que podrían mejorar el abordaje de estos pacientes en los servicios de urgencias hospitalarios. El calcio intravenoso, la insulina con glucosa y el salbutamol siguen siendo los tratamientos que se emplean en la hiperpotasemia aguda. Los diuréticos de asa y tiazídicos también pueden ayudar en pacientes no depleccionados, y la hemodiálisis puede ser necesaria en hiperpotasemias graves en el contexto de insuficiencia renal. Los efectos secundarios y la baja tolerabilidad de las resinas de intercambio iónico están haciendo que caigan en desuso mientras que los nuevos intercambiadores catiónicos gastrointestinales van ganando su espacio e incluso podrían tener algún valor en el tratamiento agudo. Es fundamental el ajuste del tratamiento evitando retirar fármacos que, a pesar de favorecer la hiperpotasemia, mejoren el pronóstico a largo plazo, por lo que es imperativo buscar alternativas válidas para cada grupo de pacientes, asegurando después un estrecho seguimiento.
Introducción
La hiperpotasemia es un trastorno iónico relativamente frecuente en los servicios de urgencias hospitalarios (SUH). Según las series, puede identificarse entre el 3% y el 13% de los pacientes atendidos en SUH1-3. Se relaciona sobre todo con enfermedades crónicas como la insuficiencia renal (su frecuencia se estima en el 28% y puede llegar hasta el 50% si la insuficiencia renal es avanzada), la insuficiencia cardiaca (IC), en probable relación con el uso de ciertos fármacos, y en pacientes con diabetes mellitus (DM)4-6. En una serie publicada recientemente que incluyó episodios de hiperpotasemia diagnosticados en un SUH español, el 71% de los pacientes presentaban algún grado de insuficiencia renal, el 35% tenían antecedentes de IC y el 57% eran diabéticos7. Resaltar que uno de los escenarios importantes donde se asiste a estos pacientes son los SUH y sus unidades dependientes, y que elaborar consensos multidisciplinarios mejoran la calidad de la asistencia. Aparte de la importancia de su corrección en la fase aguda por su eventual letalidad, la aparición de hiperpotasemia puede potencialmente restringir el uso de ciertos fármacos, como los inhibidores del sistema reni na-angiotensina-aldosterona (iSRAA), privando al paciente de sus beneficios a medio y largo plazo. De hecho, la mayoría de los pacientes que ya han tenido algún episodio de hiperpotasemia suspenden o están en dosis subóptimas de estos fármacos8, lo que se asocia a un mayor riesgo de mortalidad y a la aparición de eventos adversos cardiovasculares mayores (mayor adverse cardiovascular events, MACE)9. La aparición de nuevos fármacos en la prevención de la hiperpotasemia de los pacientes con enfermedades crónicas que la favorecen, o que se benefician de tomar iSRAA, podría resultar beneficioso, ya que ayudaría a mantener y titular estos sin necesidad de su suspensión. Es necesario que el urgenciólogo conozca estas estrategias y que estas sean proactivas en este sentido, incluyendo la prevención del desarrollo de hiperpotasemia, sobre todo en pacientes que ya han presentado algún episodio. La recurrencia de la hiperpotasemia de hecho se ha relacionado con un aumento del riesgo de mortalidad7 . Por todas estas razones se hace necesario un plan desde los SUH que clarifique tanto el tratamiento agudo de la hiperpotasemia, como el papel de los nuevos fármacos y la actitud de cara al alta que complete la transición y conciliación del tratamiento.
Esther Álvarez-Rodríguez1,2, Alberto Olaizola Mendibil1,3, María de los Ángeles San Martín Díez1,4, Ainhoa Burzako Sánchez1,4, Alberto Esteban-Fernández2,5, Emilio Sánchez Álvarez6
1Grupo de trabajo SEMES-Diabetes, Endocrinología y Metabolismo.
2Hospital Universitario Severo Ochoa, Leganés, Madrid, España.
3Hospital Universitario Cruces, Barakaldo, Bizkaia, España.
4Hospital de Basurto, Bilbao, España.
5Sociedad Española de Cardiología.
6Hospital Universitario de Cabueñes, Asturias, España. Sociedad Española de Nefrología
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