Regulación hormonal para el apetito voraz

 

Por lo tanto, los investigadores exploraron la posibilidad de que LCN2 de alguna manera pueda imitar la señalización de α-MSH. De hecho, encontraron que, bajo condiciones in vitro, LCN2 estimula la producción de AMP cíclico, por parte de células que expresan cualquiera de los tres receptores de  melanocortinas (MC1R, MC3R o MC4R), pero no en células que carecen de estos receptores. Este hallazgo apoya la idea de que LCN2 se une a los receptores de melanocortina. De estos receptores, MC4R se expresa en el tronco encefálico y en el hipotálamo, y se ha relacionado con el comportamiento alimentario. La afinidad de LCN2 por MC4R fue similar a la de α-MSH, y LCN2 podría competir con α-MSH por el sitio de unión a MC4R, a pesar de que las dos moléculas no tienen similitudes obvias.

Una prueba adicional de que LCN2 promueve la anorexia mediante la activación de MC4R provino de la demostración de que la hormona se une a zonas del hipotálamo donde hay presencia de MC4R, sin embargo no lo hace en ratones que no expresan este receptor. Además, demostraron que LCN2 no tenía efectos biológicos sobre la ingesta de alimentos o metabolismo de la glucosa en ratones que carecen de MC4R. Las personas con mutaciones en MC4R son a menudo obesas, y algunas de ellas poseen niveles elevados de LCN2 en su sangre en comparación con individuos sin mutaciones en MC4R. Este resultado sugiere que la señalización desde el cerebro hacia los huesos controla la producción de LCN2 en un intento para establecer la homeostasis.

Aunque los autores concentraron sus esfuerzos en la unión de LCN2 a MC4R en el hipotálamo, estos receptores también son abundantes en el nervio vago, que se proyecta desde la mayoría de los órganos internos hasta el cerebro posterior, donde puede activar un circuito neural que promueve la anorexia. Estos MC4R vagales son más accesibles a las hormonas circulantes que los receptores hipotalámicos, porque no se encuentran detrás de la barrera hematoencefálica. Como tal, pueden estar involucrados en la supresión del apetito inducida por LCN2 después de una comida.

Actualmente, es bien sabido que la sepsis, una condición causada por bacterias, o inducidas experimentalmente por la inyección de lipopolisacárido bacteriano a roedores, produce una profunda anorexia. LCN2 es fuertemente inducido en muchas células por esta condición, por lo tanto, también puede contribuir a la anorexia causada por sepsis. En suma, es bueno recordar que aún se pueden encontrar funciones inesperadas de las hormonas ya conocidas mediante observaciones astutas y experimentos críticos.

 

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