Reporte de caso: neoplasia trofoblástica gestacional con shock hipovolémico
- ComiteNetMD
- 6 de septiembre de 2024
- Ginecología y Obstetricia, Oncología Médica
- 0 Comments
Resumen
La neoplasia trofoblástica gestacional incluye la mola invasiva (lesiones localmente invasoras, rara vez metastásicas, caracterizadas microscópicamente por la invasión trofoblástica del miometrio con estructuras vellosas identificables), el coriocarcinoma (tumor maligno del epitelio trofoblástico) y los tumores trofoblásticos del sitio placentario (tumores muy poco frecuentes que se originan en el sitio de implantación placentaria y se asemejan a una forma exagerada de endometritis sincitial). De estos tipos de neoplasias, la mola hidatiforme invasiva es una forma rara de enfermedades trofoblásticas gestacionales, mientras que el coriocarcinoma es un tumor de la placenta agresivo y poco frecuente.
En este reporte, se presenta el caso de una paciente femenina de 34 años de edad, con antecedente de óbito fetal, cuyo diagnóstico fue un coriocarcinoma documentado de un embarazo ectópico con hemoperitoneo masivo y shock hipovolémico, con metástasis en pulmón y abdomen. Posterior al diagnóstico se inició tratamiento con esquema EMA-CO.
Introducción
La enfermedad trofoblástica gestacional (ETG) corresponde a un grupo de tumores definidos por una proliferación trofoblástica anormal (1), que involucra a entidades tanto benignas (como la mola hidatiforme que puede ser completa o parcial) como malignas, conocidas como neoplasias trofoblásticas gestacionales (NTG) (como coriocarcinoma, mola invasiva, tumor trofoblástico epitelioide ―TTE― y tumor trofoblástico del sitio placentario ―TTSP―), con capacidad de realizar metástasis y ser potencialmente fatales al no tratarse a tiempo (2).Los factores de riesgo de las neoplasias trofoblásticas, a partir de una enfermedad trofoblástica, son: extremos de la edad materna (≤15 años y >35 años); antecedentes de la enfermedad; embarazo molar previo; ascendencia asiática y nativa americana; cantidad de tejido trofoblástico al momento de la evacuación; presencia de quistes tecaluteínicos; concentraciones de gonadotropina coriónica mayores de 100000 mUI/ml; tamaño uterino mayor al esperado para las semanas de gestación; existencia de nódulos miometriales con aumento de la vascularización; enfermedades asociadas como crisis hipertensiva, hipertiroidismo o hiperemesis (3-4).Las estimaciones de incidencia de la ETG son inciertas, aunque se estima que el 15% de los casos serán molas hidatiformes invasivas y que el 5% terminarán en NTG (5-6).En América Latina se desconoce la frecuencia de la ETG, ya que algunos estudios han reportado datos con incidencias que pueden tener relación con las condiciones propias de cada región, pero ello no ha sido estudiado ampliamente (7). En Colombia, se han realizado investigaciones en diferentes regiones del país; en un centro oncológico de Caldas, la incidencia de ETG, en el periodo 2001-2014, fue de 25 pacientes, donde el 24% tuvo coriocarcinomas (8). En el Hospital Universitario del Valle Evaristo García E. S. E., en la década de 1962 a 1972, la incidencia fue de 248 casos de enfermedad trofoblástica, equivalentes a 1 caso por cada 4348 embarazos (9).La NTG después de un embarazo no molar ocurre entre 2 y 200 casos por cada 100000 embarazos y suelen ser reportados como coriocarcinomas; mientras que la NTG después de la pérdida del embarazo ocurre en 1 de cada 15000 casos y en 1 de cada 150000 casos después del embarazo a término (2).El coriocarcinoma es una neoplasia maligna originada por el trofoblasto gestacional, de gran agresividad cuando no se trata a tiempo. Generalmente se origina en la cavidad uterina, pero rara vez también puede afectar las trompas de Falopio, los ovarios, el cuello uterino, la vagina y la cavidad abdominopélvica (10). De todas las NTG, este es el tipo histológico más agresivo, con capacidad de diseminación hematógena y que puede producir metástasis tempranas, principalmente en pulmón (60-95%), vagina (40-50%), vulva o cérvix (10-15%), pero también en el sistema nervioso central (SNC), generalmente en el cerebro (5-15%) y en las meninges o el hígado (5-15%), rara vez también se da en otros órganos, tales como ovarios, trompas de Falopio, riñones, tracto gastrointestinal, bazo e incluso se han reportado casos de metástasis en coroides (0,2%) (11-13); así, una paciente afectada puede presentar síntomas derivados de metástasis a distancia, como hemoptisis, síntomas neurológicos o hemorragia interna no controlada (14).La prevalencia del coriocarcinoma en Europa es de 1 caso por cada 20000-40000 embarazos (5, 15); mientras que en el Sudeste Asiático y Japón es de 9,2 por cada 40000 mujeres embarazadas; además, 3,3 de cada 40 pacientes con molas hidatiformes desarrollarán posteriormente coriocarcinoma (11). Por su parte, en China, 1 de cada 2882 mujeres embarazadas desarrollará coriocarcinoma (16).Etiológicamente, el coriocarcinoma puede derivar de cualquier embarazo, sin embargo, se asocia con mayor frecuencia a uno de tipo molar o a un aborto espontáneo (17); mientras que, con menor frecuencia, puede ser el resultado de tumores no gestacionales y formar parte de tumores de células germinales de ovario poco diferenciados (18).El síntoma más frecuente del coriocarcinoma es una hemorragia uterina anormal, persistente e irregular, de forma escasa o abundante, pero antes de que la enfermedad sea sintomática, el diagnóstico puede establecerse según los niveles elevados de gonadotropina coriónica humana (β-hCG) en suero (19). Los síntomas relacionados con la metástasis pueden surgir, en primer lugar, antes del diagnóstico preciso de coriocarcinoma (18).Algunos de los síntomas que se han documentado relacionados con la metástasis son: derrame pleural prominente; insuficiencia respiratoria; embolia trofoblástica; sangrado o flujo vaginal purulento, donde esta hemorragia puede ser grave e incluso desencadenar un shock hemorrágico; aumento de que con metástasis hepáticas se corre el riesgo de hemorragia intraabdominal si los tumores se rompen y rara vez se asocia con síndrome nefrótico o virilización (12, 20 ).Este artículo tiene el objetivo de reportar un caso clínicamente relevante y que es infrecuente en ginecología y obstetricia, de un coriocarcinoma documentado de un embarazo ectópico con hemoperitoneo masivo y shock hipovolémico, y como antecedente obstétrico, la paciente presentó, tres meses antes, un óbito fetal manejado con cesárea.
Julián Yáñez-Hartmann1, Emily Gabriela Becerra-Leal2, Adriana del Pilar Becerra-Guerrero2, Edgar Andrés Ortiz-Jaimes2, Luz Patricia Cruz-Mojica3 1
1Ginecología oncológica, Clínica Medical Duarte, Cúcuta, Colombia.
2Estudiante de pregrado en Medicina, Departamento de Medicina, Universidad de Pamplona, Cúcuta, Colombia.
3Hospital Universitario Erasmo Meoz, Cúcuta, Colombia
Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:
https://www.revistacancercol.org/index.php/cancer/article/view/1023/983