Resiliencia en adultos mayores: Estudio de revisión

Resumen

El estudio de la resiliencia se ha enfocado principalmente en niños y adolescentes, poco se conoce acerca de cómo se presenta y que factores están involucrados en su desarrollo en otras etapas de la vida como la vejez, por ello, el objetivo de la presente investigación es documentar la presencia de la resiliencia en adultos mayores, así como la participación de factores de riesgo y protección, a través una revisión sistemática de 32 artículos científicos publicados entre los años 2000 y 2016 obtenidos de las bases de datos Academic Search Premier, Pubmed, Redalyc, Scielo y Science Direct. Se encontró que la resiliencia ayuda a los adultos mayores a superar factores de riesgo como soledad, depresión, enfermedad crónica o el duelo por la muerte de alguna persona significativa, siendo personas espirituales, optimistas, con actitud positiva, con esperanza y con sensación de autoeficacia, que buscan información y toman decisiones, que mantienen estilos de vida saludables y en la medida de lo posible un buen estado de salud. Así mismo, realizando una reestructuración cognitiva de los acontecimientos dolorosos, y que durante dichos acontecimientos se mantenga una buena relación familiar, así como otras redes de apoyo como amigos, compañeros de trabajo y grupos religiosos. Se concluye que la resiliencia también se presenta en los adultos mayores y que al igual que en otras etapas de la vida, ésta se desarrollará a través de la interacción entre factores de riesgo y protección.

INTRODUCCIÓN

La resiliencia es la capacidad que pueden desarrollar las personas resultado del proceso dinámico en el que interactúan factores de riesgo y de protección, desde individuales hasta socioculturales, posibilitando la superación del riesgo y/o evitando los efectos negativos del mismo de una manera constructiva, con lo cual se presentará la adaptación positiva (Fergus & Zimmerman, 2005; González Arratia, 2007; Luthar, Cicchetti & Becker, 2000; Olsson, Bond, Bums, VellaBrodrick & Sawyer, 2003). De acuerdo con Fergus et al. (2005) y Olsson et al. (2003) serán necesarios tanto factores de riesgo que atenten contra la persona como factores que la protejan para que aparezca la resiliencia. Los factores de riesgo son el conjunto de variables individuales, familiares y/o medioambientales, que al estar presentes incrementan la probabilidad de resultados negativos o problemas de adaptación positiva, como problemas emocionales, conductuales o de salud (Barcelata, 2015; Dekovic, 2005; Hein, 2004; Rutter, 2003). En este sentido, Aguirre (2004) señala como factores individuales a las alteraciones perinatales o en el transcurso del desarrollo, también considera problemas emocionales, inmadurez, baja autoestima y problemas escolares como bajo rendimiento o abandono de la escuela. Como factores familiares-sociales señaló a la enfermedad mental o el abuso de sustancias en la familia y conflictos familiares como divorcio, rechazo de los padres, abandono, maltrato y/o abuso infantil, así como a aquellos de carácter socioeconómico, particularmente la pobreza. Finalmente, dentro de los factores del medio considera la disponibilidad al alcohol, drogas, armas, condiciones de la comunidad como injusticia, pandillerismo y desempleo. Así mismo, se han identificado otros factores de riesgo como nivel socioeconómico (BrooksGunn & Duncan, 1997), número de sucesos vitales estresantes (Tiet et al., 1998), divorcio, enfermedad física o mental de alguno de los padres (Garmezy, 1993), maltrato infantil (Jaffe, Caspi, Moffitt, PoloTomas & Taylor, 2007), violencia intrafamiliar (Amar, Kotliarenko & Abello, 2003), catástrofes comunitarias o desastres naturales (Kotliarenco & Aceitón, 2006) y situaciones de riesgo acumulativo (Rutter, 1987). Por su parte, los factores protectores son condiciones que modifican, mejoran o alteran la respuesta de una persona a algún peligro que predispone a un resultado no adaptativo (Rutter, 1985). Werner y Smith (1982) y Garmezy (1990) señalan que son dos categorías de factores protectores los implicados en el desarrollo de la resiliencia, factores internos como temperamento, inteligencia, sentido del humor, empatía y locus de control y, factores externos como unión familiar, calidad de las relaciones intrafamiliares y estilos de crianza. Así mismo, se han señalado otros factores internos como asertividad, autoestima, autonomía, control de impulsos, creatividad, espiritualidad, flexibilidad, iniciativa, moralidad, motivación al logro, personalidad, ser buen amigo, sociabilidad, solución de problemas y toma de decisiones (González Arratia, 2011; Kotliarenco, Cáceres & Fontecilla, 1996; Manciaux, 2003; Suárez-Ojeda, 1997; Wolin & Wolin, 1993). Mientras que como factores externos se ha identificado que la presencia de padres competentes, la relación de calidad con algún cuidador primario, el apoyo social de la familia, el desarrollo de vínculos informales y la participación en instituciones formales como escuela o grupos religiosos, son las condiciones socioambientales que favorecen la resiliencia (Fonagy, Steele, Steele, Higgitt & Target, 1994; Mothner, 1995). Es importante mencionar, que la mayoría de las investigaciones en resiliencia se han enfocado en la población infantil y adolescente, por lo que tanto los factores de riesgo como de protección han sido identificados en dicha población, sin embargo, tomando en cuenta que la resiliencia es la capacidad que resulta de la combinación y/o interacción entre los atributos del individuo (internos) y su ambiente familiar, social y cultural (externos) que lo posibilitan para superar el riesgo y la adversidad de forma constructiva (González Arratia, 2007), se puede asumir que esta situación se presente en otras etapas de vida, como la vejez. Al respecto, Braudy (2008) señaló que el desarrollo de la resiliencia es posible para muchos adultos mayores, independientemente de los orígenes sociales y culturales o de deficiencias físicas y cognitivas. Por lo anterior, el objetivo de la presente investigación es documentar la presencia de la resiliencia en los adultos mayores, así como la participación de factores de riesgo y protección, a través de una revisión sistematizada de estudios científicos.

Ricardo Díaz Castillo1, Sergio González-Escobar2, Norma Ivonne Gonzákez-Arratia López Fuentes3, María Montero-López Lena4

(1) Facultad de Enfermería, Universidad Autónoma del Estado de México.

(2) Centro Universitario UAEM Atlacomulco, Universidad Autónoma del Estado de México.

(3) Facultad de Ciencias de la Conducta, Universidad Autónoma del Estado de México.

(4) Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México.

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

http://46.29.49.21/~creanete/neu/articulos/articulo4.pdf