Resistencia a la insulina, hepatopatía grasa y su asociación con las proteínas acarreadoras de IGF

RESUMEN

La enfermedad por hígado graso no alcohólico (EHGNA) es la hepatopatía más frecuente en el mundo. En México se estima que hasta el 50% de la población general podría estar afectada. Las enfermedades metabólicas como diabetes tipo 2, dislipidemias y obesidad se reconocen como importantes factores de riesgo para esta enfermedad. La resistencia a la insulina resulta de particular interés y es uno de los principales mecanismos fisiopatológicos de EHGNA. A nivel hepático, la resistencia a la insulina se asocia con la falla en la inhibición de la gluconeogénesis e inhibición de la síntesis de glucógeno posprandial aunados a la lipogénesis de novo, contribuyendo al desarrollo de la patología. Por otra parte, las proteínas acarreadoras de factor de crecimiento similar a insulina (IGFBP) han mostrado su participación en funciones biológicas como el crecimiento y la regulación metabólica, así como en el desarrollo de EHGNA, ya sea mediante mecanismos directos dentro del hígado, o en sitios extrahepáticos incrementando la adiposidad visceral, la obesidad y la resistencia a la insulina. El presente trabajo revisa el papel fisiopatológico de la resistencia a la insulina, así como la participación de la familia de proteínas IGFBP en el desarrollo de EHGNA.

INTRODUCCIÓN

La enfermedad por hígado graso no alcohólico (EHGNA) se define como el trastorno metabólico caracterizado por la acumulación excesiva de lípidos en el parénquima hepático1. Tales lípidos pueden provenir tanto de la dieta como de la lipólisis del tejido adiposo o de la lipogénesis de novo en el hígado. El diagnóstico de EHGNA se realiza descartando ciertos factores de riesgo de esteatosis como el consumo significativo de alcohol, la exposición a fármacos u otros hepatotóxicos1. La EHGNA se reconoce como la manifestación hepática del síndrome metabólico2, de tal manera que las personas con un estilo de vida sedentario, obesidad, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia e hiperglucemia en ayuno entre otros, están en alto riesgo de desarrollar la enfermedad3. En este sentido, resulta de especial interés la resistencia hepática a la insulina, cuya importancia explicaremos como la antesala de la enfermedad4.

La EHGNA es la hepatopatía más frecuente en el mundo5. Se calcula que su prevalencia en adultos oscila entre un 10 y 40% de la población general alrededor del mundo6. En nuestro país se estima una prevalencia del 14.4%, sin embargo, considerando la gran prevalencia de factores de riesgo presentes en la población mexicana, las proyecciones sugieren que incluso el 50% de la población general podría estar afectada1. Su elevada prevalencia proyecta a la EHGNA como la principal causa de trasplante hepático en un futuro próximo7.

La EHGNA comprende un espectro progresivo de estadios con diferente severidad y características particulares, desde la esteatosis simple, la esteatohepatitis, fibrosis, cirrosis e incluso hepatocarcinoma celular8 (Fig. 1). La esteatosis hepática se refiere a la acumulación anormal de lípidos en el hígado; esta fase no siempre progresa a la enfermedad hepática más severa9. Sin embargo, se clasifica tomando como un parámetro la cantidad de grasa infiltrada en el hígado. Algunos estudios de gabinete permiten su clasificación en S0 cuando el infiltrado graso es < 5%, es decir el sujeto no tiene esteatosis, S1 = 5-33%; S2 = 34-66% y S3 > 66%. Desde el punto de vista histológico, mediante la escala de actividad de EHGNA (NAS por sus siglas en inglés) se diagnostica como esteatosis simple con un puntaje máximo de 2, es decir tenga menos del 66% de grasa hepática y carezca de hepatocitos balonados e inflamación10.

Figura 1. Progresión de la enfermedad por hígado graso no alcohólico (EHGNA). Factores genéticos, ambientales y metabólicos favorecen la progresión de la EHGNA, desde la esteatosis a la esteatohepatitis, fibrosis, cirrosis e incluso hepatocarcinoma celular. Hasta ahora, los cambios en el estilo de vida son la mejor opción para revertir la enfermedad, incluso cuando ya hay fibrosis.

Carolina Guzmán1,2, Gabriel Mendoza-Domínguez1,3, Miriam G. Bautista-Ubaldo1,4

1Facultad de Medicina, UNAM;

2Unidad de Medicina Experimental, Laboratorio de Hígado, Páncreas y Motilidad, Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga;

3Facultad de Medicina, Plan de Estudios Combinados en Medicina, UNAM;

4Ciencias Biológicas, UNAM. Ciudad de México, México

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