Síndrome de piernas inquietas/Willis Ekbom desde la mirada del psiquiatra

El síndrome de piernas inquietas (SPI) es un trastorno neurológico sensitivo-motor primario, con una variedad clínica importante, caracterizado por una necesidad imperiosa de mover las piernas en situaciones de reposo, acompañada generalmente por una sensación desagradable en las piernas1.

Por años se consideró como una forma de neurastenia o histeria por su asociación a cuadros ansioso-depresivos. En 1944, el neurólogo Karl Ekbom lo denomina Restless Legs Syndrome. Hoy se conoce como síndrome o enfermedad de Willis-Ekbom, ya que el término restless no refleja la potencial severidad de los síntomas ni tampoco su presentación es exclusiva de las piernas, ya que en casos más graves puede afectar otras zonas, como abdomen, brazos, genitales o cara.

En 1995, el International Restless Legs Syndrome Study Group (IRLSSG) publicó los cuatro criterios diagnósticos esenciales2, los que fueron revisados en 20033. En 2014 se incluyó un quinto criterio para aumentar la validez diagnóstica4 (Tabla 1).

Tabla 1 Criterios diagnósticos del grupo internacional de estudio del síndrome de piernas inquietas (IRSLSSG) 

Criterios diagnósticos esenciales

1. Necesidad imperiosa de mover las piernas, usualmente acompañada o causada por una sensación displacentera, de dolor o malestar en las piernas

2. La urgencia de mover las piernas o la sensación displacentera comienzan o empeoran durante los períodos de descanso o inactividad, tales como estar acostado o sentado

3. La necesidad de mover las piernas o la sensación desagradable se alivian parcial o completamente con el movimiento, como caminar, flexionar o estirar las piernas, al menos mientras dura la actividad, aunque pueden reaparecer inmediatamente al cesar el movimiento

4. La urgencia de mover las piernas o la sensación desagradable empeoran en la tarde o noche

5. Los síntomas antes mencionados no son primarios de otras patologías o condiciones médicas

En 2013, el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition (DSM-5)5 lo incluyó como una entidad nosológica distinta de las disomnias, destacando varias diferencias importantes entre sus criterios diagnósticos y los del IRLSSG. Este último no incluye los requerimientos que exige el DSM-5 en cuanto a frecuencia de los síntomas (al menos 3 veces a la semana) y duración (al menos 3 meses). Además, el DSM-5 exige un rango más estrecho de síntomas relacionados con el cuadro (Tabla 2).

Tabla 2 Criterios diagnósticos DSM-5 para el síndrome de piernas inquietas 

A) Necesidad urgente de mover las piernas, acompañada generalmente o en respuesta a sensaciones incómodas y desagradables en las piernas, que se caracteriza por todas las circunstancias siguientes:

  1. La necesidad urgente de mover las piernas comienza o empeora durante los períodos de reposo o de inactividad,
  2. La necesidad urgente de mover las piernas se alivia parcial o totalmente con el movimiento,
  3. La necesidad urgente de mover las piernas es peor por la tarde o por la noche que durante el día, o se produce únicamente por la tarde o por la noche

B) Los síntomas del criterio A se producen al menos 3 veces por semana y han estado presentes durante un mínimo de 3 meses

C) Los síntomas del criterio A se acompañan de malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral, educativo, académico, comportamental u otras áreas importantes del funcionamiento

D) Los síntomas del criterio A no se pueden atribuir a otro trastorno mental o afección médica y no se explican mejor por un problema de comportamiento y;

E) Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una droga o un medicamento (ej. Acatisia)

Epidemiología

El SPI es uno de los trastornos del sueño más frecuentes, afectando entre 5 y 15% de la población general en los países europeos y Estados Unidos de Norteamérica, con una prevalencia que aumenta con la edad1,67, siendo menor en Asia, África y en países hispánicos7,8. Sin embargo, pese a la alta prevalencia, se considera una patología subdiagnosticada.

El REST es uno de los estudios epidemiológicos realizados (23.000 sujetos de 5 países europeos) y que reportó una prevalencia de 11,1% para cualquier grado de síntomas9. Un segundo estudio REST, con más de 15.000 personas, encontró síntomas de cualquier frecuencia en 7,2% de la población general10.

Las poblaciones nativas de Sudamérica tienen bajas prevalencias11, no así países sudamericanos como Argentina, con alta inmigración europea, en que se alcanzan cifras mayores (10,8%)12. En Chile es una enfermedad pobremente diagnosticada13, con una prevalencia de 13% en población general14.

El SPI ocurre dos veces más frecuente y de manera más precoz en mujeres (2-3 años antes)15,16. Aumenta su prevalencia en el embarazo, especialmente durante el séptimo y octavo mes, disminuyendo la severidad de los síntomas después del parto. El riesgo de aparición aumenta con el número de partos, lo que podría estar relacionado con deficiencias de hierro ocurridas con cada embarazo17.

La edad de aparición sigue una distribución bimodal, siendo más frecuente entre la tercera y cuarta década de vida16, está influida principalmente por la historia familiar de SPI y el género femenino18.

Patricia Rubí G.1  a

1Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, Facultad de Medicina, Universidad de Concepción. Concepción, Chile

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https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872018000901041&lng=es&nrm=iso&tlng=es