Toxicidad Renal Por Tenofovir: A Propósito De Un Caso

Resumen

El tenofovir es un medicamento antirretroviral inhibidor de la transcriptasa inversa, que cuenta con gran efectividad, lo que se traduce en un aumento en las cifras de uso para pacientes con VIH (Virus de inmunodeficiencia humana) [1]. Pero, a pesar de tener un historial de seguridad bastante amplio y de ser un medicamento relativamente seguro y libre de eventos adversos, se han descrito en la literatura casos de falla renal aguda y tubulopatías secundarias al uso de este antirretroviral (ARV); siendo de mayor riesgo si existe un antecedente de insuficiencia renal previa en los pacientes seropositivos o cuando se emplea concomitantemente con inhibidores de la protease [2]. Por ello, se describe el siguiente caso clínico de un paciente de sexo masculino de 27 años de edad con diagnóstico final de nefropatía secundaria a la ingesta de tenofovir y atazanavir, de forma concomitante.

Introducción

Desde su descubrimiento el VIH y así mismo la evolución clínica a SIDA (Síndrome de inmunodeficiencia humana) se ha convertido en la pandemia más grande y con mayores costos a nivel mundial, llegando a ser uno de los epítopes de la investigación mundial actual, y así mismo uno de los problemas más grandes de salud pública en el mundo, ya que ha afectado a una gran población en riesgo, con alrededor de 35 millones de muertes causadas por VIH desde el 5 de junio de 1981, cuando fue descrito por primera vez; contando según cifras del 2018 de la OMS, con 36.9 millones de personas conocedoras de su diagnóstico y otras 17.1 millones que no saben [3].

Sólo en Colombia 150.000 personas viven con VIH, de las cuales 64.000 conocen su diagnóstico, con una prevalencia del 0.9% en adultos entre los 15 y los 49 años [4,5], siendo mayor del 5% en poblaciones de riesgo, hombres que tiene sexo con hombres, trabajadoras sexuales, clientes de trabajadoras sexuales, transgéneros y personas usuarias de drogas inyectables, convirtiéndose en la tercera causa de muerte en el país, precedida únicamente por las muertes violentas; teniendo una relación hombre: mujer de 5 a 1, con aumento progresivo de la infección en el sexo femenino, y un número creciente en las amas de casa [6].

Siendo una enfermedad letal antes del descubrimiento de los antirretrovirales, y a pesar de los mismos, el VIH/SIDA sigue teniendo cifras altas de morbimortalidad asociada a dicha enfermedad, por el compromiso inmunológico secundario a la infección y así mismo por el contagio por múltiples enfermedades oportunistas, lo que conlleva a hospitalizaciones prolongadas, uso de medicamentos de alto costo y el desenlace esperado, la muerte [7-9].

Con la llegada de los antirretrovirales (ARV) se marcó un antes y un después en el comportamiento clínico y el desenlace de la enfermedad, aumentando la sobrevida de los pacientes, al igual que la calidad de vida de los mismos [10]. Con los primeros medicamentos inició una ola de eventos secundarios que ha venido en disminución, pero persistentes en menor grado, logrando como objetivo un mayor número de personas tratadas, con resultados positivos, disminución de carga viral y aumento del conteo de linfocitos T CD4+ [11]. Pero a su vez la persistencia de efectos secundarios, la infección en personas cada vez más jóvenes, la percepción de sanidad con el uso de los medicamentos, las características virológicas de VIH y la falta de conciencia respecto a la magnitud de la infección y la necesidad de adherencia al tratamiento, ha traído tasas cada vez mayores de resistencia antirretroviral, lo que ha hecho cada vez más difícil el tratamiento y así mismo el comportamiento incierto de la infección [12,13].

La nefropatía en el contexto de la infección por VIH y el tratamiento antirretroviral es un episodio que ha venido en aumento y que tiene un impacto importante sobre el tratamiento del paciente con VIH, ya que en la gran mayoría de los casos se debe suspender el manejo antirretroviral y hacer cambios que incluso podrían llevar a futuro a aumento en las tasas de resistencia a ARV [14,15].

La insuficiencia renal es relativamente frecuente en la historia de la enfermedad en el VIH, no obstante, la variabilidad en su prevalencia es de gran importancia, porque la misma varía según la zona geográfica, la edad, el sexo, las conductas de riesgo, factores sociales e incluso la etnia [15]. En poblaciones negras, la nefropatía asociada al VIH (HIVAN) se ha convertido en una causa habitual de insuficiencia renal aguda (IRA), enfermedad renal crónica (ERC) y nefropatía terminal con requerimientos de diálisis, convirtiéndose en un factor acelerador para la progresión a SIDA y con ello a la muerte de los pacientes [16].

La causa de la nefropatía en los pacientes seropositivos es muy diversa. Puede estar estrechamente relacionada con la propia enfermedad, como la HIVAN, las glomerulonefritis asociadas a inmunocomplejos o la microangiopatía trombótica; puede estar provocada por infecciones oportunistas o por el tratamiento de éstas, o puede estar provocada por el propio tratamiento ARV [17,18].

En los ensayos clínicos realizados con tenofovir y placebo, no se ha observado mayor toxicidad comparado con el mismo, pero en estudios fase IV (post- comercialización) se han evidenciado casos graves de insuficiencia renal, asociadas a disfunción tubular, similares incluso al Síndrome de Fanconi, que generalmente son autolimitadas y su tratamiento se basa simplemente en la retirada del fármaco [19].

Estudios farmacocinéticos realizados entre tenofovir y atazanavir indican, que este último medicamento origina un aumento del área bajo curva (AUC), Cmáx y Cmín de tenofovir, lo que podría originar un incremento en la nefrotoxicidad asociada a este fármaco [19].

A continuación, se presenta un caso de insuficiencia renal asociado al uso de tenofovir en combinación con atazanavir.

Javier Enrique Rodríguez Murgas1, Camilo Andrés Pimienta Redondo1, Mario Enrique Montoya Jaramillo2, Iván Ramiro Tenorio Barragán3, Felipe Herrera Ruiz4, Orlando Parra Castro5, Elkin Arrieta Mercado6 and Ana Arias Caseres7

1Residentes, Departamento de Medicina Interna. Universidad del Sinú, Cartagena, Bolívar. Colombia

2Médico Internista, jefe del Departamento De Medicina Interna. Universidad del Sinú, Cartagena, Bolívar, Colombia

3Médico internista, Infectólogo, Departamento de Medicina Interna, Universidad del Cartagena-Colombia

4Médico Internista, Intensivita, Departamento de Medicina Interna. Universidad del Sinú, Cartagena, Bolívar. Colombia

5Médico, Clínica Santa María, Sincelejo, Sucre, Colombia

6Médico, Clínica la Concepción, Sincelejo, Sucre, Colombia

7Médico, Clínica Blas de Lezo, Cartagena, Bolivar, Colombia

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