El riesgo general de muerte no aumenta con los trastornos premenstruales

Trastorno delirante y trastorno disfórico premenstrual con hiperprolactinemia inducida por antipsicóticos

El trastorno disfórico premenstrual (TDPM) es una afección psiquiátrica que afecta entre el 1, 8% y el 5, 8% de las mujeres en edad reproductiva que menstruan.

Este trastorno se caracteriza por la aparición cíclica de síntomas emocionales y físicos severos que surgen aproximadamente una semana antes del inicio de la menstruación y tienden a mejorar una vez que comienza el período menstrual. Los síntomas más comunes del TDPM incluyen cambios de humor pronunciados, irritabilidad, disminución del interés en las actividades cotidianas, fatiga persistente, así como alteraciones en el sueño y el apetito. 

La fisiopatología del TDPM está estrechamente vinculada a las fluctuaciones hormonales que ocurren durante el ciclo menstrual, particularmente a las alteraciones en los niveles de estrógeno y progesterona.

Durante las fases premenstrual y menstrual, los niveles de estas hormonas disminuyen considerablemente, lo que parece aumentar la vulnerabilidad a padecer síntomas psiquiátricos en algunas mujeres.

Este fenómeno, conocido como exacerbación premenstrual, se refiere al empeoramiento de trastornos mentales preexistentes, como la depresión, la ansiedad e incluso los trastornos psicóticos, durante la fase premenstrual del ciclo. La exacerbación de estos trastornos durante la fase premenstrual ha sido ampliamente documentada en la literatura científica, subrayando la importancia de las fluctuaciones hormonales en la modulación de la salud mental.

Además de las fluctuaciones hormonales en estrógeno y progesterona, estudios recientes han identificado que las mujeres con TDPM pueden presentar niveles elevados de prolactina sérica y una mayor sensibilidad a sus efectos. La prolactina, una hormona que normalmente regula diversas funciones corporales, incluida la producción de leche materna, puede estar desregulada en mujeres con TDPM, lo que sugiere que podría jugar un papel significativo en la patogenia del trastorno.

Esta desregulación hormonal amplía nuestra comprensión del TDPM y abre nuevas posibilidades para enfoques terapéuticos que podrían incluir la modulación de la prolactina como parte del tratamiento.

Un caso clínico reciente ilustra la complejidad del TDPM al describir a una paciente diagnosticada con el trastorno que desarrolló un trastorno delirante, con una marcada variabilidad en la gravedad de los síntomas que se correlacionaba claramente con su ciclo menstrual. Este caso subraya la importancia de considerar el impacto de las fluctuaciones hormonales en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos psiquiátricos en mujeres, especialmente en aquellas con TDPM.

En conclusión, el TDPM es un trastorno multifacético que implica una compleja interacción entre las fluctuaciones hormonales y la salud mental.

La identificación de factores como la desregulación de la prolactina y la exacerbación premenstrual en mujeres con TDPM es esencial para desarrollar estrategias de tratamiento más efectivas. Los profesionales de la salud deben adoptar un enfoque integral que considere tanto los aspectos endocrinos como psiquiátricos para mejorar la calidad de vida de las mujeres que padecen este trastorno debilitante.

Tanvi Mittal, y Nishanth Jalaja Haridas

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