Trastornos respiratorios relacionados con el sueño y su relación con rinitis alérgica. Monografia final – Curso de Especialista en Alergia e Inmunología Clínica
- netmd
- 14 de marzo de 2022
- Alergología e Inmunología Clínica
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RESUMEN
La rinitis se puede dividir en rinitis alérgica y no alérgica. Esta patología aumenta el riesgo de desarrollar apnea obstructiva del sueño (AOS) por dos mecanismos principales: 1) aumento de la resistencia de las vías respiratorias debido a una mayor resistencia nasal y 2) reducción del diámetro faríngeo durante la respiración bucal. También se ha demostrado que otros mediadores inflamatorios como la histamina, leucotrienos, IL-1β e IL-4, que se encuentran en niveles altos en la rinitis alérgica, empeoran la calidad del sueño en pacientes con AOS. El tratamiento de la rinitis alérgica, particularmente cuando se usan esteroides intranasales, mejora la AOS. Los antagonistas de los receptores de leucotrienos también se asociaron con resultados positivos en la AOS en pacientes adultos con rinitis alérgica concomitante, pero los datos actuales son limitados en el caso de los niños. La evidencia limitada que respalde la efectividad del descongestivo nasal tópico en el tratamiento con AOS y los posibles efectos secundarios asociados con su uso hace que no se recomiende para el tratamiento de rinitis alérgica con AOS.
CONTENIDO
- Resumen – Abstract
- Glosario
- Capítulo 1: Características y función del Sueño
- Capítulo 2: Introducción al Síndrome de Apneas-Hipopneas Obstructivas asociado al Sueño
- Capítulo 3: Características de la Rinitis Alérgica•
- Capítulo 4: La Relación entre la Rinitis Alérgica y el Síndrome de Apneas-Hipopneas asociado al Sueño
- Anexos: Consentimiento Informado y artículo relacionado
CAPÍTULO 1
CARACTERÍSTICAS Y FUNCIÓN DEL SUEÑO
Cuando a alguien se le pregunta qué es el sueño, es probable que nos responda, con gesto de obvio, que dormir es lo que ocurre entre buenas noches y buen día. Es algo inevitable, nos vuelve a todos los humanos iguales, no discrimina factores económicos, étnicos, de género, geográficos ni demográficos. Cuando llega la noche un cuarto de la población mundial se duerme y unas horas más tarde otro cuarto inicia este proceso. Durante muchos siglos se consideró que el sueño era una condición pasiva que se imponía al sistema nervioso como resultado del aislamiento del cerebro con respecto a los demás órganos1. En 1953 se descubre el sueño paradójico2 o sueño REM, que obliga a modificar completamente todas las teorías que existían sobre el sueño, ligándolo a la vigilia y constituyendo el ciclo sueño-vigilia. El sueño y la vigilia son dos estados de la actividad cerebral que se suceden siguiendo un ciclo biológico de alrededor de 24 horas. Para dar claridad en el asunto, durante la vigilia determinadas estructuras del cerebro están en plena actividad, predominando sobre otro tipo de estructuras neuronales que comandan el sueño. El concepto de un único sistema reticular activador responsable de la vigilia está superado3. Los sistemas aminérgicos (noradrenalina, dopamina, serotonina) y la histamina actúan en colaboración con los sistemas colinérgicos bulbares pónticos y del núcleo mediobasal para excitar el córtex, como también los sistemas talamocorticales, utilizando aminoácidos excitadores.
El sueño obraría como un sistema de regulación homeostático preparado durante la vigilia por el sistema serotoninérgico, actuando sobre la región preóptica. A partir de esta región desciende un sistema que por intermedio de neuronas gabaceptivas va a inhibir los sistemas de vigilia a nivel del hipotálamo posterior liberando un marcapasos talámico-gabaérgico responsable de los husos de sueño y las ondas lentas corticales. En lo que concierne al sueño REM, son inhibidas por los sistemas aminérgicos que están situados a nivel pontobulbar.
Se han realizado experimentos sobre privación de sueño4 en los ejércitos de algunos países, pudiendo lograr en algunos soldados el dormir 4 a 6 horas por día; por debajo del mismo comienzan a aparecer trastornos cognitivos severos que se acentúan si la deprivación se hace a expensas del sueño REM. Estos experimentos dieron paso a la teoría de Horne de la existencia de dos tipos de sueño, el básico que comprendería sueño profundo y sueño REM con pequeñas proporciones de sueño superficial, y el sueño optativo compuesto fundamentalmente por sueño superficial y del que podríamos prescindir.
En el momento presente sabemos que el sueño parece ser necesario para la recuperación del organismo, pero aún no se sabe qué es lo que se restaura ni a través de qué mecanismos. Aunque no se puede separar las funciones del sueño REM con las del sueño no REM puesto que ambos están íntimamente relacionados y probablemente sus funciones sean complementarias, parece que el sueño REM tiene funciones específicas. Unas de las hipótesis más consistentes es que estaría implicado en la maduración cerebral, especialmente en las primeras etapas del desarrollo, de ahí que sea lógico que el recién nacido ocupe el 60% del total de su sueño. Este favorece el aprendizaje y la consolidación de la memoria, con el procesamiento de la información recién adquirida y almacenada, facilitando la formación y el mantenimiento de huellas mnésicas que se conoce como memoria a largo plazo. También parecería encargarse de favorecer la información relevante, efectuando una especie de reseteado de la información no útil o emocionalmente irrelevante.
Durante el sueño, la pérdida de control voluntario de los movimientos respiratorios y la ausencia de tono muscular durante el sueño REM, obliga a respirar únicamente con el diafragma y, unido a la disminución de las aferencias sensoriales, hace que se reduzca la ventilación del organismo. Existe una disminución fisiológica de un 13-15 % de la ventilación durante el sueño no REM comparado con la vigilia.
Se ha afirmado5 que una de las funciones atribuidas al sueño REM sería la de procesar la información recogida durante la vigilia que es necesaria para la supervivencia de cada especie. Así en los animales las conductas de búsqueda de alimento, depredación o huida y otras típicas de cada especie se reprogramarían durante el sueño REM, en función de la experiencia, para elaborar un plan de conducta de adaptación. Es posible que la pérdida del tono muscular durante esta fase evitaría la representación del sueño (que nos movamos mientras soñamos) muy importantes en los animales para no denunciar su presencia y evitar que sean depredados. De hecho, en los humanos hay una enfermedad (el trastorno de conducta del sueño en fase REM) donde no se produce la pérdida del tono muscular en REM y estas personas escenifican los sueños creando conductas peligrosas para ellos mismos o su pareja (salir corriendo, agresiones, etc.). Por lo tanto, el sueño REM podría ser un estado que permite, durante el sueño (aislado el organismo del ambiente), procesar a fondo la información recibida durante la vigilia, evaluándola y almacenando la más significativa. Por extensión, los ensueños en el ser humano tendrían la función de reelaborar la información más significativa para el sujeto, en un proceso de memorización. Además permite la liberalización, sin prejuicios, de fuertes emociones que, de otro modo, irrumpirían en la vigilia con lo que tendría una función adicional en la de elaborar y reducir conflictos emocionales al tiempo que permitiría que se cumplieran deseos inconscientes. Este supuesto basado en la teoría psicoanalítica es sin embargo difícil de probar experimentalmente. Desde una perspectiva más actual, se ha sugerido que los ensueños son importantes para la actividad y salud mentales porque representa un medio para dar significado y continuidad a la experiencia vital del individuo.
En los períodos de transición entre vigilia y sueño como consecuencia de la fluctuación del nivel cortical y cambios de concentración de CO2 hace que la respiración se torne irregular con oscilaciones de amplitud que se van estabilizando a medida que el sueño se profundiza. El control de la respiración durante el sueño no REM se realiza por retroalimentación química, dependiendo fundamentalmente de los niveles de CO2. Durante el sueño REM, la respiración es dependiente de la activación cortical por lo que se hace más irregular, la atonía muscular ocasiona un incremento de la resistencia de la vía aérea superior llegando a ser el doble que en la vigilia, siendo este el motivo por el que aumente el número de apneas e hipopneas durante el sueño REM. El flujo sanguíneo cerebral es menor en el sueño no REM, y llega a disminuir hasta un 30% en sueño profundo en relación con la vigilia; pero, sin embargo, en sueño REM tónico muchas regiones encefálicas reciben un gran aporte, que llega a ser incluso hasta un 50% superior al de la vigilia.
El sistema nervioso autónomo7 también se comporta de manera diferente durante la vigilia y el sueño, la actividad del sistema simpático permanece al mismo nivel en vigilia y sueño no REM pero el sistema parasimpático aumenta, lo que lleva a un ligero predominio de las funciones parasimpáticas. Durante el sueño REM fásico aumenta la actividad de ambos sistemas y los desequilibrios transitorios que se producen resultan a predominio del simpático. Durante el sueño no REM hay una marcada miosis, reducción de la transpiración y en REM un aumento del flujo, metabolismo y temperatura del cerebro, mientras que la regulación de la temperatura corporal es deficiente. En ancianos con demencia se ha podido demostrar la relación de la desorganización del ritmo vigilia-sueño junto con una desorganización del ritmo de la temperatura corporal. En bebés prematuros la desorganización de la temperatura corporal durante el sueño REM es frecuente en relación al tiempo total de sueño REM, llegando a alcanzar el 50% del sueño en un recién nacido, y la ausencia de termorregulación de este tipo de sueño hace sugestiva la teoría de su implicación en la muerte súbita del lactante.