Trombosis asociada al cáncer (CAT): cambio de paradigma, una revisión de la literatura
- netmd
- 2 de enero de 2023
- Oncología Médica
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Resumen
La trombosis asociada al cáncer es una de las principales causas de morbimortalidad en los pacientes oncológicos; tiene una incidencia de 13.9 por 1000 personas año, representando la segunda causa de mortalidad en este grupo de pacientes. Debido a los avances en la compresión de la fisiopatología del cáncer y la evidencia cada vez más fuerte a favor de los nuevos anticoagulantes orales de acción directa frente a otros anticoagulantes, se ha desarrollado un cambio en el paradigma de manejo de los pacientes con esta condición, que a la larga se refleja en una mejor adherencia y disminución de los costos del tratamiento, así como una mejoría en la calidad de vida. A pesar de esto, debido a la complejidad del paciente oncológico, es una buena práctica individualizar a cada paciente ofreciéndole el manejo que mejor se ajuste a sus necesidades.
Introducción
Los eventos tromboembólicos venosos (ETE) son una de las principales causas de morbimortalidad en los pacientes con cáncer. Se estima que los pacientes con cáncer presentan un riesgo entre cuatro y siete veces mayor de presentar un primer ETE, tres veces más riesgo de presentar ETE recurrentes, hasta dos veces más riesgo de presentar sangrado asociado a la anticoagulación y diez veces más riesgo de muerte asociada a los ETE, comparados con los pacientes sin cáncer (1). Esto no es únicamente una problemática local: en Estados Unidos se ha evidenciado la presencia de trombosis asociada a cancer (CAT) hasta en el 1.6% de los pacientes con cáncer (2), llegando a una incidencia acumulada a los dos años de hasta 3.1% en algunas patologías neoplásicas (3). Grandes estudios asiáticos evidencian que el riesgo en los pacientes con cáncer de presentar VTE fue hasta 10 veces mayor que en la población general (185 vs 15.9 casos por 100.000 personas año, respectivamente) (4). En cuanto a Latinoamérica, un estudio que incluyó un total de 253 pacientes evidenció que los tipos de cáncer más frecuentemente asociados a enfermedad tromboembólica venosa (ETV) en nuestro territorio son próstata, pulmón, cuello uterino, útero, estómago y ovario, siendo la trombosis venosa profunda (TVP) el evento más frecuente con un 53,7% de los casos, seguido del tromboembolismo pulmonar (TEP) con un 18,1%. Se evidenció también una incidencia de retrombosis, que alcanzó 6,7 eventos/100 años paciente y una mortalidad asociada a VTE del 20.9% (5). Es así como vemos que la CAT es una de las principales comorbilidades asociadas a la enfermedad, convirtiéndose en la segunda causa de muerte en pacientes oncológicos. La patología oncológica es compleja en su instauración, desarrollo y avance; con diversos mecanismos que afectan la hemostasia y en muchas ocasiones potencian la producción de trombina. La CAT puede presentarse como ETV o enfermedad tromboembólica arterial (ETA) (6-9).El componente genético, epigenético y de expresión, en el cual se encuentra involucrada la fisiopatología del cáncer y el reciente esclarecimiento de los componentes básicos de este mecanismo intrincado, han permitido establecer que la hemostasia, la trombosis y el cáncer están estrechamente relacionados y establecen una relación simbiótica. Se ha determinado que diversos componentes de la hemostasia incrementan la expresión de factores de transcripción que favorecen la quimiotaxis, propician las metástasis y ayudan al desarrollo de un nicho primario óptimo que permite la supervivencia de las células cancerosas (10). Las maquinarias moleculares de las células cancerosas propician la CAT, no solo por las características per se de las células sino por la capacidad de modelar su medio y las células con las cuales interaccionan. Tener cáncer es un factor de riesgo para trombosis, pero dentro de esta misma población, las tasas de presentación fluctúan debido al componente genético y a la expresión de características específicas de cada neoplasia. Como ejemplo de esto, tenemos los cánceres de pulmón, páncreas y gástrico, que dentro de los tumores sólidos, son los que mayor riesgo de ETV tienen comparados con otro tipo de tumores sólidos. En cuanto a los cánceres hematológicos, los Linfomas No Hodgkin se caracterizan por un riesgo aumentado de trombosis tanto venosa como arterial y esto se debe en gran parte a un incremento de la agregabilidad plaquetaria. El estado protrombótico no solo lo genera el cáncer sino las terapias de soporte y tratamiento que se deben implementar en estos pacientes, como los puertos de acceso venoso totalmente implantables (TIVAP) o los catéteres venosos centrales, que son necesarios para el tratamiento pero que por lesión endotelial pueden desencadenar eventos trombóticos. La trombosis en el paciente oncológico se debe en parte a la activación y agregación plaquetaria inducida por células tumorales, activación aberrante del modelo celular de la coagulación o a defectos en la fibrinólisis por influencia del cáncer (11,12). Las CAT pueden ocurrir en cualquier territorio vascular, tal como se evidenció en el registro GARFIELD-VTE. La trombosis venosa profunda de las extremidades superiores (TVPES) es menos común que la de extremidades inferiores (TVPEI), pero la tasa de mortalidad es mayor en la TVPES. En general, un episodio de trombosis es de mal pronóstico, dado que se correlaciona con la carga y extensión del tumor y esto se ve reflejado en las tasas de morbimortalidad (13).El avance en el tratamiento del cáncer ha permitido aumentar la supervivencia de los pacientes que lo padecen y esto ha llevado a un incremento de la incidencia de CAT (7). Al tratar este evento no solo se debe tener en cuenta la condición clínica actual, sino la tasa de recurrencia y los efectos adversos relacionados con el tratamiento, como lo es el riesgo de sangrado mayor. Dependiendo de la terapia antineoplásica empleada, existen varios mecanismos que propician el estado trombótico. En el caso de lesión endotelial, esta es secundaria al uso de inhibidores del VEGF (factor de crecimiento vascular endotelial por sus siglas en ingles), fluoropirimidinas, inhibidores de tirosina quinasa, platinos, inhibidores de proteosoma y radioterapia, aunque no es el único mecanismo, dado que también afectan la activación plaquetaria, secreción de citoquinas inflamatorias y generan vasoespasmo, entre otros. Hasta hace poco, las heparinas de bajo peso molecular (HBPM) contaban con la mejor evidencia en el tratamiento de CAT, pero esto se ha revaluado gracias a los resultados de estudios recientes que evidencian la no inferioridad, e incluso superioridad, de algunos anticoagulantes orales (DOACS) frente a las HBPM (6-8,11,12).
Kenny Mauricio Gálvez Cardenas
Medicina interna y Hematología, Hospital Pablo Tobón Uribe, Medellín, Colombia
Daniel Vesga Martín
Medicina Interna, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia
Alexandra Valencia Pérez
Universidad Javeriana, Cali, Colombia
Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:
https://www.revistacancercol.org/index.php/cancer/article/view/766/720